Capítulo 59...

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Luego de salir de mi aturdimiento, sigo mi camino hasta la oficina de Tereza.

Toco la puerta hasta que escucho un pase desde dentro.

Al entrar veo a Tereza sentada frente a su escritorio firmando unos papeles, le doy la vuelta al escritorio quedando a su lado, levanto su cabeza colocando mis dedos en su barbilla, sus ojos conectan con los míos y en mi pecho se instala un mal presentimiento.

Sacudo mi cabeza y me inclino para besarla, sin embargo, ella se gira haciendo chocar mis labios en sus mejillas.

La decepción se instala en mi pecho.

—¿Sigues enojada conmigo?—Le pregunto, pero ella me ignora volviendo a concentrarse en los papeles que están encima de su escritorio.

—Tereza, mi amor. No podemos seguir así, te pedí perdón, no debí de actuar así, te prometo no lo volveré hacer—Digo volviendo frente al escritorio sentándome en la silla cara a cara a ella.

No dice nada, levanta la mano entregándome una hoja.

Levanto mis cejas en señal de confusión.

—¿Qué es esto?—Pregunto.

—Tu carta de despido—Responde sin levantar la cabeza.

—¿¡Qué!?...Pero...

No logró hilar una frase correctamente, y es cuando ella me vuelve a entregar otra hoja.

—Esa es tu remuneración-—Dice—La empresa te agradece por tus servicios, si lo deseas mañana puedes ir a recursos humanos y ellos te darán una carta de recomendación por si decides buscar empleo en otra empresa—-Termina de decir.

Miró el último papel que me entrega y una suma desorbitante aparece frente a mis ojos.

—¿Por qué?—Es lo único que sale mi boca.

—Ya no te necesitamos—Responde con voz fría.

—¿Es esto una especie de broma? ¿Es que aún sigues enojada conmigo y hace esto por lastimarme?—Pregunto alzando un poco la voz.

—Le explique que no le necesitamos, sus servicios ya no son necesarios para nuestra empresa—-Habla de manera robotizada—Por lo tanto le pediré que se retiré.

¿En qué momento sucedió esto? ¿Por qué tanto formalismo? ¿Cuando pasé a volver a ser un empleado más? Su rostro está serio dándome a entender que todo lo que dice no es una falacia, que no es una broma como imagino, que estoy despierto y que esto no es un sueño.

Desconozco a ésta mujer, ella no es la mujer de la cual me enamoré, es una mujer fría, ningún sentimiento aflora en su rostro.

—¿Y nuestra relación?—Me atrevo a preguntar temiendo la respuesta—¿Qué pasará entre nosotros?

—Nada—Dice y en mi garganta comienza a formarse un nudo—Tú volverás a tu vida, yo a la mía. Fin de la historia.

—Pero... Yo te amo. Tú me amas ¿No nos puedes hacer esto?—Digo con el corazón latiendo a mil por hora. Un estremecimiento recorre todo mi cuerpo, y un miedo que hace años no sentía crece en mi pecho.

—Amor—Dice, una risa sarcástica brota de sus labios—Tú no me amas y yo no te amo, ambos sabíamos lo que esta relación significaba ¡No nos engañemos! tú necesitabas una mujer rica que te ayude en tu situación económica y yo un hombre joven que caliente mi cama. Eso es todo, pero yo me cansé.

—¡Eso no es verdad!—Grito estrellando mis manos en su escritorio—-¡Yo te amo! Nunca he estado contigo por tu dinero.

—No nos engañemos más. Aún eres joven puede conseguir a otra mujer rica que te ayude, hay muchas mujeres que pagarían lo que fuera por tenerte en su cama ¡Hay está Sofía! No es rica, pero te aseguro que le encantaría estar contigo.

-—¿Es eso? ¿Estás celosa?

—¡Por favor! No me hagas reír, nunca podría sentir celos de alguien tan inferior a mi-—Dice—-Ahora te voy a volver a pedir que salgas de aquí o me veré en la necesidad de llamar a seguridad.

—Me voy, pero antes quiero que lo vuelvas a repetir.

—-¿¡Que!?—-Pregunta y la confusión reina en su rostro.

—Quiero que repitas que no me amas, pero ahora dilo mirándome a la cara.

Levanta su cabeza lentamente fijando sus ojos en mí.

—-No te amo. Nunca te amé—Dice sin dudar, siento miles de dagas atravesando mi pecho.

Cuando logró procesar la información, sin soportarlo más me dirijo hacia la puerta para salir de aquí, pero mi marcha sé ve interrumpida cuando la puerta se abre dándole paso a otra persona.

—Tereza estoy aquí—Habla William sin percatase de mi presencia.

—William amor, que bueno que llegaste—La veo salir detrás de su escritorio dirigiéndose hacia él, y besando sus labios.

—-¿Cómo pude ser tan tonto? ¡Es que son tal para cual! Espero sean felices—-Digo para luego salir lo más rápido posible de ese lugar dejando a una Tereza con la cabeza gacha, y a un William confundido, lo que provoca que surjan ciertas dudas en mi, pero que decido ignorar.

Al llegar a la planta baja me encuentro con Clara en la recepción mirándome con tristeza, y es cuando recuerdo lo que me dijo antes de entrar a ver a Tereza. Ahora todo cobra sentido para mí.

Ella también debió de reírse de mí ¡Que tonto fui al enamorarme de una mujer que siempre me vio como un pedazo de carne con el cual sastifacerse!

Volver a amar "Segundas Oportunidades 1"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora