Capítulo 46...

2K 161 5
                                    

Una semana pasó desde la conferencia. La felicidad que siento junto a Edward no puedo compararla con nada.

Me siento la mujer más afortunada del mundo.

Recuerdo que al llegar a casa después de la conferencia, me llevé un gran susto.

Flashback.

—Dímelo otra vez-—Dice Edward quién está detrás de mí con sus manos entrelazadas en mi cintura mientras reparte besos en el hueco de mi cuello.

—¿Cuántas veces te lo he dicho hoy?—Le pregunto.

—Mmmm—-Coloca el dedo índice en su mandíbula en una pose de estar pensándolo —Es verdad que han sido varias, pero nunca me cansaré de escuchártelo decir.

—Te amo, te amo, te amo—Le repito a lo que él sonríe volviendo a besar mi cuello.

—Yo también te amo, no te puedes imaginar cuanto.

Me giro hacia él atrapando sus labios con los míos en un beso suave, sin prisa, disfrutando el uno al otro.

—Yo también los amo chicos—Escucho una voz muy familiar a mi espalda quién nos hace terminar el beso y separnos con prisa—quedo petrificada en el lugar sin valor a girarme, con temor de ver la decepción en el rostro de Bertha.

Bertha para mí es como una madre, creo que ya sé lo  mencioné, por lo tanto su opinión es muy importante.

—¿Quieren que le prepare café?—Vuelve a hablar, y aún yo no reúno el valor suficiente.

Miro el rostro Edward en un intento de que me ayude a salir de esta, pero él...él ésta ¿Sonriendo? ¿Acaso no ve lo avergonzada que me encuentro en estos momentos?

Al ver que no voy a tener ninguna ayuda por su parte. Giro para enfrentarme a Bertha. Digo, en algún momento esto tiene que acontecer, si quiero tener una relación formar junto a Edward, tarde o temprano tendríamos que contárselo a nuestras familia, que en mi caso la componen Clara, Iván, Josh y Kevin, y por supuesto Bertha.

Inhalo y exhalo profundamente antes de girarme.

—Bertha, yoo...—Hablo y mi voz es entrecortada, como si he corrido un maratón.

—No tienes que decir nada mi niña—Me interrumpe—Me alegro de que por fin decidieras darte otra oportunidad.

—Enn..ton..ces, entonces sabes que Edward y...

—...Si lo sé, hay que ser ciego para no darse cuenta de como se miran cuando creen que nadie lo hace. No obstante, ya les hice mis advertencias a Edward—Termina con una sonrisa mirándolo.

Me giro hacía a él en busca de una respuesta.

—Me amenazo con dejarme estéril si te hago daño—-Se encoge de hombros.

Sonrió ante eso último, llego hasta donde se encuentra Bertha y la abrazo.

—Gracias—Le digo.

—No tienes porque darla, solo quiero que seas feliz.

—Lo soy—Afirmo.

—Lo sé. ¿Ahora si quieren que le prepare café?.—Pregunta

—Si—Le respondo con alegría y se marcha a la cocina.

Fin del flashback.

Bueno. Acá estamos un domingo en la mañana en la piscina junto con nuestras familias.

Si como lo leen, con nuestras familias.

Luego de lo sucedido con Bertha la semana pasada, el tener su aprobación me dió las fuerzas suficiente para creer que lo mío con Edward puede funcionar, que todo saldrá bien, es por eso que nuestra relación paso a ser algo formal.

Edward le contó a su familia, quién lo tomo bien, aunque al principio me informó que a Julia le sorprendió un poco, pero que luego de hablar con ella quedó tranquila.

El resultado es este, que estemos todos reunidos en una pequeña barbacoa.

Mientras Iván y Edward se encuentran  intentando averiguar cómo es que enciende el asador. Julia fue a la cocina junto a Bertha por unos refrescos.

Clara, Ross y yo estamos aquí sentada soleándonos mientras observamos a Josh y a Kevin echar carreras en la piscina.

No es que seamos unas vagas, pero no nos dejan hacer nada, así que no nos queda de otra que observar a los niños.

—Entonces cuñadita ¿Me acompañarás?—Ross me ha pedido que le acompañe a elegir un vestido para su cita que  con Cristián el hijo de William.

—¿Hasta cuándo seguirás llamándome así?—Pregunto.

—¿No te gusta? No importa, como quiera te llamaré así, eres mi cuñada, cuñadita—Dice con una sonrisa.

—Me tendré que acostumbrar—Digo a lo que ella y Clara ríen.

—¿Me vas acompañar sí o no?—Insiste.

—¿Adónde te tiene Tereza que acompañar?—Pregunta Edward quien se ha acercado sin darnos cuenta.

—A visitar a una amiga—Responde Ross de forma atropellada.

Edward a un no sabe nada del pequeño romance de su hermana.

Ross no quiere decirle nada por miedo a su reacción, sobre todo cuando sepa que el chico con quien sale es hijo del hombre a quien él considera su peor enemigo, se volverá loco, y ella tiene miedo que le prohíba salir con él.

Sé que no es correcto que le ocultemos tales cosas, solo estamos esperando el momento adecuado para decirle.

—¿A una amiga? ¿Cómo se llama? ¿La conozco?

—No, no la conoces-—Responde Ross nerviosa.

—Amor ¿Cómo va el asador? ¿Lograron encenderlo?—Le pregunto para cambiar de tema.

—Sí, voy por la carne a la cocina.

—¿Quieres que te acompañe?

—No, ya lo hago yo—Me da un ligero beso, y se marcha.

—Tienes que decírselo—Le digo a Ross después de que Edward se va.

—Lo sé, te prometo que pronto lo haré.

Así es como pasamos el domingo, entre risas y carne quemada, porque si, Edward e Iván dejaron quemar la carne, y no nos quedó de otra que pedir comida a domicilio.

:-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-)

Nos leemos pronto.

Volver a amar "Segundas Oportunidades 1"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora