MUCHO MÁS QUE AMOR (Juliantina )

NOS VOLVEREMOS A ENCONTRAR

  La noche junto a su hijo y al hijo de Juliana se le hizo corta a la castaña, no quería que acabara nunca porque la alegría de ver a esos dos niños comportándose así de unidos era algo que podría disfrutar por el resto de su vida. Por vivir más momentos como esos ella estaría dispuesta a cualquier cosa.

A pesar de tenerlos frente a ella jugando e interactuando como si se conocieran de toda la vida, a pesar de estar pendiente de ellos, cuidándolos, observándolos desde la distancia, a Valentina le seguía pareciendo que todo aquello era producto de su imaginación. Ella tomó varías fotos de ellos para tener pruebas al otro día de que no era un sueño, que todo lo que había vivido ese día, que todas las emociones que había y estaba sintiendo no era otro de sus tantos sueños frustrados.

Todavía estaba asimilando ese día en el que su vida dio un giro de trescientos sesenta grados. No podía entender como esa mañana había despertado con su hijo en brazos y horas después se encontraba en esa misma habitación cuidando al hijo de Juliana. Siempre que pensaba en volverse a reencontrar con ella le pasaban muchas situaciones por la cabeza, pero esa no, esa nunca la vio venir. Algunas veces pensaba que si se daba el reencuentro le reclamaría, la besaría o la ignoraría, pero sin duda lo que había pasado nunca lo imaginó. Todo había pasado de una manera tan espontánea y natural como si los años no hubieran pasado y ellas eran dos buenas amigas que cuidaban de sus hijos una noche cualquiera.

  Habían pedido todo tipo de comida basura y habían visto unas cuantas películas de dibujos animados, o bueno, los niños habían visto las películas pues Valentina mientras ellos disfrutaban de su compañía y de la televisión, la castaña los observaba a ellos, pero más concretamente a Killian, ese niño que se había ganado su corazón con tan solo una mirada, esa mirada que la había flechado así como la había flechado su madre años atrás.

  No podía sacarle los ojos de encima al pequeño Killian, pues cada vez que lo hacía era como mirar a Juliana, estar cerca de Killian la hacía sentirse cerca de Juliana y era algo que no sabía que le hacía tanta falta hasta ese día.

  Para ella no había pasado desapercibido el comportamiento del niño ya que le recordaba a un pequeño Brandon, pero como Juliana no le había dicho nada pues no podía estar cien por ciento convencida de que Killian podría ser otro niño diferente como su hijo. El niño no hablaba mucho, de hecho ella parecía no existir para ellos en todo el tiempo que compartieron. Cuando Killian hablaba lo hacía mayormente repitiendo las palabras de Brandon. Le enternecía que la llamara mamá y entonces la imagen de Lauren le pasó por la cabeza. Ella no se sentiría feliz si Brandon le llamara madre a una desconocida que acababa de conocer, mucho menos que fuera cariñoso. Sacó a la rata de sus pensamientos y se dedicó a seguir admirando la interacción de los niños.

  Gracias a su hijo fue que sus dudas sobre Killian y su comportamiento fueron esclarecidas en cuanto este se quedó dormido con su rostro enterrado en el cuello de ella
Brandon-nos lo podemos quedar para siempre?—la voz de su hijo la regresaron del viaje celestial que la imagen tan angelical del pequeño entre sus brazos la habían llevado. Frunció el ceño pues no lo había escuchado debido a su estado—que si puede venir con nosotros a la casa—Valentina no se sorprendió, estaba segura que Brandon le pediría eso, pero por un segundo esa idea le agradó
Valentina-Brandito, él es tu amigo, no un juguete, es una persona, un ser humano que tiene su propia familia y su propia vida—su hijo imitó a Killian al también esconder su rostro en el cuello de su madre ya que esta se encontraba en medio de los dos. Comenzó a acariciar las mejillas de ambos niños con cariño—en esto sí que no te puedo complacer, así que es mejor que te vayas haciendo a la idea de que mañana se tendrán que decir adiós—Brandon sollozó. Él la entendía claro que lo hacía, pero eso no quería decir que no le afectara. Valentina tragó en seco y suspiró fuerte para no llorar junto a su hijo porque para ella el llanto de ese niño era más doloroso que cualquier otra cosa desagradable en el mundo.