DIEZ

21 13 14
                                    


Me encuentro en una habitación rodeada de artífices y nunca me sentí tan sola en tanto tiempo. Acostumbrarse a un hogar, a determinadas personas, al olor de la tierra mojada, a la familia. Uno no se da cuenta de aquello que tiene hasta que de un momento a otro ya no está. Se esfuma.
Mi Reynn...se debe sentir exactamente como yo en estos momentos. Weylin y Wratt deben estar caminando por las paredes esperando no ver la noticia de que me capturaron y mi cuerpo se lo están comiendo los pájaros. Pensar en Lion me duele pero los dejé atrás con la esperanza de traer a mi hermana de vuelta y poder recuperar nuestra vida ordinaria de siempre, ¿seré muy ilusa o solo estoy cegada por la ilusión?

La habitación con paredes color gris mate está repleta de demasiadas literas de dos pisos que se expanden a lo largo de ella. Hombres y mujeres no paraban de mirarme como si fuera el nuevo juguete, como si supieran lo que se esconde en el parche de mi brazo. Lo que escondo más dentro de mí. Mi sangre
Todos están vestidos con un uniforme color gris oscuro (que combina con las paredes) con un escudo real en la manga,ese mismo que tengo en el brazo. Es un overol ajustado al cuerpo y gracias a dios tiene mangas largas.
Un señor bastante grande me condujo hacia acá y se fue sin decir nada. Tuve que cambiarme delante de todos y ponerme este estúpido uniforme al mismo tiempo en que intentaba no sacarle la mirada de encima a cada uno de los que se encuentran conmigo en la habitación.

Por primera vez en mucho tiempo me siento perdida, no sé qué hacer o donde dirigirme. Pude analizar el lugar y grabar ciertos detalles en mi mente pero cuesta mucho desacostumbrarse a un lugar donde ya conocías hasta los rincones más oscuros.
Tengo que buscar a mi hermana pero los pasillos están bastante vigilados. Los baños están por fuera de la habitación y una de las ventanas da hacia otro cuarto que está vacío la mayoría del tiempo. No parece haber nada importante en él. Estoy en el tercer piso. Al subir por las escaleras no veía más que otras habitaciones con gente de esta ciudad o de otra que vino a entrenar. Así que en ellos no hay nada importante. Este tiene el comedor en el mismo piso así se aseguran de la única forma en la que necesitemos algo sea en el mismo piso o bajando.

Algo se esconde en los siguientes niveles.
Ahí es donde me voy a dirigir en la noche. En algún momento tiene que haber cambio de guardia. Me voy a quedar esperando ese momento.
Ya está oscureciendo y al parecer todos se preparan para ir a cenar.
No emití palabras con nadie. Ellos tampoco lo hicieron conmigo. Y eso no me importa, hace que las cosas sean más fáciles.

Solo una chica de cabello rubio ceniza se acercó a darme la bienvenida y me dijo que le gustaba el color de mi pelo. Le devolví el gesto con la cabeza sin emitir ninguna palabra. Sentí que todo eso había sido muy forzado o planeado para ser un saludo sincero. La mayoría de mi corta vida me acostumbre a estar en soledad y eso no es algo que quiera cambiar. Uno se acostumbra a ella, o más bien, se hace amiga.

Todos empezaron a salir de la habitación y me apresuré a seguirlos. Caminamos por un largo pasillo reluciente con piso de mármol y paredes blancas, en ellas hay franjas negras con más escudos reales. Tuve que contenerme para no arrancar uno de la pared. Continuamos por él hasta que pasamos debajo de una puerta en forma de arco que da lugar a un gran comedor con mesas que se expanden a lo largo. Por lo que parece se dividen en dos sectores. Los que entrenan siendo sangre negra y los que entrenamos siendo de...otra especie.

Normal.

Agarré la bandeja que ya me estaba esperando con mi comida y me apresuré a sentarme en una de las esquinas de la mesa tratando de pasar desapercibida como siempre.
No puedo creer lo que estoy viendo. Tengo que contener mis ganas de largar un quejido. Mi plato está lleno. Lleno.
Tiene variedades de comidas que pueden comer tres personas de él.

Tres...

En estos momentos podría estar repartiendo esto en mi hogar y sería como un regalo del cielo. Me agradecerían por días por haberles dado un poco más de lo que están acostumbrados. Desperdician tanta comida y a nosotros no nos dan nada.
No puedo darme este lujo.

Una Ciudad De Polvo y Huesos [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora