MUCHO MÁS QUE AMOR (Juliantina )

BÁILAME

Valentina-llegas tardes, Mila—le dijo a su amiga en cuanto esta tomaba su lugar en la mesa
Camila-y tu muy temprano no?—dijo divertida y Eloy sonrió. Valentina sin embargo la miró con odio
Eloy-no la culpes cuñada, es normal que quisiera llegar temprano para asegurar el mejor sitio que...—Valentina le golpeó la cabeza por payaso. Eloy no la había presionado para que le confesara lo que la unía a Juliana. Primeramente porque ya lo sabía, y seguidamente porque quería ver hasta donde sería capaz de llegar su amiga con tal de esconder sus sentimientos. Quería que fuera ella la que se lo dijera
Valentina-muy graciositos los dos—alzó su brazo a una de las camareras para que le trajera otra botella. No había podido ver a Juliana porque cuando llegó ya la morena se encontraba preparándose para su show.

Nunca se lo confesaría, pero muy en el fondo Valentina disfrutaba de esos shows, le encantaba esa Juliana sexual y seductora en la que se convertía cuando se subía en el escenario, cuando dejaba de ser Juliana para convertirse en Amazona. Solo la había visto una vez en vivo, y aunque no la había pasado bien, debía aceptar que lo hacía de maravilla y deseaba con todas sus fuerzas que algún día esos shows solo le pertenecieran a ella.

Lo primero que hizo en cuanto llegó al club fue ir en busca de la gorda para preguntarle por su diosa indígena, la que aún seguía enojada con ella por ese despido exprés que le hizo. La castaña le había pedido perdón y hasta una pulsera de oro blanco y brillantes le había regalado pues sabía cada punto débil de sus amigos y el de la gorda eran la joyas caras.

La gorda le prohibió interrumpir a la morena pues sabía lo nerviosa que se ponía cuando tan siquiera se mencionaba en nombre de la castaña. La gorda no solo le dio esa información a la Valentina, pues le hizo saber que la noche del jueves un reconocido empresario dueño de una prestigiosa agencia de modelos se había interesado en la morena y esa noche regresaría al club para verla en acción. Valentina quiso apretar fuerte el cuello de ese estúpido que no conocía pero que ya odiaba con todas sus fuerzas.

Estaba perdida en sus pensamientos mientras se hacía la que estaba prestando atención a la fluida conversación que estaban teniendo Eloy y Camila, cuando una voz la hizo salir de donde quiera que sus pensamientos la habían llevado
-en hora buena Carvajal. Has ganado la apuesta—dijo con suficiencia mientras dejaba caer sobre la mesa un cheque de veinte mil dólares. Valentina no se lo podía creer, o sea, sí que creía que sería capaz de ganar esa apuesta, lo que no se podía creer era que ese estúpido que tenía delante era el hijo de puta que se había interesado en Juliana. Claro que tenía que ser él. Se puso de pie y lo encaró.

Valentina-que haces aquí? Lárgate Juan Payaso—el chico disfrazó su enojo con una sonrisa fingida. Odiaba que por culpa de ella todos en Miami le llamaban así. Eloy también se puso de pie en cuanto se dio cuenta de quien era el que estaba frente a su mesa. Camila los imitó aunque no tenía ni idea de que pasaba
Juan Payaso-cambia esa cara mujer, le acabas de ganar una apuesta al hombre que nunca había perdido una—Eloy y Valentina se miraron y carcajearon en la cara del idiota, pues ambos eran más que consientes que una apuesta no había sido lo único que había perdido ese inútil y, que este parecía cualquier cosa menos un hombre— toma el cheque, apostamos a que yo te pagaría veinte mil dólares si volvía a poner un pie en este cochino lugar y, como puedes ver aquí estoy por segundo día consecutivo. Me han dicho que entre tus putitas hay...

Valentina-vuelves a referirte de esa manera hacia mis chicas y te rompo esa carita de muñeco de cartón que tienes—dijo con los dientes apretados casi rozando sus labios. Camila elevó su mano pidiendo ayuda a alguna de las chicas para que buscaran a alguien de seguridad. Eloy sin embargo moría por que las cosas se salieran de control para reventarle la cara a ese estúpido. Le tenía muchas ganas desde lo que había pasado años atrás
Juan Payaso-calma fiera, simplemente vine a pagar la deuda—dio un paso hacia atrás
Valentina-que te largues de mi club. No quiero tu cochino dinero. Has perdido y eso es suficiente para mi—tomó el cheque y lo ripio frente a él para luego lanzárselo a la cara. Juan Payaso sonrió irónicamente.