LA NIÑA QUE AÚN HABITABA EN ELLA

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Soledad-te preparé tu comida favorita y no me comiste casi nada—le dijo a su nieto el cual tenía entre sus brazos en la cama de su habitación. Pasaban de las diez de la noche del martes y, tanto ella como su hija Valentina se sorprendieron en cuanto el niño les pidió permiso la noche anterior para dormir las últimas dos noches con su abuela, alegando por supuesto la marcha de esta. No era común en él hacer ese tipo de solicitudes y, aunque a ninguna de las adultas le agradaba el motivo, porque este era debido a una muy precipitada desicion, no pudieron negárselo.

Cada nuevo proceso que vencía Brandon era de celebración, cada nueva emoción despertada en él, fuera por el motivo que fuera era un logro por el cual sentirse alegres y orgullosas, por lo que aunque ese no era el mejor momento para celebrar, muy en el fondo se alegraban por los avances del niño. Ellas no querían que fuera " Normal" o como supuestamente deberían ser los niños de su edad porque para ellas él era perfecto como era, pero les alegraba que dentro de su condición se destacaba, y eso sin duda le dejaba esperanzas a las futuras generaciones con esa condición.

Brandon-no tenía hambre—dijo sin despegar su vista del televisor. A esa hora el horario era de adulto, pero eso no era un problema ni para su madre ni para su abuela porque sabían que las novelas de los canales latinos no contenían escenas explícitas que lo perturbaran. De hecho cada vez que Soledad los visitaba, Brandon se enganchaba a las novelas que su abuela solía ver
Soledad-te va a crecer la nariz como a Pinocho—dijo en tono divertido mientras le pellizcaba la mejilla para tratar una vez más de levantarle el ánimo, pero de nuevo fracasaba porque el niño llevaba desde que se había enterado de su marcha muy cabizbajo y melancólico aunque no quisiera mostrarlo o no supiera cómo hacerlo.

Brandon-a Pinocho le creció la nariz por mentir, y yo no estoy mintiendo—lo dijo tan rotundamente que a Soledad se le erizó la piel entera. En muchas, la mayoría de las ocasiones en las que Brandon se mostraba a la defensiva o molesto, le recordaba mucho a su hija la niña y a la adulta también. El niño despegó sus ojos del televisor y la miró intensamente haciéndola retener la respiración—he leído que cuando los seres humanos no se sienten cómodos con algunas situaciones pierden el apetito y en algunos casos hasta las ganas de vivir—Soledad se asustó y abrió grande los ojos pero el niño no la dejó tomar la palabra sino que prosiguió con lo que para él era su punto de vista, y vaya que lo tenía, no se habría arriesgado a dar su opinión si no la tuviera—no tengo pensamientos suicidas si es eso lo que te preocupa, pero no tengo hambre desde ayer, y supongo que es porque no esperaba que te marcharas tan pronto y al parecer, eso ha alterado mi estado de ánimo, el cual ha atacado a mi apetito—ella volvió a intentar hablar pero él con su dedo índice la volvió a hacer callar—Valentina siempre me ha dicho que soy diferente, que me quiere como soy porque como soy, soy perfecto, y yo le creo porque nunca me ha mentido, pero últimamente me he cuestionado si sus palabras solo son producto de su amor de madre, porque cada día me parezco más a las personas que no tienen mi condición, esas que se dejan llevar por las emociones, esas que actúan de manera impulsiva sin calcular las posibles consecuencias a futuro y...

Soledad-Brandito...—lo detuvo pero por inercia o por dejar de escucharlo porque no tenía ni puta idea de que responder después de la disertación que le había hecho su inteligente nieto en tan solo unos segundos. Quiso llamar a su hija que sabía mejor llevar esos temas y que lo entendía como nadie, pero prefirió por primera vez llevar las riendas ella—tu madre sigue teniendo la razón. Sigues siendo un niño diferente, pero mucho más inteligente, recuerda que tu aprendizaje no se basa solo en entenderte a ti mismo, sino al mundo que te rodea, y al parecer lo estás haciendo muy bien mi niño. Eso es lo qué pasa, nada más—le acarició con ternura la mejilla y aunque él le rehuyó un poco, al final se dejó—es normal que te sientas un poco desanimado y te pido perdón porque es mi culpa ya que no contabas con que me fuera antes de tiempo, pero es que tengo muchos pendientes en Hawái y...

MUCHO MÁS QUE AMOR (Juliantina )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora