20. L o v e

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La familia de Vegas a simple vista podía parecer delicada y arrogante pero la realidad era otra, todos trataron a Pete con amabilidad y cariño, sobre todo el hermano menor de Vegas quien se apegó de inmediato a él. Pero con quien creó un fuerte vínculo fué con Narin, su suegra.

La mujer lo llevó a recorrer toda la casa después de haber cenado, era una propiedad grande y muy bonita.

—Tengo que agradecerte tanto Pete —dijo mientras ambos se sentaban en una banca en el jardín trasero.

—¿Por qué lo dice?

—No creas que no conozco a mi hijo, estoy al tanto de que ha lastimado a varias personas y que jamás tomaba en serio a alguien, pero de repente un día su comportamiento era distinto, pasaba más tiempo en casa y convivía con nosotros y pasaba horas arreglándose antes de salir, parecía que quería impresionar a alguien.

Entonces Pete comprendió porque cada vez que veía a Vegas lo notaba más apuesto, y sonrió.

—Un día regresó a casa de muy mal humor y veía su teléfono con tanta desesperación, al principio no quería decirnos que sucedía hasta que unos días después ya no soportó tanta ansiedad y finalmente nos lo dijo, que había conocido a un chico maravilloso al que quería tanto y que era posible que lo perdiera, pude ver en sus ojos que de verdad tenía tanto miedo.

—Lo siento —dijo apenado.

—Oh no, no creo que haya sido tu culpa, Vegas cometió errores y no podía esperar que no tuviera que enfrentar las consecuencias luego.

Pete asintió y se quedó callado, no sabía que responder.

—En fin, me alegra tanto que se hagan felices el uno al otro, si ocurre un problema sabes que puedes acudir a mi si lo deseas.

—Muchas gracias, por supuesto que lo tomaré en cuenta, usted es tan comprensiva.

—No hay de qué, pero por favor no me trates de usted, me haces sentir vieja —bromeó.

Pete rió.

—Lo lamento.

—Por cierto, Vegas me dijo que te gusta mucho la repostería.

—¡Me encanta! Me platicó que usted tiene una cafetería muy bonita.

—Es verdad, deberías llegar un día.

—Vegas me prometió llevarme, le recordaré hacerlo.

Y como si lo hubieran invocado, el chico apareció justo a tiempo.

—Aquí están, el postre está listo.

—Vamos entonces —dijo su madre al mismo tiempo que se ponía de pie seguida por Pete.

Vegas dejó que su madre se adelantara y cuando se aseguró de estar solos, tomó a Pete de las mejillas y besó sus labios con fuerza.

—¿De qué hablaban? —dijo después.

—No seas chismoso.

—De mi ¿Verdad?

—No fué así.

El mayor pasó sus brazos por la cintura de su novio y lo acercó más a él.

—Dime entonces.

—Hablamos de que me prometiste llevarme a su cafetería.

—Oh, lo había olvidado.

—¡Vegas!

—¡Pero si te llevaré! Gracias por recordarmelo, lo olvidé porque todo el tiempo estoy pensando en ti y en lo mucho que me gustas.

—Que cursi eres —dijo escondiendose en su pecho, tratando de ocultar su rostro ruborizado.

—Pero es verdad.

—Regresemos ya, nos están esperando ¿Qué van a pensar si nos tardamos más? —habló separándose de Vegas.

-Que te estoy devorando -respondió y jaló de él para volver a besarlo.

Al principio Pete se rehusó a regresarle el beso pero mientras el mayor continuaba besándolo con pasión finalmente se rindió y envolvió sus brazos al rededor de su cuello, acercándose más a su cuerpo y saboreando los labios de su amante. Ambos sentían que podían pasar horas y horas besándose pero también estaban conscientes de que los padres de Vegas estaban esperando por ellos, así que se separaron.

De cualquier manera sus padres iban a asumir lo que hacían ya que su apariencia los delataba: labios hinchados y brillosos, ropa medio arrugada y mejillas ruborizadas. Y aunque se dieron cuenta no les importó, ver a su hijo feliz y enamorado era algo que no conocían, y esa versión los hacía felices a ellos también.

—Vegas tu familia es tan encantadora —dijo Pete cuando su novio estacionó el auto frente a su casa.

—Ellos te amaron Pete, al igual que yo lo hago.

—¿Qué? —dijo confundido.

—¿En serio no lo sabías? —rió.

—¿Qué cosa?

Que te amo.

Pete sintió su corazón acelerarse y su rostro caliente, se había quedado sin palabras y quería llorar de la felicidad.

—Te amo mucho, Pete.

—Yo...

—Lamento tanto no habértelo dicho antes a pesar de estar tan seguro.

—No no, yo...

—No te sientas presionado, no tienes que decirlo si no te sientes listo.

—¡No es eso! Por supuesto que si lo hago, es sólo que me sorprendiste —rió.

—Lo siento —rió también.

También te amo Vegas.

Ambos se miraron a los ojos durante unos segundos para después besarse con anhelo, era uno de los días más felices para ambos.

Vegas había estado inquieto por decirle esas importantes palabras pero además de eso estaba nervioso y tenía miedo de decirlas muy pronto y hacer que Pete pensara que iba demasiado rápido, pero escucharlo decirle lo mismo lo hizo mucho más feliz.

Estuvieron durante varios minutos dentro del auto besándose e intentando despedirse pero ninguno de los dos quería irse, hasta que finalmente Pete le dió un último beso y salió del auto antes de que Vegas lo jalara hacia él de nuevo.

Al entrar a su casa fué directo a su habitación a ponerse la pijama con intenciones de ir a dormir, pero cuando se acostó en la cama la emoción y la felicidad no lo dejaban dormir, el lindo momento que pasó con la familia de su novio y las palabras que se dijeron mutuamente al final del día seguían en su mente.

Amaba tanto a Vegas Theerapanyakul.

S t i l l [VegasPete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora