UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

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Caridad-no me tienes que dar ninguna explicación, Mexicana—la tranquilizó pues había notado su incomodidad desde el momento en que esta había comenzado la conversación. El turno de Juliana había acabado a las cuatro de la mañana y eran las diez, así que solo había dormido unas tres o cuatro horas. Los niños estaban entretenidos viendo la televisión en la habitación así que Juliana pensó que ese sería el momento indicado par hablar con su amiga—no es que estuviera segura cien porque ciento, pero algo me decía que los hombres no eran lo tuyo—dijo con una genuina sonrisa que Juliana agradeció—y luego de escuchar los chismes más recientes del club mis suposiciones tomaron más fuerza—dijo divertida palmeándole el hombro. Juliana frunció el ceño pues ella había estado en el club y no había escuchado ningún chisme nuevo. Caridad suspiró sin dejar de sonreír—a mi no me creas, pero por los pasillos del club se anda comentando que entre tú y... entre tú y la jefa pasó algo—Juliana casi se cae del asiento del brinco que dio.

Juliana-¡Pero quien!? ¡Cómo?! ¡Cuando?!—Caridad la tomó de los hombros para calmarla, pero no dejó de reír en ningún momento
Caridad-no puedo decirte quien regó el chisme porque es demasiado tarde—se alzó de hombros y continuó—el cuando supongo que fue el viernes ya que tú solo has trabajado dos noches y es obvio que la jefa no visitó el club ayer. Y el cómo...—se detuvo en cuanto advirtió que la vergüenza de Juliana se hacía tan grande que hasta bajo su cabeza. Caridad con cariño le tomó el mentó para que elevara la vista—el cómo, solo tú lo puedes saber—le sonrió tiernamente y tomó aire para agarrar el valor de preguntarle pues aunque se llevaban bien, tenían confianza pero no sabía donde comenzaban los límites de esta—esos rumores son ciertos?—Juliana negó con la cabeza pero se arrepintió al momento y Caridad lo notó. Le volvió a agarrar el mentón ya que la morena había vuelto a agachar la cabeza—no tienes que contestar si no quieres, pero no nos mintamos—con sus ojos Juliana le pidió perdón—Mexicana, Elainita conoce a la jefa. Tú sabes que los niños todo lo hablan—dijo divertida y Juliana se sintió peor pues llegó a la conclusión que Caridad se iba a enterar de todas maneras.

Juliana-de verdad que lo siento, Caridad. Debías haberte enterado por mi y no por rumores de pasillos, mucho menos por los niños, pero entiende que no es fácil para mí abrirme, sobre todo porque no tenía idea de cómo ibas a reaccionar hacia mis preferencias sexuales—Caridad negaba con la cabeza en desaprobación—no me gustaría que pensaras cosas que no...
Caridad-escúchame una cosa Juliana—dijo sería y autoritariamente—a ti no tiene porque importarte lo que piensen los demás sobre tu vida, porque es tuya y de nadie más—le pasó su brazo por el hombro de manera fraternal. Y es que así era como Caridad la veía, como esa hermana pequeña que no tenía. No es que fuera una anciana, pero le llevaba unos cinco años a la morena—y como pudiste ver, tus preferencias sexuales no me afectan en lo absoluto—le pellizcó divertida y cariñosamente la mejilla—acaso a ti te molestan las mías?—su ánimo divertido logró contagiar a Juliana que entendió perfectamente que la intensión de Caridad, la cual no era otra a que restarle importancia a sus preferencias sexuales al poner la homosexualidad y la heterosexualidad a la misma altura y de esa manera normalizar un tema que no tenía porque ser normalizado a estas altura de la vida.

Juliana-gracias cubana—tragó en seco y la miró—puede que parezca que no aprecio y valoro todo lo que has hecho por mí porque no suelo ser muy expresiva, pero lo hago—ella también rodeó con su brazo los hombros de la cubana y también apoyó su cabeza en la cabeza de la otra—te quiero mucho, cubana. Eres una buena amiga y me siento afortunada de tenerte en mi vida—Caridad sollozó y acto seguido le dio un manotazo en el brazo
Caridad-a mi no me vas a hacer llorar, pendeja—dijo divertida pero claramente afectada. Juliana también sonrió mientras la tomaba del brazo para volver a adoptar la posición de minutos antes—mejor cuéntame bien el chisme—se frotó las manos con emoción—que fue lo qué pasó entre tú y la jefa, porque está claro que algo pasó—Juliana se tensó. Tomó aire y contestó
Juliana-nos besamos—dijo bajito pero aún así Caridad la escuchó y abrió bien grande los ojos con sorpresa. Se puso de pie y comenzó a dar vueltas por todo el salón. Agarró su teléfono y Juliana se preocupó. No entendía nada.

MUCHO MÁS QUE AMOR (Juliantina )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora