MUCHO MÁS QUE AMOR (Juliantina )

EL PLAN 2.0

Valentina-¡Wooo! Todo eso hicieron?—exclamaba fingiendo sorpresa frente al pequeño Killian que asentía feliz. Ellas se habían unido a ellos, y Killian después de abrazar a su madre Juliana y darle un beso, corrió hacia Valentina para contarle muy emocionado todo lo que había hecho la noche anterior en la pillamada junto a su primita Elaine, su hermanito Brandon, la tía Caridad, el tío Eloy y la maestra Camila. No pregunten, así fue como la bautizó Brandon y por consecuencia Killian la llamó igual—cuanto de grande?—Killian abrió los brazos exageradamente y todos carcajearon. Sobre todo Juliana que cada vez amaba más la manera tan dulce y maternal que Valentina utilizaba con un niño que ahora sabía no era su hijo biológico. Definitivamente era la mejor y nada había cambiado—pero eso es mucho chocolate, y a ti no te gusta el chocolate, Kiki—así le decía cariñosamente y casualmente era ella la única que se lo decía sin hacerlo sentir incómodo, tal y como pasaba cuando Juliana llamaba Brandito a Brandon. Valentina llevó sus manos a la panza de Killian para hacerle cosquillas y este se revolvió en el sofá.  Juliana amaba su sonrisa, era muy contagiosa y divertida. Jamás lo había visto sonreír de esa manera hasta que Valentina apareció en su vida—anda, confiesa que Elainita y Brandon se comieron tu parte—le seguía haciendo cosquillas y por el rabillo de su ojo advirtió las señas que desesperadamente Elaine y Brandon le hacían al más pequeño para que no confesara, pero ella fue más lista y de su bolsillo sacó un pequeño paquete de pistachos que siempre traía encima y se lo mostró a Killian que se le iluminaron los ojos y hasta quiso agarrarlos, solo que Valentina encerró el paquete en su mano—si tu confiesas quien se comió los chocolates, yo te doy los pistachos, y advierto que en mi auto tengo más paquetes—dijo con despreocupación y estuvo a punto de carcajear al ver la cara de confusión de Killian, pues este se estaba debatiendo entre serle fiel a su prima y hermano, o sucumbir ante los deseos de comer sus granos preferidos.

Killian-yo... yo fui, yo comí tolo el tocolate—dijo con la cabeza gacha de la vergüenza que le provocaba decir mentiras. Valentina abrió el paquete y se metió dos o tres pistachos en la boca y hasta le brindó a Juliana, que quiso llorar al advertir la cara de sufrimiento de Killian que era evidente moría por consumir esos deliciosos granos verdes
Valentina-quien se comió los chocolates, Brandon?—dijo sin mirarlo fingiendo estar enojada. La verdad es que era todo lo contrario. Estaba en contra de que su hijo consumiera tanto ese dulce, pero ese día simplemente estaba siendo el mejor de todos a pesar de lo que se había enterado apenas unas horas atrás con respecto al amargo pasado de Juliana.

Brandon-Ufff! Me duele la panza. Debo ir al baño—y huyó como el cobarde que era
Valentina-Elainita, tú tampoco sabes quién se comió los chocolates?—esta también huyó logrando con eso que todos carcajearan menos Valentina que como pudo aguantó, volviendo su mirada al pequeño Killian que seguía con la cabeza abajo. Ella le tomó el mentón con delicadeza y le volvió a hacer la misma pregunta. Killian observó todo el salón, buscó los ojos de su madre Juliana como para que ella lo ayudara pero esta muy a su pesar se mantuvo fuerte y miró hacia otro lado. El niño dirigió su mirada a todos los adultos presentes y señaló a un culpable, y no a un culpable cualquiera. Parecía que no, pero el chico era muy inteligente. Él eligió a la persona con la que menos roce tenía.

Killian-la maestla se los comió—todos carcajearon y en esa ocasión Valentina no se pudo aguantar y se dejó ir junto a los demás. Uno o dos minutos después, Valentina abrazó a Killian, besó sus cabellos con ternura y cuando rompió el abrazo le ofreció el paquete de pistachos y el niño lo agarró rápidamente, solo que antes de que se lo llevara a la boca, la castaña le habló en al oído
Valentina-me prometes que no nos volverás a mentir nunca más?—el niño asintió y Valentina le dio un beso en la mejilla— anda, ve con tus amiguitos—lo alentó y Killian salió corriendo pero se detuvo a medio camino y se giró con el ceño fruncido
Killian-amiguitos?—llevó su dedo índice a su boca a modo de meditación
Juliana-sí, cariño, tus amiguitos Brandon y Elainita—el niño negó con la cabeza y todos los adultos fruncieron el ceño.