Prissa

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Rojo.

Lo siguiente que inunda la sala es el color rojo de la alarma acompañada de un sonido estridente. Amelia mira al rededor atenta y aprieta la mano de Lucía en la suya.

—Mierda—Gruñe Lucía—Deben de haber instalado los nuevos generadores.

Amelia suspira y se deja arrastrar hacia un lado de la habitación. La morena inspecciona los cajones de la estancia con nerviosismo y una sonrisa tira de sus labios al empuñar un bisturí.

—Lu, tenemos que correr—Tira de ella una vez la nota satisfecha con el arma que ha encontrado. Sin embargo la mayor opone resistencia y tira de Amelia hacia una esquina escondida con cuidado, dejándola ansiosa y extrañada—¿Lucía?

—No podemos correr—Explica remangándose, dejando ver sus bíceps y las heridas que tienen sus brazos por las cadenas—Las únicas salidas que hay son pasillos Amelia, estamos en desventaja numérica y estratégica—Se frota los ojos y se arrincona en una esquina junto al boquete de la pared que hizo Amelia.

—¿Tengo magia recuerdas?—Contesta frunciendo el ceño.

—Nada de magia frente a humanos, ya lo sabes—Le da una mirada penetrante.

—Tú también eres humana imbécil.

—Ahora no—Pide doblando el codo al rededor de su propio cuello a modo de protección dejando la punta del bisturí hacia fuera—Es diferente y lo sabes.

—Pero-

—¿Podemos centrarnos en salir de aquí y discutir después?—Dice cortante sin apartar la mirada del pasillo.

—... Vale—Murmura bajando las orejas algo decepcionada, Lucía no la había hablado así nunca, ni siquiera cuando se llevaban a matar, siempre había contestado de manera burlona y "irritantemente" coqueta, no así de... borde.

Lucía ignora esto y asoma la cabeza para mirar el pasillo entonces se fija en la habitación y mira el agujero que hizo Amelia para entrar y frunce el ceño.

—¿Tú has hecho eso?—Mira mal a Amelia.

—¡No podía perder más tiempo!—Se defiende alzando los brazos—¡Si hubiese tardado un poco más habrías muerto!

Lucía da un gruñido como respuesta y la manda callar. Amelia obedece desconcertada y permanece oculta.
No se mueve de su sitio ni siquiera cuando oye los primeros gritos furiosos que se acercan desde la distancia, tampoco lo hace cuando sus orejas aletean nerviosas al registrar los siguientes gritos de puro dolor y terror que escapan de las gargantas de los guardias antes de que el bisturí empuñado por Lucía les raje las cuerdas vocales. Se las tapa intentando mitigar ese ruido, aunque es posible que lo que quisiera mitigar fuese en realidad sus propios pensamientos.

Todos esos gritos, desesperados, aterrados, casi inhumanos. Provocados por la mujer que ama. No había terminado de integrar que había sido una asesina, no hasta ese momento, y darse cuenta de que hay zonas tan oscuras de Lucía que jamás habría conocido de otra manera es descorazonador...y da miedo.

Cuando se quiere dar cuenta Lucía ya la está arrastrando a tropezones a través de los cuerpos retorcidos en el suelo y amontonados uno encima del otro según habían caído y la sangre que inunda la estancia. Al pisar un cuello sin querer su pie se tuerce y se nota su estómago revuelto mientras se siente caer al vacío. Sin embargo este frena de golpe y además del agarre en su muñeca uno nuevo en su cintura la devuelve a su posición inicial. Amelia abre los ojos y el ceño fruncido de Lucía la recibe.

—¿Que haces?

Amelia aprieta los dientes y la fulmina con la mirada.

—Estoy bien gracias—Responde cortante.

✨Lucía✨ Toh (lumelia) (Español) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora