Capítulo 9...

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—Sí. —Giro hacia él—. Es mi nuevo chófer —le informo—. Edward, ella es Clara, mi amiga y socia. —La señalo—. Él es Edward, el que crees ángel. —Lo presento a mi amiga y esta sonríe más por mi comentario.

—Un placer, señora Clara. —Extiende su mano hacia ella.

—¡Oh, por favor! Al parecer, nos veremos muy seguido, llámame Clara. —Mira de mí a él sin borrar su sonrisa.

—Un placer, Clara —musita, ella asiente satisfecha.

—Dime una cosa, Edward, ¿tienes novia? —inquiere, le lanzo una mirada de advertencia, pero la ignora.

—Nos tenemos que ir. —Me adelanto queriendo evitar el interrogatorio de mi amiga. No obstante, una parte de mí desea conocer la respuesta de la indiscreta pregunta hecha por ella, pero me niego a caer en su juego.

Camino hasta la puerta de salida y al sentir que nadie me sigue, detengo mis pasos y giro sobre mí.

—No seas mal educada, Tereza, deja que el chico responda. —Su desafío en la voz es evidente—. Entonces, ¿tienes novia? —insiste.

—No. —Sin entender la razón, siento cierto alivio al conocer la respuesta. La curiosidad por saber más de él comienza a invadir mi mente.

¿Cómo es posible que un chico tan guapo como tú no tenga novia? Déjame dudar de ti. —Olvidaba lo descarada que podría resultar Clara a veces. Lo conoce hace cinco minutos y le habla como si llevaran años de amistad.

—No tendría por qué mentirle, señora Clara —afirma.

—¿Qué te dije?—regaña.

—Disculpe. Clara.

—Te creeré, acá entre dos... —Se le acerca como para susurrarle algo al oído. Sin embargo, se asegura que yo pueda oírle—. Si no estuviera casada, no te dejaría escapar. —Dirige su mirada hasta a mí—. Lo bueno es que mi amiga no lo está. —Me señala con una sonrisa.

Edward ríe un poco avergonzado.

Me halagas, Clara, pero no me creo digno de una mujer como usted o su amiga. Ustedes superan todas las expectativas de cualquier hombre, su esposo ha de estar muy orgullo de saberse con una mujer tan hermosa e inteligente.

—¡Sí que eres un príncipe! —gorjea. La aceptación que Edward comienza a recibir por parte de Clara me asusta, sé que no descansará hasta cumplir su objetivo y su único objetivo por el momento es conseguirme un amante, y por cómo brillan sus ojos, sé lo que pasa por su mente—. No hay hombres que den este tipo de piropos en este siglo, creo que se extinguieron con los dinosaurios. ¿Dónde has estado escondido todo este tiempo?

Él vuelve a reír ante sus palabras.

—Mujeres como usted me inspiran —responde de manera natural.

—Sí que eres un romántico. —Contempla hacia donde me encuentro como si de pronto se acordará de mí—. Nos veremos mañana, Edward, creo que tu nueva jefa está a punto de asesinarme. —Él me escruta y su rostro se vuelve serio al momento.

—Hasta mañana —se despide.

Clara pasa junto a mí, se detiene antes de cruzar el umbral de la puerta.

—Es perfecto —cuchichea.

Eso es lo que temía.

Volver a amar "Segundas Oportunidades 1"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora