MUCHO MÁS QUE AMOR (Juliantina )

FLORECIENDO

Camila-pero debe haber un minuto del día, al menos un segundo en el que no pienses en ella—Valentina bufó. Se encontraba acostada en su sillón de charlar y con su mirada puesta en el jardín, disfrutando de como los inmensos girasoles eran mecidos por el viento. Debía aceptar que Camila, o quien fuera que se estuviera encargando del mantenimiento de este, estaba haciendo un gran trabajo, pues nada tenía que ver esa imagen con la que vio el primer día que volvió a ir a esa casa
Valentina-es ridículo, lo sé, pero no puedo dejar de pensar en ella en ningún momento. No me estoy concentrando en el trabajo, no me siento bien anímicamente porque la extraño mucho, y sí, hablamos casi cada hora, pero no es suficiente. Yo quiero verla, besarla, sentirla cerca en todos los sentidos y, dos o tres horas a veces por semana es una tortura. Esta terapia es una mierda, no he avanzado nada, al contrario, siento que estoy dando más pasos hacia atrás que hacia adelante.

Camila sonrió, en ocasiones Valentina se pasaba de dramática y fatalista
Camila-no estás siendo ridícula Valen, estás siendo exagerada—Valentina volteó rápido su rostro hacia ella mirándola como si le hubieran salido diez cabezas y Camila no pudo evitar volver a reír
Valentina-es la psicóloga la que está hablando, o la amiga maldita?—Camila carcajeó—no le veo la gracia—dijo molesta mientras se volvía a acomodar, ahora sus ojos buscaron los tulipanes amarillos que también estaban creciendo de manera muy rápida y le llamaba la atención que en ocasiones los confundiera con los girasoles porque casi estaban a la misma altura
Camila-puedo ser ambas si me lo propongo—siguió divertida
Valentina-no lo dudo—dijo entre dientes. Camila se puso de pie y se sentó a los pies de Valentina, privándola de la hermosa vista frente a ella.

Camila-bien, volviendo a la terapia... te voy a pedir que me describas como han sido estos quince días—Valentina respiró profundamente y luego se echó un poco hacia el lado izquierdo para poder seguir mirando hacia afuera ya que el lado derecho lo abarcaba Camila en su totalidad. Entonces fue cuando vió por primera vez desde que el jardín había tomado forma, uno pequeños claveles que casualmente también eran amarillos, solo que estos parecían no tener ningún orden en la forma en la que crecían, tampoco eran del mismo tamaño y pronto estarían dispersos por todo el jardín. Parecían más bien cláveles silvestres y eso la hizo tener un dejavú, no sabía porque la sensación, pero lo que sintió le erizó la piel. Sintió la mirada indiscreta de Camila y fue cuando regresó a ese mundo que estaba viviendo, así que no le quedó de otra que comenzar a relatarle a Camila sus últimos quince días.

Le dejó saber una vez más que había sido una mierda sin Juliana, pero aún así había sacado el tiempo para adelantar trabajo y programar nuevos posibles proyectos, para pasar tiempo con su hijo, madre y hermano como hacía mucho tiempo no hacía pues su hermano Santiago era un familiar ausente ya que la mayor parte de su tiempo la pasaba de fiesta en fiesta malgastando el dinero que ella mensualmente le depositaba. No era una fortuna, pero como también le había regalado un apartamento y varios medios de trasportes, pues a Santiago le quedaba bastante dinero para sus fiestas. Hacia mucho tiempo que con él había tirado la toalla, y no porque no le tuviera fe, sino porque su hermano no quería cambiar y ella lo respetaba como mismo él la respetó a ella en su momento. Estaba mal sí, pero tenía responsabilidades más importantes que su hermano. Además, a pesar de todo era bueno y no se metía en su vida, era la manera que tenían ambos de mostrarse respeto y, desde que habían hecho las pases años atrás, siempre, o las pocas veces que ella lo había necesitado, él había estado y viceversa.

Valentina incluso también pasó mucho más tiempo con Eloy, salieron un par de veces de copas como en los viejos tiempos, solo que sin conquistas de por medio. Tuvo varias conversaciones serias profundas con él y sobre todo de cómo estaba llevando sus sentimientos no correspondidos por la cubana. Lo aconsejó, le pidió que tuviera paciencia y también le dio ánimos dejándole claro que era cuestión de tiempo para que la cubana lo aceptara como algo más que un amigo en su vida, porque estaba cien por ciento segura que ella también sentía cosas intensas por él.