SIETE

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Cuando estaba en el centro de desarrollo nos hablaban de los bendecidos. Aquellos que habían obtenido el mayor regalo que se puede tener, sangre dorada. Nos hablaban de que nadie nacía con ese tipo de don porque la tierra estaba infectada, la tierra no quería que alguien tan especial caminará libremente por sus caminos. Por eso los reyes son tan importantes, sus estúpidos hijos también. Porque habían obtenido el permiso de la tierra para ser los que comandaran nuestras vidas estos años. Los destinados a guiar al pueblo. A veces me pregunto si de tanto repetir sus cuentos se los terminaron creyendo.

Yo no soy especial, ellos tampoco. La tierra no acepto a nadie, creo que si es por ella nos quiere muertos a todos. Le da igual quien mande, le da igual el tipo de sangre.

Lo supe unos años después de llegar a la ciudad. Estaba sola en mi habitación y había roto un vaso en mil pedazos contra la pared haciendo que uno de esos vidrios saltase a mi rostro y me generara un pequeño corte en mi mejilla. No lo sabe nadie. Nunca se lo dije a nadie. Salvo una persona, él sí que lo sabe.
Por eso me busca por cielo y tierra, quiere matarme para que no ponga en juego todo el maldito sistema de este lugar. No soy una rebelde cualquiera, porque de ser así no me darían tanta importancia.

Fue en mi primer expedición, le di la dosis equivocada de droga a un guardia y se despertó antes de tiempo, atacando por sorpresa y cortando mi mano. Él estaba ahí y lo vio todo, de todas formas pude escapar. Ese fue el principio de una cacería inminente.

La razón de mi secreto es que no quiero que me miren como algo distinto. Como algo que no pasó nunca. Nadie había nacido con sangre dorada más que los reyes y sus gemelos. Yo no quiero ser el nuevo juguete de esas mierdas.
Todos somos iguales. No quiero que me vean a mí de otra forma. La ciudad de polvo y huesos es mi hogar y eso no va a cambiar de ninguna forma. No quiero que me separen de mi familia por creer que soy más importante que ellas y que no merezco estar a su lado.
Por eso ellos no dicen nada, me hacen pasar como una rebelde cualquiera cuando la verdad soy una gran bomba a punto de estallarles en la cara. No voy a dejar que eso pase.

La lluvia cae torrencialmente a mi alrededor mientras corro rápidamente hacia mi hogar, no me detengo para ver si me siguen ni cuando me tropiezo con varias ramas. Necesito llegar rápido, necesito advertirles de que ya no tenemos tiempo, de que tenemos que atacar para rescatar a mi familia.

Luego de perder la noción del tiempo y sin poder respirar empecé a descubrir la escotilla secreta y me adentré rápidamente. Al entrar a mi hogar todo estaba en calma, todos estaban durmiendo. Corrí rápidamente a la habitacion de Weylin, golpee fuertemente su puerta pero al ver que no me abría, lo hice yo misma y me
sorprendí al ver que no estaba en ella. Corrí nuevamente a la sala secreta para nuestras reuniones y al llegar se me fue el alma a los pies.
Ahí estaban, Wratt y Reynn sentados al costado de la mesa de metal con varios integrantes del grupo. Todos se sorprendieron al verme.

-Por dios, V...- me dijo Wratt al mismo momento en el que mis piernas se aflojaron y casi caí al suelo de no ser por sus brazos- Pensé...pensé...¡Mierda!

-¿Estás bien?- dije tomándolo de la cara mientras lo inspeccionaba rápidamente, al darme cuenta de que tiene un ojo morado y un corte en el labio ahogue una exhalación- Reynn...-Me aparté de su lado y corrí hacia mi hermana para encontrarla en el mismo estado - Pensé que les había pasado algo, el lugar...estaba en llamas cuando llegué,yo...- empecé a caminar de un lado hacia el otro.

-¿Dónde estabas?- la voz de weylin acallo las nuestras e hizo que frenara mis pasos- Hiciste tu propio plan y no me lo dijiste, te fuiste sola a merodear por ahí- empezó a alzar la voz- los atacaron, están vivos de milagro y vos no estabas.

-Weylin...- lo calmó Wratt- Eso no importa, nadie sabía lo que iba a pasar. Fue el mejor plan que pudimos organizar en poco tiempo y mejor que ella no estaba ahí,lo sabes - le dedicó una mirada rápida.

Una Ciudad De Polvo y Huesos [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora