Capitulo 37...

2.3K 201 8
                                    


Narra Tereza...

—¡Tereza!—Se escucho detrás nuestro.

Giro apartándome de Edward y encontrándome con William y todos los demás observándonos con preocupación.

—¿Estás bien?—Pregunta al llegar a mi lado.

—Sí, lo mejor es que regresemos a la fiesta —Contesto, y avanzo hasta él, sin embargo, la mano de Edward atrapa la mía impidiéndome seguir.

Me observa diciéndome con la mirada que no me vaya con él.

Ahora me encuentro en medio de estos dos hombres sin saber qué hacer.

—Tereza—Interrumpe Clara—lo mejor es irnos a casa.—Esa es una de la razones por la cual amo tanto a mi amiga, ella siempre llega en el momento justo.—Es un poco tarde, y los niños no se duermen si no los meto yo a la cama—Sé que lo que dice no es verdad, pero nadie tiene porque saberlo.

—Tienes razón— Me libero del agarre de Edward y voy hacia ella.

—¿Si quieren las puedo llevar?—Se ofrece William, y escucho una especie de gruñido detrás de mí.

—Muchas gracias, William, pero Clara trajo su auto.—Hablo dándole a entender que nos iremos juntas—¡Que pasen buenas noche! hasta mañana—Me despido—Fue un placer volverla a verla señora Julia.

—El placer es mío, cariño—Sonríe un poco tensa, supongo que angustiada por el actuar de su nieto.

Me acerco a Ross para despedirme y  me abraza.

—¿Cristián es el chico del que me hablaste?—Le pregunto.

—Si—Me contesta y un leve rubor aparece en sus mejillas— Me ha invitado a salir—Casi salta de la emoción al decirlo.

—Eso quiere decir que nuestro plan funcionó. Es muy guapo, además parece ser un buen chico.—Le hago ver que tiene mi total apoyo.

—Lo es, pero tengo miedo de la reacción de mi hermano cuando se entere, dudo que le agrade la idea de que yo este saliendo con el hijo de su contrincante en la lucha por tu amor.

—No creo que se oponga, él sabrá entender, además no soy un trofeo para que nadie pelee por mí.

—Lo dices porque no viste las miradas asesinas que mi hermano le lanzaba al señor William cada vez que te tocaba, pensé que en cualquier momento se lanzaría encima de él y le caería a golpes.

—Exageras—Digo no muy convencida—Me voy, el día de tu cita me llamas y te ayudo a prepararte, si así lo quieres. Adiós—Me despido con beso en su mejilla.

—Un gusto conocerte Cristián, que pases buenas noche.

—El gusto es mío, espero volver a verla pronto.

—Por su puesto, cuando quieras puedes pasar por la empresa y no tomamos un café. —Respondo con amabilidad.

—Adiós Edward—Expreso sin recibir respuesta de regreso, ignoro completamente a Sofi

—¡Que noche, eh!—Exclama Clara de camino a casa.

—Y que lo digas—Sonrió con tristeza al pensar en todo lo ocurrido.

—¿Qué te dijo Edward cuando te saco de la fiesta?.—Pregunta.

—Que me ama, otra vez dijo que me ama—Suspiro.

—Tereza.

—Por favor no me digas nada, ya sé lo que vas a decirme, que soy joven, que merezco una nueva oportunidad, ¡Es la misma historia! Pero ya no quiero oírla, al menos esta noche no. Estoy muy cansada, lo único que deseo es dormir.

—Lamento el hecho de que no quieras escucharme, pero de todas formas lo vas hacer. Y no, no te voy a decir que te des otra oportunidad con Edward, no voy a obligarte a algo que tú no quieres, pero si en verdad no le amas, que lo dudo, déjalo ir, no lo atés más a ti, él es joven y merece a alguien que esté a su lado, que le ame, es un buen muchacho, y tiene un gran futuro por delante, sé que con el tiempo podrá olvidar lo que sucedió entre ustedes. No es sano para el ni para ti que ese amor que siente por ti vaya en aumento.

—Lo sé—Dos lágrimas bajan por mis mejillas, las palabras de Clara están siendo realmente duras.

—Lo ves, eso es lo que no quiero para ti—Dirige su vista  unos segundo hacia mí, y luego vuelve a centrarla en la carretera.—No quiero verte llorar, Eres mi hermana Tereza aunque no compartamos la misma sangre. Lo que en realidad creo es que estás confundida, creo que estas sintiendo cosas tan fuertes por Edward que te da miedo sentirlas.

—¿Ahora eres psicóloga?—Sonrió aún con lágrimas en mis ojos.

—No lo soy, pero te conozco como la palma de mi mano, y sé que piensa que si le das una oportunidad a Edward estaría traicionando a Marcos, más no es así. Darle una oportunidad a Edward es dejar descansar a Marcos en paz, el también fue mi amigo, no creo que le gustará que tu estés sufriendo por su causa. Él sería feliz, si tu eres feliz.—Concluye.

Llegamos a mi casa, dando por terminada la conversación.

—Piensa en lo que hablamos está noche—Dice Clara limpiando los resto de lágrimas de mi rostro con el dorso de su mano.

—Lo haré.

—Te amo nunca lo olvides, ¡Buenas noche!.

—Yo también te amo.

Llego a mi habitación, me desmaquillo y me coloco el pijama, me recuesto en mi cama dejándome abrazar por los brazos de Morfeo.

Volver a amar "Segundas Oportunidades 1"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora