Estar en sus brazos es todo cuánto necesito, sentirle abrazarme, besarme, sentirme protegida, justo como me siento en estos momentos recostada en su pecho.
No obstante, esas dos palabras que rondan mi cabeza se niegan a salir de mi boca, quiero poder decirle que lo amo con todas las fuerzas de mi corazón, pero ¿Cómo lo hago?.
Quiero que cuando esas palabras salga de mi sea algo especial.
Con esos pensamientos en mente me quedo dormida en su pecho.
***************
Siento algo recoger mi cara, sin abrir los ojos y por instinto levanto mi mano retirando lo que no me deja seguir durmiendo.
Después de lo de anoche lo único que deseo es seguir haciéndolo hasta el otro día. Es ahí cuando una vez más los recuerdos vuelven. Mi madre estuvo en mi casa, aún no sé cómo logró dar conmigo, desecho esos pensamientos a la más brevedad posible, trayendo a mi cabeza unos más agradables.
Edward haciéndome el amor, diciéndome te amo. Edward durmiendo conmigo toda la noche, una sonrisa boba se forma en mi rostro.Escucho una queja a mi lado obligándome abrir los ojos.
—Auch—Veo como Edward se masajea la cara—Mi intención al despertarte a besos es que abriera los ojos, y me respondieras a los mismos para de esa forma terminar haciéndote el amor—Dice con la mano en su mejilla—Pero veo que tú tienes una mejor idea—Habla sarcásticamente descubriendo su mejilla dejándome ver el color rojo que adquiere su rostro.
Me incorporo en la cama quedando sentada.
—¿Yo te hice eso?—Pregunto conociendo la respuesta escondiendo la sonrisa que asomaba a mis labios.
—Claro que no cariño, es que anoche el ratoncito Pérez quiso llevarse uno de mis dientes, y mira como me dejó—Al escucharlo decir aquello río a carcajadas.
Río sin control, y él solo observa. Se levanta de la cama comenzando a recoger su ropa.
—Eres mala—Dice haciendo un puchero, a lo que yo vuelvo a reír.
Cuando está punto de abrir la puerta con el pantalón puesto, y su torso desnudo, salto de la cama abrazándolo por detrás, deteniéndolo.
—Perdón, perdón, perdón—Digo de forma rápida repartiendo besos por su espalda descubierta—No fue mi intención golpearte—Hago que gire, y quedamos frente a frente—¿Me perdonas?—Trato de parecer lo más tierna posible.
—Sabes que nunca podría enojarme contigo—Dice y me besa.
—Entonces ¿Eso es un sí?—Sonrío.
—No.
—¿No?...Pero pensé...
—Pues pensaste mal, cariño.—Me interrumpe besando mi frente.
—¿Qué puedo hacer para que me perdones?—Pregunto.
—Eso lo dejo a tu imaginación. Sorpréndeme—Sonríe y se va dejándome sonriendo como una adolescente enamorada.
¿De verdad se habrá enojado? No lo creo, pero ahora aparte de que tengo que pensar en una idea para demostrarle y decirle que lo amo, tengo que pensar en algo para que Edward me perdone.
¡Necesito Ayuda!
***************
—Y le dejaste la cara morada— Otra vez volvemos a reír.
Una hora después volví a llamar a Clara, ella llego a casa, y nos encerramos en mi estudio para hablar de lo sucedido con Edward en la mañana, y de mi idea de confesarle cuanto lo amo.
Pero ella siendo Clara, se olvidó del resto de la conversación centrándose en que le dejé la cara morada y desde entonces no ha parado de reír.
A quien quiero engañar, realmente es gracioso, sobre todo por la expresión que puso luego de que lo golpeé.
—¿Me vas ayudar si o no?—Le pregunto intentando ponerle seriedad al asunto.
—Sí, si, pero tienes que reconocer que es muy cómico, solo a ti te pasan estás cosas, el chico todo amoroso quiso despertarte a besos y tú lo golpeas—Vuelve a reír—Eres mala.
—Eso mismo dijo él—Río—Pero olvidemos eso, y centrémonos en lo que voy hacer para que él me perdone, y para demostrarle que yo también lo amo.
—Ok...Dime ¿Qué es lo que más le gusta a Edward?.
Eso es demasiado fácil, pienso.
—El diseño de autos—Respondo inmediatamente.
—Pues ahí esta, has alguna cosa que tenga que ver con eso.
Esa es una muy buena idea, pero ¿Qué podría hacer? mi conocimiento sobre el tema es casi nulo.
—Lo pones tan fácil, yo no tengo ni idea de lo que se mueve en mundo, si, es cierto que algunos de los diseñadores más importante del país han hecho algunos de sus lanzamiento en nuestros restaurantes, pero no sé nada más.
—Ok, déjame pensar —Pasan algunos minutos antes de volver a hablar—Lo tengo—Grita con su dedo índice hacia arriba haciéndome sobresaltar.
—¿Qué?—Pregunto.
—Se me ha ocurrido una excelente idea, déjalo en mis manos, ya verás—Toma su bolso para marcharse.
—¡Oye! Pero ¿Adónde vas? ¡No me dejes así!
—Confía en mí, si. Yo te llamo.—Sé despide con la mano, dejándome con la intriga.
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Volver a amar "Segundas Oportunidades 1"
ChickLitPrimera entrega de la bilogía "Segundas oportunidades" Una exitosa empresaria, se enfrenta al pasado cuando revive sentimientos que nunca pensó volver a tener. Tereza Roberts quedó viuda muy joven, haciéndose cargo desde entonces de una cadena de...