Dos semanas han pasado desde que me acosté con Edward, al principio estaba segura de haber cometido un error, sin embargo, Clara me hizo ver la situación desde una perspectiva diferente.
Hice caso a su consejo, me dediqué a disfrutar lo que Edward me ofrecía, más bien, lo que ambos nos ofrecíamos.
Él, por supuesto, aprovechaba cualquier instante para acorralarme y robarme uno que otro beso, yo también aprovechaba la situación para rozarlo, acariciarle, provocándolo.
Todo marchaba de maravilla.
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Termino de desayunar apresurada para marcharme hacía la oficina.
Cuando me dispongo salir la voz de Bertha hace que me detenga.
—-Llamaron del colegio de la señorita Ross-—Dice.
Veo de reojo a Edward, y este se encuentra con el ceño fruncido.
—¿Sucedió algo?—-Pregunto al ver la preocupación en el rostro de Bertha.
—Si...—Su mirada va de mi hasta Edward—...llamaron porque la señorita golpeó a otra alumna.—-Dice haciendo que me preocupe yo también.
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—No es necesario que vengas conmigo, yo puedo resolverlo solo—Dice Edward mientras nos dirigimos al colegio donde estudia Ross.
—Se que puedes hacerlo, pero es mi responsabilidad. Te recuerdo que fui yo la que insistí en inscribirla en ese colegio, además la directora cree que soy su tutora legar y a la única que le dará información es a mí.
—Lo lamento—Se disculpa.
—¿Por qué?.—Pregunto
—Tienes cosas más importantes que hacer, esto solo te retrasa—-Habla con voz cargada de culpa.
—Es cierto, pero también esto es importante, no te preocupes, todo saldrá bien—Coloco mi mano sobre su hombro derecho—-Clara se encargará de la empresa en lo que yo estoy fuera.
Al llegar al colegio todo se encuentra en completa calma con los alumnos en sus respectivas aulas.
—¡Buenos días!—Saludamos a la secretaria que se encuentra fuera de la oficina de la directora.
—! Buenos días! ¿En qué puedo ayudarlos?—Nos pregunta
—Hemos venidos a ver a la directora, se nos ha citado hoy
—Permítame su nombre— Levanta el teléfono dirigiéndolo hasta su oreja.
—Tereza Roberts
—La señora Tereza Robert se encuentra aquí—Dice. Unos segundos después cuelga.—¡Puede pasar!
—Gracias
Al entrar a la oficina lo primero que veo es a la directora con el ceño fruncido, lanzándole miradas asesinas a una Ross que se encuentra sentada al otro extremo con cara de pocos amigos. Decido entrar sola, y le pido a Edward que me esperé en el auto, primero porque soy la única responsable de Ross en lo concerniente a el colegio y segundo porque a Edward se le ve muy molesto y temo su reacción.
—¡Buenos días, señora Roberts!—-Saluda la directora al verme ingresar a la oficina.—Puede usted sentarse, por favor.
—Muchas gracias—Procedo a tomar asiento.
La reunión se extiende más de lo que imaginé, la situación no es muy favorecedora para la hermana de Edward, al parecer no es la primera falta que comete Ross, pero si la más grave y merece expulsión definitiva.
Logro que no la expulsen haciendo un sin número de promesas de que no volverá a ocurrir, además de un sustancioso cheque como donativo para el colegio. Solo estará suspendida por una semana.
Salgo de la oficina de tras de una muy enojada Ross.
—¿Qué es lo que pasa por tu mente para golpear a esa chica como lo hiciste?—Le reclama Edward cuando llegamos a su lado.
—¡Ella fue la que inició!—Se defiende cruzando sus brazos debajo de su pecho.
—Eso no te da derecho de actuar de esa manera ¿Es eso acaso lo que te hemos enseñado—Grita.
—¡Tu no entiende nada!
—¡Explícamelo entonces!.
—¡No lo soporto más! esta ciudad, este colegio, estos niños ricos que se creen que el mundo gira alrededor de ellos. ¡Me quiero ir de aquí!—Exclama con lágrimas en sus ojos.
—-¡Cuando vas a entender! Ya no eres una niña Ross, deja de actuar como tal—-Le grita llamando la atención de algunas persona que caminan cerca. Por suerte deciden ignorarnos y continuar su camino— Haciendo pataletas no conseguirás nada, no podemos irnos de aquí, aquí está nuestra vida ahora.
—-Podemos hacerlo, tu puedes intentar conseguir un empleo otra vez allá y yoo...yo también puedo trabajar.—Siento lástima por ella, es difícil acostumbrarse a una nueva vida, una vida que no pediste, sino que la situación te obligó a elegir, alejada de todo lo que conocías y querías hasta ese momento.
—Ya basta Ross—Grita.
—Pero...
—¡Basta dije!—Alza la voz y me estremezco, nunca imaginé verlo así de enojado—Ahora sube al auto.—Le ordena.
—No me callaré, y no voy a subir a ese estúpido auto. ¡Tú no eres mi padre! no tienes ningún derecho sobre mi—Respira con dificultad—- ¿por qué lo haces? ¿Es por ella?—me señala—¿No te quieres ir por ella?¿Crees que no me he dado cuenta que algo pasa entre ustedes?
—Entra al auto—Le repite ignorado lo dicho anteriormente, le veo respirar profundo como si de esa manera lograra tranquilizarse.
—¡No! Es que no lo ves ¿Crees que una señora como ella se fijará en alguien como tú? ¡No estás a su altura hermanito!—-Dice con burla—Y si por casualidad llegará a fijarse en ti solo servirías para una sola cosa—-Me mira y luego a él — Calentar su cama, es lo que hacen las mujeres como ella.—Por más cruel y doloroso que se escucha aquello, no deja de ser verdad, porque era eso justamente lo que yo estaba haciendo con Edward. Calentar mi cama.
Veo la mano de Edward alzarse e intento detenerlo al conocer sus intenciones, no obstante, el es más rápido. Su mano aterriza en la mejilla de Ross, quien ahora lo observa con los ojos muy abiertos e inundado de lágrimas.
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Volver a amar "Segundas Oportunidades 1"
ChickLitPrimera entrega de la bilogía "Segundas oportunidades" Una exitosa empresaria, se enfrenta al pasado cuando revive sentimientos que nunca pensó volver a tener. Tereza Roberts quedó viuda muy joven, haciéndose cargo desde entonces de una cadena de...