6. P a r t y

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La casa de Time era gigantesca según Pete, sólo la sala de estar era del tamaño de su patio y estaba repleta de personas sin mencionar la cocina y el patio trasero en donde se encontraba una piscina. Cuando él llegó junto a sus amigos Time le quiso dar un recorrido a él y a Porsche para que no se sintieran incómodos o perdidos, la casa era de dos pisos y en la azotea tenían otra piscina más pequeña y un minibar pero esa área estaba prohibida para los demás invitados, solamente su grupo tenía permitido subir.

Esa tarde, Porsche había llegado a su casa temprano para ayudarlo a arreglarse ya que el pobre estaba tan indeciso y nervioso, más que cuando les dijo a sus padres que iría a una fiesta. Mint dijo que pasaría a recogerlos ya que ellos obviamente no conocían la residencia de Time, y como dijo, llegó por ellos junto a Kinn y Kim en un lujoso auto.

¡Mira esto! Qué auto tan lindo ¿Tendrá pareja el dueño?

No, pero tú sí tienes. —le había dicho Pete en susurros antes de subirse al automóvil.

Pete y Porsche en realidad vivían muy bien, sus familias tenían algunos negocios y eran personas muy trabajadoras, aún así no era nada comparado con la familia Theerapanyakul quienes eran unos grandes empresarios desde hace varias generaciones. Incluso gracias a la amistad entre Mint y Vegas, sus tíos estaban por hacer negocios juntos lo cual ayudaría mucho a la economía de la familia de su prima.

La fiesta estaba en su mejor momento, el cumpleañero bailaba y bebía junto a un chico delgado y pequeño que Pete supuso era su enamorado, Mint había desaparecido de su vista a pesar de que antes de entrar le había prometido no dejarlo solo, Kim estaba sentado en uno de los sofás conversando con un grupo de personas, Vegas se había desaparecido hace ya un rato, y Porsche había ido al baño pero ya se había tardado y Kinn, no tenía ni idea de qué hacía o dónde estaba. La música estaba alta y a pesar de que ya había bebido algunos tragos aún no se sentía cómodo, para nada se estaba divirtiendo así que decidió ir a buscar a Porsche para irse a casa, pero por más que lo buscó en todos los lados no pudo encontrarlo, su intuición le dijo que subiera a la azotea pero el camino hacia allí estaba completamente vacío y oscuro, aún así continuó hasta llegar al lugar en donde vió una figura masculina sentado en uno de los camastros en medio de la oscuridad.

—¿Porsche? —preguntó y la figura se giró hacia él.

Era Vegas.

—Oh, lo lamento es que estaba buscando a Porsche y creí que podría estar aquí —dijo nervioso.

—No, no te preocupes ¿Está todo bien? —se puso de pie y Pete notó que sostenía un cigarrillo.

—Sí, es que ya quiero irme a casa.

—¿Por qué? ¿Hubo algún problema? —cuestionó con preocupación a la vez que se acercaba.

—Para nada, es sólo que estoy aburrido y todos me dejaron solo —respondió con una risa tímida al final.

—Oh, lo lamento tanto es que me dolía un poco la cabeza y quería alejarme del ruido un momento, no pensé que los demás iban a tomar su propio camino.

—Ah, todo está bien no te preocupes, te dejaré solo entonces —dijo para después darse la vuelta con la intención de regresar.

—¡No! -interrumpió —Quédate.

Por alguna razón su corazón se aceleró y sin darse cuenta sus labios se curvaron levemente hacia arriba. Vegas lo invitó a tomar asiento junto a él y así lo hizo.

—Se ve mucho mejor la vista a esta hora —dijo Pete refiriéndose a la vista de la ciudad para romper el silencio que se había creado hace unos minutos.

S t i l l [VegasPete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora