introspección

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Escuchar esa afirmación de una manera tan concisa provoca que Lucía mire a Amelia con brillo en los ojos, adorando y creyéndo genuinamente en las palabras de la chica.

—Te quiero demasiado—Le dice anonadada mirándola a los ojos.

Amelia suspira con una sonrisa y junta sus frentes.

—Yo también te quiero... —Cierra los ojos, imitada por Lucía y tras un momento de paz Amelia besa sus labios profundamente,Lucía entrelaza sus brazos tras el cuello de Amelia y se separan. Mantienen los ojos cerrados y las narices unidas mientras agarran aire y vuelven a juntarse con calidez. Al rato se separan lentamente y vuelven a abrazarse con fuerza.

—Con todo lo que hemos pasado nunca podría dejar de confiar en tí Lucía—Le susurra al oido—Solo intenta no enfadarme porque ahí sí que te quemo.

—Eres una bipolar—Se queja.

—Te aguantas—La besa en la frente, se levanta y le tiende la mano. Lucía la acepta y se levanta soltando un quejido—Entonces ¿Me contarás las cosas?

—Si—Dice en un suspiro—Pero poco a poco—remarca al ver la emoción de Amelia.

Uggh—Suelta rodando los ojos—Vaaale—Nota la incomodidad de Lucía y le besa la mandíbula—¿Estás bien?—Pregunta Amelia rodeandole la cintura. Lucía asiente y juntas caminan de nuevo hacia el interior de la sala.

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Al mismo tiempo, el ambiente dentro de la sala se caldea por momentos.

—Oye por favor, dejad ya el tema—Dice Camila exhasperada.

—Sigo sin comprender por qué la echaste de casa—Se queja Luz con irritación—Y no me digas que fue "Por nuestro bien"—Remarca las comillas con sus dedos—Porque no pienso aceptarlo como respuesta.

Camila aprieta la mandíbula antes de responder de manera venenosa—Creo que después de acoger a todos tus amigos en mi casa sin previo aviso no estás en disposición de hablarme en ese tono jovencita y mucho menos de exigirme cosas. Podría decidir sacarlos de mi casa y dejar que se busquen la vida.

—¿Como hiciste con Lucía? —Interrumpe con sarcasmo. Luz frunce el ceño profundamente dolida por las hirientes palabras de su madre y la dirección a la que lleva esta conversación.

Sus amigos se encogen y miran avergonzados y con lástima cómo su amiga, que lleva meses estudiando para poder volver con su madre y hablando puras maravillas de esa mujer, comienza a perder conexión con ella y en gran parte por su culpa.

—Creo que después de todo lo que han hecho por mí, las cosas que han arriesgado y las que han perdido por mi culpa, darles un sitio seguro en el que quedarse es lo mínimo que podemos hacer—Gruñe apretando los puños con rabia—Ellos no dirán nada que te contradiga porque precisamente les da miedo que les eches de casa—Se levanta y camina hacia Camila—Y que te quede claro desde ya por favor, si algún día se te pasa por la cabeza echarlos de casa como a Lucía, también me echas a mí.

—Luz—Jadea Camila horrorizada por la idea cuando su hija la interrumpe.

—Y hubo veces en las que pensé en irme de casa para estar con Lucía, así que te suplico, que no me obligues a hacer algo así—Suelta con rabia contenida antes de volver a sus idiomas seguida de las miradas de sus amigos.

Camila agacha la mirada sumisa y entrecierra los ojos, pensando en cómo demonios su pequeña bolita de esperanza se ha vuelto en alguien tan fuerte y desagradable como para encarar de una manera tan descarada a su propia madre, algo que meses atrás nunca habría sido capaz de imaginar.

Tras la muerte de su marido, Luz y Lucía se convirtieron en el epicentro de su universo, aun así, en su dolor, fue capaz de acusar a la mayor de absolutamente todos sus problemas y se aseguraba de dejárselo claro a la Lucía de tan sólo doce años. Siempre a escondidas de su hermanita, pues Camila no quería que el solecito se involucrara en las discusiones y se inundara de mierda.

No obtuvo mucho éxito, puesto que Luz siempre acababa abrazando a su hermana las escasas veces que se permite llorar. Es por esas tediosas noches que se volvió tan empática, por acompañar a su hermana, su referente número uno, en sus momentos más bajos, he ahí el motivo del por qué siempre sabe que decir para calmar a su gente. Lo cual, también podría considerarse como una desgracia.

—Luz—Llama Amity. Luz la mira y con una negación de cabeza le indica que no diga nada, que no se preocupe. Aun con esa vaga afirmación, Amity decide ignorar el resto de miradas y abraza a Luz desde atrás para guiarla a su regazo. Luz se deja. Se mece en la calidez que desprende su novia, sintiéndose lo suficientemente segura como para permitir a sus ojos abrir el grifo silenciosamente. Aprieta los ojos, algo avergonzada de su decisión y Amity, apenada, le limpia las lágrimas con delicadeza. Su momento se siente tan íntimo que sus amigos se sienten obligados a dejarlas en su burbuja, por lo que se miran entre ellos y deciden hablar sobre la ropa que llevan.

Luz de verdad no quería llegar a esos términos con su madre, en gran parte por el amor que le tiene, que lleva gestándose y asentándose toda su vida y de repente se resquebraja. Por otra parte, también está el miedo de que de verdad sea capaz de echarles, como ya hizo una vez.
Tantos pensamientos intrusivos y el miedo que aún tiene guardado en el fondo de su corazón por el disparo de su hermana.

Estresada, lápida el resto de sus sentidos y se siente incapaz de centrarse en estímulos exteriores a su propios pensamientos. Aunque quizás, centrarse en las caricias,que sabe a ciencia cierta que le proporciona su novia e impregnarse en su olor sean maneras no destructivas de desviar sus preocupaciones al fondo de su cerebro, aunque sea por un rato.

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Tochaco para vosotros jugadores ❤

Por si os gusta una lectura más tipo bloque ❤

Se despide :_PixeLT_ ❤

✨Lucía✨ Toh (lumelia) (Español) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora