10. J e a l o u s y

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Llegar a su destino demoró alrededor de 30 minutos, cuando llegaron, Vegas apenas estacionó el auto y Pete ya había salido de él en busca de su hermana menor, encontrándola sentada en una mesa en las afueras de una cafetería.

—¡Pam!

La adolescente se puso de pie en cuanto vió a su hermano, mostrando su brazo derecho ensangrentado y casi adormecido.

—Pete —sollozó y se acercó rápidamente a él en busca de consuelo.

—¿Qué fué lo que pasó? —preguntó completamente asustado.

—Estaba viendo ropa desde afuera de una tienda cuando un niño chocó conmigo, estaba corriendo de un perro que lo perseguía con intención de morderlo así que me interpuse y me mordió el brazo ¡Y no podía quitarmelo de encima! —dijo entre sollozos —Me duele mucho, pedí ayuda pero todos me miraban raro así que mejor te llamé.

—Tiene que ir al hospital —dijo Vegas con preocupación y ambos se giraron hacia él.

Pete había olvidado por completo que él lo acompañaba, estaba tan preocupado por Pam que lo único que quería era llegar con ella. Ambos la llevaron hasta el auto y se dirigieron al hospital más cercano, Pam estaba asustada y adolorida por lo que no había dicho ni una sola palabra respecto a quién era Vegas pero Pete sabía que en cuanto mejorara lo iba a bombardear con cientos de preguntas.

El médico dijo que el animal había clavado sus colmillos con profundidad y desgarrado un poco la piel por lo que necesitó algunos puntos de sutura, así que le dió un antibiótico para el dolor y recetó una pomada cicatrizante. En cuanto subieron al auto Pam se quedó dormida en los asientos traseros.

—Muchas gracias por ayudarme —dijo Pete apenado después de unos minutos en completo silencio.

—Está bien, no podía dejarte solo.

—Te lo compensaré, lo prometo.

—¿Ah sí? ¿Cómo lo harás? —dijo juguetón.

—Sólo dime qué deseas.

Vegas pensó durante unos segundos y sonrió, le dió una mirada fugaz a Pete antes de responder.

—Deseo que me dejes estar a tu lado.

No vió la reacción del chico pero estaba seguro de que sus lindas mejillas y sus orejas se habían enrojecido como cada vez que le hacía un cumplido.

—¿Me lo cumplirás?

Pete sonrió y asintió.

—Ok —dijo nada más.

El corazón del menor se había agitado una vez más por las palabras de Vegas, apenas llevaban una semana teniendo citas y él ya quería lanzarse a sus brazos y poder llamarlo su novio.

Cuando llegaron a su casa, Pete bajó a su hermana del auto y la llevó adentro con sus padres quienes ya estaban enterados desde que salió del hospital, luego regresó para despedirse de Vegas así que volvió a entrar al vehículo para agradecerle de nuevo.

—En serio te agradezco mucho Vegas, lamento que hayas tenido que conducir de un lado a otro por mi culpa, vayamos a comer juntos mañana, yo invito.

Vegas se giró hacia él y negó con la cabeza.

—En serio no es necesario que te disculpes, cómo podría dejarte sólo con tu hermana herida.

—Siento que decir gracias no es suficiente.

Vegas soltó una risa que quedó ahogada cuando Pete lo tomó de las mejillas y pegó sus labios a los suyos dejándolo completamente sorprendido, jamás imaginó que sería Pete quien daría el primer paso, y para ser sinceros quería ser él quien lo diera, había planeado llevarlo al picnic y declararle su amor nuevamente en pleno atardecer y entonces lo besaría bajo un paisaje hermoso para que fuera un recuerdo especial para el menor.

S t i l l [VegasPete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora