ELOY, CAMILA, CARIDAD Y LAUREN

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Eloy-lo que menos me esperaba era encontrarme a mi cuñada esta noche, y mucho menos en este lugar—Camila se sorprendió pues tampoco esperaba encontrarse a su amigo en ese lugar, pero luego se relajó, le dió un abrazo y un beso con cariño, con esa complicidad que siempre habían compartido y que desde hacía unos meses habían vuelto a recuperar
Camila-ya ves—se alzó de hombros con despreocupación mientras con sus ojos buscaba a la culpable de que esa noche ella hubiera cedido ir a ese sitio—de vez en cuando es bueno conectarse con nuestras raíces—lo decía porque ese era un club de música cubana, que estaba lleno de cubanos—y como una buena amiga me pidió que la acompañara, pues yo no me pude negar—se volvió a alzar de hombros mientras miraba sonriente a su acompañante que estaba a escasos metros de ellos.

Eloy-y quien esa amiga si se puede saber?—dijo todo coqueto, pero la coquetería la mandó al carajo al igual que su autocontrol en cuanto vio justo frente a él a la hermosa Caridad con una falda negra bien corta montada en unos tacones de aguja bien altos, un top del mismo color de la falda, su pelo rizado suelto y más rebelde que nunca y esa maldita y maravillosa aura que la caracterizaba y que enloquecía al joven hawaiano.

Caridad-para qué quieres saber quién es?—dijo entre enojada y coqueta. Más coqueta que enojada porque tenían encima unos traguitos de más. Eloy no sabía ni qué decir, esa mujer lo ponía tonto, lo ponía estúpido. Con ella ni siquiera podía ser capaz de sacar esas armas de seductor que muy bien le funcionaban cuando no se trataba de esa cubana que lo dominaba con tan solo existir
Eloy-yo eh... yo... ejem... yo es... es...ta... estaba... estaba bro... brome... brome...
Camila-lo que Eloy quiere decir es que nunca imaginó que nos encontraría aquí a las dos—se apiadó de su ex cuñado y amigo porque entendía perfectamente su lenguaje corporal, y sobre todo de lo enamorado que estaba de su amiga Caridad. Pero también sabía perfectamente que si Eloy estaba ahí era precisamente por encontrarse con la cubana pues también tenía conocimiento que ese sería el último lugar al que un chico con su clase iría. Tanto él, como ella y Valentina eran más de sitios exclusivos y aclamados por la farándula de Miami, nada que ver con ese sitio que ni mesas ni sillas tenía ya que la idea era que todos estuvieran de pie para que bailaran.

Caridad-ah sí?—seguía en su mood de coquetería, una que Eloy no había visto nunca desde que se conocían y eso le encantaba tanto como le asustaba porque no se quería ilusionar. Se lo tenía prohibido—entonces no querías saber quién era la mujer que andaba con Camila para coquetear con ella?—se sintió juguetona. En realidad era el alcohol el que estaba hablando en ese momento porque en su estado natural jamás hubiera sido capaz de jugar así con él, pues sabía perfectamente que las cosas se podían descontrolar, y sobre todo ceder finalmente a sus deseos que no eran otros que dejarse llevar por el cúmulo de sentimientos que Eloy le hacía sentir
Eloy-juro que no. Yo solo... solo es que... es que... bueno, así soy... soy...
Caridad-eres qué?—bufó—un mujeriego con dinero que aprovecha la mínima oportunidad para coquetear con cualquiera—estaba desatada.

Eloy-no... no... yo... yo no soy eso—Caridad y Camila alzaron sus cejas a la misma vez y Eloy se puso colorado de vergüenza. Se odiaba por eso. Si Valentina lo viera seguramente se avergonzaría pues ella era tan audaz y él un inepto que no sabía cómo lidiar con sus emociones—o sea, sí, lo he sido en algún momento, pero... pero ahora no... ahora estoy bien conmigo... conmigo mismo—Caridad carcajeó con incredulidad y Eloy se ofendió, aún así pudo mantener la calma. Estaba comenzando a encontrar su centro y no lo perdería fácilmente ya que Caridad estaba más receptiva de lo normal y eso era una gran ayuda para su seguridad y comodidad.

Caridad-¡Oh Woo! Que profundo—carcajeó y tanto Eloy como Camila la imitaron porque en realidad se veía bien tierna y graciosa en ese estado de ebriedad
Eloy-¡Bueno ya!—exclamó con diversión. Sin saber de dónde sacó el valor, las agarró a las dos del cuello quedando él en medio para arrastrarlas hacía el único reservado que había en el lugar. De hecho ese reservado solo estaba exclusivamente reservado para él ya que abonaba una gran cantidad de dinero para que así fuera, porque por supuesto que sí: Camila tenía razón, no era la primera vez que iba ni era casualidad su encuentro ya que él llevaba tiempo frecuentando ese lugar con la esperanza de encontrarse con la cubana alguna vez.

MUCHO MÁS QUE AMOR (Juliantina )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora