TRISTEZA

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Laia se despertó temprano esa mañana y comenzó a recoger la casa. La semana anterior había comenzado a trabajar en un nuevo hospital en Madrid, y aunque estaba emocionada por su nuevo trabajo, se sentía abrumada por la cantidad de trabajo que tenía que hacer en casa.

No quería dejar a Vinicius con todo el trabajo, así que decidió hacer todo lo que pudiera antes de ir al trabajo.

Después de limpiar la casa, Laia preparó un delicioso desayuno y se sentó a comer
Después de desayunar, Laia se dedicó a preparar la comida y la cena para el día, sabiendo que no tendría tiempo para cocinar cuando llegara del trabajo. Finalmente, llegó la hora de ir al hospital.

Al llegar, le informan que ha sido asignada al servicio de urgencias, lo que la hace sentir un poco nerviosa, pero emocionada al mismo tiempo. No quería defraudar a nadie, así que se prepara para hacer lo mejor que pueda.

Durante su turno, Laia se concentra en cada paciente y hace todo lo posible para aliviar su dolor y brindarles el cuidado que necesitan. El tiempo pasa rápidamente y, cuando se da cuenta, ya es de mañana. Está agotada pero también satisfecha por el trabajo que ha realizado.

Cuando regresa a casa, encuentra a Vinicius durmiendo y se siente un poco triste al no poder pasar tiempo con él. Pero sabe que es temporal y que pronto tendrá días libres para disfrutar juntos.

Laia se despierta más tarde en la tarde, después de haber dormido algunas horas. Se siente sola y con ganas de ver a Vinicius.

Pero decidió no dejarse vencer por esa sensación y concentrarse en sus tareas.

Después de dejar la casa lista, Laia empezó a preparar la comida que se llevaría al hospital. Trabajar en el turno de noche significaba no tener acceso a la comida del hospital, así que decidió llevar una cena saludable para ella.

También dejó preparada la cena para Vinicius, que estaría llegando del entrenamiento más tarde esa noche.

Mientras terminaba de preparar la cena, el teléfono sonó. Era Ansu, llamando para ver cómo estaba Laia.

- Laia, ¿cómo estás? ¿Cómo va todo en tu nuevo trabajo? - preguntó Ansu.

- Estoy bien, gracias por preguntar - respondió Laia con una sonrisa.

- Vinicius está muy orgulloso de ti - dijo Ansu.

- Gracias, Ansu. Significa mucho para mí saber que tengo su apoyo - respondió Laia, sintiéndose un poco más animada después de la conversación.

Después de hablar con Ansu, Laia se terminó de preparar y se fue al hospital. A medida que se acercaba, sabía que tenía que mantener la cabeza en alto y hacer su mejor esfuerzo.

Laia habia  pasado semanas esperando la confirmación de su contrato en oncología pediátrica, y finalmente, lo habían concedido. Era un contrato de 10 años, lo que significaba que tendría estabilidad laboral y podría desarrollar su carrera profesional en el hospital.

Llegó al hospital y quería asegurarse de que todo estuviera en orden para dar la mejor atención posible a sus pacientes. Después de comprobar su agenda, se preparó para atender a su  paciente.

Cuando abrió la puerta de la habitación del paciente, Laia vio a un niño pequeño acostado en la cama, con una expresión triste en su rostro.

Laia se acercó y le preguntó cómo se sentía. El niño le contó que se sentía mal y que le dolía mucho la cabeza. Laia le explicó el proceso de tratamiento y lo tranquilizó, prometiéndole que haría todo lo posible para que se sintiera mejor.

Durante toda la noche, Laia atendió a varios pacientes con enfermedades graves, pero ella los trató con amor y compasión. Era evidente que tenía una gran habilidad para tratar con niños, lo que le permitió ganarse la confianza de los padres y de los pacientes.

Vinicius llegó a casa después de su entrenamiento agotado. Al abrir la puerta un sentimiento de tristeza se apoderó de él, porque extrañaba a su prometida.

Sin embargo, al ir a la cocina, encontró una nota de Laia junto con la cena que ella le había preparado.

La nota decía: Mi amor, hoy estaré trabajando en el hospital hasta tarde. Espero que disfrutes la cena que te he preparado con tanto cariño. Te amo mucho, Laia.

Vinicius se sintió reconfortado al leer las palabras de Laia. Sabía que ella estaba trabajando arduamente y que no podía evitar tener horarios largos e impredecibles. Aun así, su amor por él siempre brillaba a través de sus acciones.

Después de disfrutar de la deliciosa cena, Vinicius se acostó en la cama. Antes de dormir, decidió enviarle un mensaje de amor a Laia.

"Te extraño mucho, mi amor. Espero que tu trabajo en el hospital esté yendo bien. Siempre estaré aquí esperándote con los brazos abiertos. Te amo muchísimo", escribió.

Con una sonrisa en su rostro, Vinicius se durmió.

FUERA DE JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora