9. D a t e s

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—¿Eso te dijo? ¡Me dijiste que no pasaba nada entre ustedes!

Porsche lo miraba con los ojos entrecerrados. Esa misma mañana cuando llegó a la universidad su amigo lo llevó corriendo hasta el salón de clases y mientras esperaban que el profesor llegara lo atacó con cientos de preguntas a cerca de su cita con Vegas, lo sabía porque Pete le pidió ayuda sobre qué ropa ponerse para la ocasión.

—Es que no pasaba nada, sólo contacto visual y un par de palabras de vez en cuando, no creí que yo le gustara.

—Él te gustó de inmediato ¿Por qué te sorprende que tú también a él?

—Porque yo soy inexperto en relaciones amorosas, y él ya tiene un historial.

—Eso no tiene nada que ver, no siempre serás el primero en la vida de las personas.

—¡Lo sé! Pero sigo teniendo miedo.

—¿Miedo? ¿Qué te dá tanto miedo?

—Ser un reemplazo.

Porsche no pudo evitar rodar los ojos.

—Escucha, si Vegas ya lo superó ¿Por qué tú que no tuviste nada que ver en eso no lo superas?

Pete ya no quiso responder, pensó que quizá su amigo tenía razón y él solito se estaba atormentando.

—Ya no hablemos más de eso, mejor cuéntame cómo te fué con Jay.

Porsche soltó un suspiro y se acomodó en su asiento antes de responder.

—Le dije que lo engañé, primero no quería aceptarlo, luego dijo que me perdonaba y que lo olvidaría pero cuando le dije que ya no lo amaba más y que quería terminar con la relación empezó a decirme que era imposible que yo mandara una relación de dos años a la mierda por un estúpido error que cometí estando ebrio ¡Yo no estaba ebrio! Y no fué un error ni mucho menos una estupidez.

Pete asintió comprensivo.

—¿Y qué harás con Kinn?

—Bueno, esa noche Jay estaba muy enojado y me dejó en una gasolinera casi saliendo de la ciudad, estaba cansado y yo no conocía por ahí así que tuve que llamarlo e inmediatamente fué por mi, fuimos a comer y conversamos un poco sobre todo, le dije que necesitaba tiempo porque no quería salir de una relación e inmediatamente meterme a otra y él lo comprendió, dijo que no esperaba eso de mí en estos momentos, convivimos y finalmente me dejó en la puerta de mi casa.

—¡Ese bastardo! Jamás creí que Jay te haría eso alguna vez, me alegra tanto que Kinn haya ido a rescatarte.

—¡Era la única persona que conocía con auto! —rió —pero pude aclarar todo con todos y estoy bien, ahora quiero tiempo a solas.

Pete asintió de nuevo.

La conversación se dió por terminada cuando el docente finalmente llegó al salón de clases.






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Durante el resto de la semana Vegas y Pete se vieron con más frecuencia, el mayor lo invitaba a un café o le llevaba algunos bocadillos mientras el menor estudiaba en la biblioteca, y Pete también lo invitaba a alguna bebida de vez en cuando, como ahora que estaban en un pequeño café cerca del campus.

—¿Por qué escogiste Lenguas extranjeras? —preguntó Vegas antes de darle un mordisco al cupcake que Pete le compró.

—Bueno, cuando era adolescente mi gusto por los idiomas se hizo presente cuando me empezó a gustar un artista inglés, con el paso del tiempo fué el coreano, luego el italiano y ahora intento aprender francés.

—Wow, ¿Quieres decir que hablas todos esos idiomas?

Pete rió apenado y negó con la cabeza.

—No realmente, me gustan mucho los idiomas pero tengo algo que me hace querer aprenderlos todos al mismo tiempo y eso es muy complicado, cuando me propongo a aprender alguno consigo todo lo necesario pero en el camino surge el interés por un idioma nuevo y dejo de lado el que estaba aprendiendo para estudiar el otro ¿Comprendes? El único idioma que domino es el inglés y del resto es muy poco lo que hablo.

—Sí que es difícil, pero no tienes ni idea de lo atractivo que te ves cuando me hablas de que eres políglota, eres muy inteligente Pete.

Vegas soltó las palabras sin ninguna pena, haciendo que las mejillas y orejas de Pete se enrojecieran, al verlo así le daban ganas de presionar sus mejillas y darle un intenso beso en los labios pero pensaba que quizá Pete se lo impediría.

—¿Si? —respondió el menor casi en un susurro.

Vegas asintió y continuó comiendo el cupcake red velvet mientras que Pete terminaba de beber su café helado.

—¿Qué harás este fin de semana? —preguntó el mayor.

—Bueno, usualmente vamos a visitar a mis abuelos pero este fin de semana ellos saldrán de casa así que supongo que yo no saldré.

—Vamos a un Picnic.

—¿Un picnic? ¡Sí! Siempre he querido ir a uno pero no he tenido la oportunidad —dijo con emoción.

—¡Genial! Ponte aún más hermoso y vayamos a un picnic el sábado en la tarde ¿Te parece bien?

—¡Sí, perfecto!

Aunque Pete respondió con emoción a la propuesta de Vegas, no hizo caso omiso al cumplido que le hizo, su corazón se aceleró cuando escuchó esas palabras salir de su boca.

La conversación fluyó sin ningún problema como siempre pasaba cada vez que estaban juntos, pero esta vez fué interrumpida por el tono de llamada proveniente del teléfono de Pete quien al ver el nombre en la pantalla contestó de inmediato.

¿Hola? ... Estoy en una cafetería cercana ... En un rato quizá ¿Sucede algo? ... ¡¿Qué?! ¿En dónde estás? ... Está bien, iré por ti ahora mismo ¿Ok? ... Llegaré enseguida.

—¿Está todo en orden? —preguntó Vegas cuando Pete terminó la llamada y se ponía de pie.

—Lo siento tanto pero debo ir por mi hermana ahora mismo —respondió con una notable preocupación en el rostro mientras guardaba sus cosas en su mochila.

—¿Le pasó algo? Yo te llevo —dijo también poniéndose de pie y después seguir a Pete hasta la puerta.

—No es necesario, iré en taxi tú ve a casa, no quiero molestarte con los quejidos de mi hermana —intentó bromear.

—No te lo pregunté, vamos sube al auto.

Pete obedeció con tal de llegar lo antes posible con su hermana, le dió la ubicación de donde ella se encontraba y él condujo de prisa hacia allí.

S t i l l [VegasPete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora