EDUARDO 2.0

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Camila-estoy bien, loba. Lo juro, estoy bien ahora—decía mientras intentaba calmar a la loba herida que tenía en sus brazos. Camila había estado evitando ese momento todo lo que había podido, pero antes de todo era una profesional y Valentina su paciente. Así que ahí estaban el martes por la tarde en su cita semanal. En cuanto la psicóloga le abrió la puerta a la Loba, ambas se quedaron frisadas por varios segundos hasta que Valentina no lo soportó más y se volvió a romper pero esta vez en los brazos de su amiga. Se había roto varias veces en los últimos tres días desde la noche que había tenido esos sueños tan reveladores. Se había intentado mostrar fuerte delante de su madre, amigos e hijos, pero en la intimidad que le ofrecía el dormitorio que compartía con Juliana se deshacía como un azucarillo—todo está bien, tranquila—Valentina negaba con su cabeza aún enterrada en el hombro de su amiga. Ella no podía estar bien, como podría estarlo después de haber pasado por lo que había pasado, sola y en silencio? Era imposible. Lo sabía porque la sola idea de perder a Brandon la dejaba sin aire.

Valentina-no Mila, nada está bien—seguía sollozando como una niña pequeña. Había mandado su orgullo y su fortaleza a la mierda—estoy jodida. Muy jodida. Todo esto es por mi puta culpa porque si yo...—Camila le agarró el rostro obligándola a que la mirara y aunque renuente Valentina lo hizo
Camila-tu no tienes la culpa de nada, deja de culparte de una vez loba. Ibas tan bien, no retrocedas ahora, no ahora que... ahora que...—ella también se rompió. La mataba la idea de pensar en una recaída de Valentina por su culpa.

  Se volvieron a abrazar y estuvieron así durante un tiempo hasta que finalmente Camila la logró entrar a la casa. Fue a la cocina por un vaso de agua para ambas y un calmante para Valentina, el cual rechazó alegando que había consumido mucho de esa mierda los últimos tres días. En ese momento Camila deseó que Valentina hubiera aceptado que Juliana la acompañara porque en esos momentos de testarudez de la loba, la morena era experta en hacerla ceder.

Valentina-cuéntamelo todo por favor—rogó una vez estuvo más calmada y recostada en su habitual sofá frente a las puertas acristaladas que daban al jardín que en ese momento estaba gris debido a la tormenta que se avecinaba. Camila se sentó frente a ella y antes de hablar suspiró profundamente. No era la primera vez que hablaría de lo sucedido con alguien, pero las pocas veces que lo había hecho había sido durante sus terapias así que técnicamente sería la primera vez que tendría ese tema con alguien de su entorno
Camila-está bien, te lo contaré todo, pero antes quiero dejarte algo muy claro—volvió a suspirar y esperó a tener toda la atención de Valentina para continuar—la primera es que no te olvides que la que está recibiendo terapia eres tú, no yo. Lo que te voy a contar aunque doloroso, ya está totalmente superado y aceptado, y espero que tú logres algún día la liberación que yo siento con respecto a ese tema—segundos después Valentina asintió mientras el nudo en su garganta se acrecentaba.

  Camila le contó todo, al menos todo lo que recordaba y, una vez más presenció como su fuerte amiga se rompía frente a ella. Le recalcó más de una vez que nada era su culpa, que ella solo fue una víctima más ya sea del destino, de la vida o de lo que fuera, pero no era culpable de nada.

Cuando terminó su doloroso relato se puso en modo terapeuta y le pidió a Valentina que le que contara cómo había recordado algo de ese tiempo, pues todos los diagnósticos después de su accidente habían revelado que sería casi imposible que alguna vez llegara a recordar algo de ese año en concreto. También quiso saber cómo es que sabía específicamente que ella y Brandon esperaban un hijo si ella nunca lo reveló. Entonces fue la misma Camila la que se rompió en cuanto Valentina entre llantos le contó lo que recordó de la conversación que había tenido con Brandon la noche del accidente.

  Se rompió porque saber que Brandon tenía toda la intensión de ser un buen padre y dejar las drogas por su futuro hijo, le despertó un deseo que llevaba tiempo sin sentir. Ese deseo de formar una familia con él, de que el tiempo nunca hubiera pasado, de regresar atrás y salvarlo, de confesarle su embarazo y haber evitado a toda costa el dejarlo partir esa tarde de su casa en el estado en el que se fue después de que discutieran de una manera demasiado tormentosa.

MUCHO MÁS QUE AMOR (Juliantina )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora