Alguien

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Pero sí que vino alguien.

Alguien que quería rescatarla a toda costa, alguien que posee un olor demasiado característico y demasiado conocido para Lucia. No es posible ¿Cómo podría ser ella? Ella estaba lejos y, lo más importante, a salvo, ella tiene que estar a salvo.

« Por favor...»

Reza sin saber a quién, nunca había creído en ninguna deidad.

« Que no sea ella...»

Se lleva los manos a la cara en cuarto las nota libres y se aprieta los ojos con los talones de estas reprimiendo un sollozo. No le duele el pecho, no tanto como debería, no debería estar respirado, no debería poder mover sus manos.
Ella no abre los ojos, demasiado desconcertada y asustada para procesar lo que pueda ver después de abrir los ojos. Piensa el muchas opciones y ninguna le agrada, la única manera de que esto acabase bien era permitiendo lo que fuera mientras dejaran a su gente, a ella, en paz, tal vez con la niña atrapada a su celda logrando mientras todos se reúnen en un mismo lugar esperando expectantes e impacientes la noticia de su muerte, o la presentación de su cuerpo uniéndose a su causa, haciendo sólo de crisálida vacía, siendo el recipiente para las ideas sangrientas y corrosivas que le implantarían. O tal vez sacando una fuerza sobrenatural de vete-a-saber-dónde conseguiría reventar las paredes que la rodean y llegaría con el grupo de soldados sólo para exprimir sus vidas de sus ojos vacíos de emoción humana uno a uno hasta llegar a su "jefe".

De repente se encoge. Siente contacto que la asusta, una calidez casi abrasadora que se limita a rodear todo su ser y la sostiene, como si obligara a todas sus piezas rotas a mantenerse unidas.

«Respira»

Resuenan ecos en su cabeza.

« No puedo»

Es cierto. No puede.

« Respira»

Repiten con paciencia.

Suelta un jadeo frustrada e inhala aire llenando sus pulmones temblorosa antes de volver a vaciarlos y llenarlos de nuevo.

«Eso es»

La voz en su cabeza la alienta y Lucía capta que no eran muchas, era solamente una. Suspira y sorbe por la nariz notando sus pestañas y sus muñecas húmedas ¿Cuándo había comenzado a llorar?

El calor que la rodea se separa un poco y siente las lágrimas que habían escapado de la contención de sus manos ser retiradas con cuidado y suavidad.

« Abre los ojos »

Pide.

—No quiero...—Murmura aún apretando sus ojos con sus manos, aunque por lo menos ahora logra vocalizar sus pensamientos y Amelia, a su lado, lo toma como una pequeña victoria.

—Por favor...—Suelta la espalda baja de la joven y agarra los dedos de una de sus manos. Estos se agarrotan en forma de garra por el estrés, pero Amelia le sigue abrazando los hombros con la cabeza acostada en su pecho atenta a sus latidos y se los acaricia—Ábrelos...

Lucía suelta un sollozo ahogado y baja la mano que sostiene Amelia. Usa el otro brazo para limpiarse las lágrimas y lo baja con un suspiro lloroso, suelta un quejido, parpadea por el daño que causa en su retina la luz intensa y una vez que los enfoca se le humedecen de nuevo al ver a Amelia.

—Hey...—Saluda la peli-morada imitando el saludo típico de Lucía con algo de gracia y alivio.

—¿Amelia?—Vuelve a limpiarse y da un vistazo rápido a las gotas de sangre en la habitación para después mirarla de nuevo y ver la sangre a su cara—¿Esto... E- eres real?—Aprieta el agarre en sus manos insegura.

✨Lucía✨ Toh (lumelia) (Español) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora