44. F e a r

1K 127 8
                                    

—¿Entonces volvieron? —preguntó Pam con emoción.

—No.

—¡¿No?!

—Ambos somos personas distintas ahora, así que queremos empezar de cero y conocernos otra vez.

—Pero...

—Sin peros, ahora sal de aquí porque tengo que vestirme, Vegas llegará en cualquier momento.

Después de su charla en la que ambos finalmente se perdonaron y dejaron todo en el pasado, comenzaron a pasar algún tiempo juntos como a cenar después de la jornada laboral de Vegas o dar un paseo a pie los fines de semana. Pero en esta ocasión era diferente ya que acompañaría a Vegas a visitar algunos edificios en busca del apartamento perfecto, y es que el mayor había tomado la decisión de comenzar a vivir solo.

—¿Qué te pareció este? —preguntó Pete mientras se abrochaba el cinturón de seguridad luego de haber visitado el quinto apartamento en el día.

—Demasiado grande, y está muy lejos de mi trabajo.

—No sabía que eras exigente con estas cosas —rió.

—Es importante para mí vivir en un lugar que me transmita tranquilidad, y en los que hemos visto los vecinos son tan escandalosos.

—Busca un penthouse entonces —bromeó.

—No es mala idea, lo tomaré en cuenta.

—¡No lo decía en serio! Esos lugares son demasiado caros.

—Está bien —rió —vayamos a comer algo, debes estar cansado.

—Realmente no.

De igual manera el mayor lo llevó a cenar a un restaurante francés muy popular en la ciudad, en donde mantuvieron una entretenida conversación mientras consumían los alimentos tan exquisitos que el lugar ofrecía.

—Entonces Olivia dijo que sería buena idea hacerlo, así que juntamos nuestros ahorros ¡Y abrimos una librería! El lugar es precioso a decir verdad, no empezamos con mucho pero hace unos meses Dante se las arregló para conseguirnos un inversionista y hemos podido agregar más libros, los clientes aumentaron también y somos muy recomendados.

—Vaya, jamás imaginé que serías un hombre de negocios —sonrió —una librería es sin duda el negocio perfecto para ti.

—¿Si?

—Por supuesto, mencionaste una vez que te fascinaba leer y además era muy notorio.

—Bueno, jamás se me habría ocurrido tener una librería de no ser por mis amigos.

—Parecen muy agradables, me gustaría conocerlos algún día.

—Por supuesto que estás invitado a visitarme cuando lo desees —dijo Pete con una sonrisa.


Y entonces Vegas cayó en cuenta de que Pete se iría de nuevo. Habían estado saliendo durante las últimas dos semanas y se había fijado que el pelinegro había cambiado, era una persona mucho más decidida y apasionada y sabía perfectamente que Pete no renunciaría a su vida en Canadá, no se lo pediría por supuesto, pero si ambos deseaban volver a estar juntos sería muy complicado llevar la relación estando en un continente diferente, Vegas tampoco dejaría el trabajo que tanto quería y mucho menos a su familia.

Amaba a Pete, de eso ya no tenía ninguna duda y sabía que él también sentía lo mismo pero por más que se amaran ninguno de los dos renunciaría a sus trabajos, a sus amigos, a la vida que llevaban y apreciaban.

En los siguientes días ambos continuaron teniendo citas: idas al cine, caminatas nocturnas por algún parque, cenas en el apartamento que Vegas finalmente había comprado y en donde casi se daban un beso luego de mucho tiempo pero que el mayor rechazó. No porque no deseara besarlo, sí que deseaba tomar a Pete en sus brazos y besarlo hasta quedarse sin aliento pero sabía que si lo hacía sería incapaz de despegarse de él y eso complicaría las cosas cuando el pelinegro tuviera que marcharse, algo que Vegas no había podido sacar de su mente y que lo atormentaba todas las noches cuando se encontraba acostado en su cama mirando el techo, era el único momento en que su mente no estaba saturada de trabajo entonces lo recordaba y sobrepensaba, buscando alguna solución hasta que no lo soportó más y decidió hablarlo.

S t i l l [VegasPete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora