—¿Qué piensas hacer?—Pregunta Clara, luego de contarle todo lo que Sofía me dijo.
Después de que Sofía saliera de mi oficina, y de pensar en todo lo que dijo, salí con Clara a almorzar, necesitaba desahogarme con alguien.
—Creo. Creo que ella tiene razón. Lo mejor para ambos será que me aleje.
—¡No puedes hacer eso! ¡No puedes darle el gusto a esa zorra!
Es tu felicidad, no puedes echarlo todo por la borda así como así.—¿Pero qué hago?—Pregunto dejando escapar un sollozo.
Clara se levanta de su asiento y lo acerca a donde yo estoy para luego envolverme con sus brazos. Por suerte estamos en la terraza del restaurante, Clara pidió que no aceptaran más personas aquí arriba durante el tiempo que nosotras permanezcamos allí, lo que lo convierte en un lugar intimo para conversar.
—Lo mejor que puedes hacer es contarle que lo sabes todo, y que sea él que decida.
—No puedo hacer eso.—Tengo mucho miedo, pero no quiero que mi amiga lo note.
—Tereza. Él es mayor de edad, tiene el derecho de elegir lo que desea. No puedes decidir por él—-Dice con un deje de tristeza en su voz.
—Lo sé. Sin embargo no lo hago sólo por él, también están Ross y Julia. No puedo ser tan egoísta. No puedo condenarla a un futuro tan poco prometedor.
—¿Y Por qué no le ofreces un puesto importante en la empresa que ayude a sacar a su familia hacia delante?—Pregunta como si esa fuera la solución al dilema.
—¿Crees que no lo pensé? Claro que lo hice, pero sé que no lo aceptará. Él es muy orgulloso y pensará que lo estoy manteniendo o que lo hago solo porque tiene una relación conmigo. Un día se lo insinué y se puso como loco, además no me lo imagino haciendo lo que nosotras hacemos. Lo de él son los autos, para ser más especifica el diseño de éstos. Es su sueño y tiene talento, tú lo comprobaste, tu viste sus diseños.
—Sí. En eso tienes razón, sus diseños me parecieron bonitos, pero fue Iván quién me dijo que esos diseños son de un profesional.
—¿Alguien dijo mi nombre?—-Aparece Iván, nos sonríe y toma asiento junto a nosotras.
—¿Qué haces aquí?—Pregunta Clara después de besar sus labios.
—Bueno... vine almorzar, y me informaron que mi dulce y bella esposa se encontraba en la terraza con su amiga, entonces me dije que quizás le haga falta un hombre guapo al lado, al parecer tenía razón—Termina.
Una sonrisa triste cursa mi cara al oírlo terminar de hablar, está no pasa desapercibida a sus ojos.
—Tereza ¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?—Pregunta mientras me observa fijamente.
—N.No.S.olo—-Trató de hablar pero las palabras no me salen.
—No es nada cariño. Es solo que no ha tenido un buen día—Le informa Clara.
—Lo siento, lamento haber interrumpido su conversación, será mejor que me vaya para que ustedes puedan seguir conversando.
Cuando se va a levantar de la silla, lo tomo de la mano deteniéndolo.
—Por favor quédate—Digo y un recuerdo llega a mi mente. Claro. Como no me di cuenta antes—-Tú lo sabia-—Digo mirándolo a los ojos.
—¿Saber qué?—Su ceño se frunce.
—Tereza. No creo...
—Claro que si—-La interrumpo—Él lo sabía-—Vuelvo a afirmar-—Él estaba ahí el día de la conferencia. Él estaba en la reunión con ellos.
—¿De qué estás hablando? —No entiendo.
—De la beca que le ofrecieron a Edward para irse Alemania y estudiar diseño automotriz dándole con esto la oportunidad del empleo de su vida.
—Ah. Eso—Dice de manera tranquila.
—¿Lo sabías?—Pregunta Clara—-¿Por qué no me dijiste nada?
—En primer lugar: Ese es un tema que no me correspondía a mí. Y segundo: Inmediatamente Lapo le hizo la oferta, él no la acepto. Lo que para mí fue una decisión estúpida, pero yo no podía hacer nada más—-Dice encogiéndose de hombros
—Ahora por tu culpa mi amiga está sufriendo, si me lo hubieras dicho a mí que soy tu esposa, esto no estuviera pasando—-Le recrimina Clara.
—¡Es que acaso no escuchaste lo que te dije, no era mi asunto! —-Exclama Iván.
—-Por favor no discutan—-Interrumpo al ver que mi amiga iba a volver a hacerlo—Nadie tiene la culpa. Este asunto tengo que resolverlo con Edward, con nadie más. Gracias por todo clara, me alegra que me hayas escuchado, sin embargo es hora de volver a la oficina.
—Sabes que siempre puedes contar conmigo-—Toma mis manos.
—Tereza, yo no sabía...
—No te preocupes Iván. Nadie te culpa.
—Tereza—Me llama Clara en un murmullo antes de emprender el camino hacia la entrada de la terraza.
—Sí.
—¿Qué vas hacer?—Pregunta.
—Lo mejor para los dos.—Ella me mira triste.
Sin más, salimos del restaurante rumbo a la empresa.
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Volver a amar "Segundas Oportunidades 1"
Romanzi rosa / ChickLitPrimera entrega de la bilogía "Segundas oportunidades" Una exitosa empresaria, se enfrenta al pasado cuando revive sentimientos que nunca pensó volver a tener. Tereza Roberts quedó viuda muy joven, haciéndose cargo desde entonces de una cadena de...