LA FINAL

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Ansu decidió llamar a Vinicius para tranquilizarlo y contarle que Laia estaba bien después de haber estado unos días fuera de casa. Sin embargo, decidió mantener la sorpresa de su hermana y no decirle que estaba de camino hacia Madrid para volver con Vinicius.

- ¿Hola, Vinicius? - dijo Ansu al contestar el teléfono.

- Sí, ¿Ansu, qué tal? - respondió Vinicius.

- Quería llamarte para decirte que Laia está bien. Sólo necesitaba unos días para aclarar sus pensamientos, pero está bien - explicó Ansu.

- Oh, menos mal. Me alegra mucho escuchar eso - suspiró Vinicius con alivio.

- Me alegra que lo entiendas - dijo Ansu finalmente.

- Nos vemos pronto - se despidió Vinicius antes de colgar.

Vinicius se sintió aliviado al saber que Laia estaba bien.

Laia aparcó el coche en el garaje y suspiró al entrar en su casa. Se sentía bien estar de vuelta en su hogar. Miró alrededor de la casa, notando que todo parecía igual que cuando se fue. Pero algo era diferente, algo la hacía sentir extraña. Tal vez era el hecho de que Vinicius no estaba allí.

Sabía que Vinicius salía temprano para entrenar, estaba preparándose para la final y se tomaba en serio cada partido. Laia sonrió al pensar en lo apasionado que era Vinicius por su carrera. Pero también lo extrañaba, sentía que su relación estaba estancada.

Laia se adentró en su habitación, sintiéndose un poco abrumada por la cantidad de fotos que Vinicius había puesto por todas partes. Había fotos de ellos juntos en diferentes lugares del mundo, en la playa, en la nieve, en la ciudad... incluso algunas fotos que Laia no sabía que habían sido tomadas. Pero en todas ellas, la sonrisa de Vinicius era tan contagiosa que hacía que Laia sonriera automáticamente al verlas.

Laia se sentó en la cama y cogió una de las fotos. Era una en la que estaban en el aeropuerto, justo antes de subir al avión que les llevaría a su último destino juntos. En ella, Laia llevaba un sombrero y una bufanda, y Vinicius la abrazaba por la cintura, con una sonrisa en el rostro.

Laia tomó su teléfono y marcó el número de Valverde. Después de un par de tonos, finalmente respondió.

- ¿Hola? -dijo Valverde.

- ¡Hola, Valverde! Soy Laia, ¿cómo estás? - dijo Laia con entusiasmo.

- Oh, hola Laia. Estoy bien, gracias. ¿Qué hay de nuevo? - preguntó Valverde.

- Escucha, quería decirte algo. Vinicius no lo sabe todavía, pero voy a ir a verlo en la final. Me encantaría sorprenderlo, así que por favor no le digas nada - dijo Laia emocionada.

- ¡Oh, vaya! Eso es genial, Laia. Estoy seguro de que Vinicius estará muy emocionado. No te preocupes, guardaré el secreto - respondió Valverde.

- ¡Genial! Gracias, Valverde. Me alegro de que podamos contar contigo - dijo Laia con una sonrisa.

- Por supuesto, cualquier cosa por ti, Laia. ¡Buena suerte con la sorpresa! - respondió Valverde antes de colgar.

Laia se sintió emocionada y ansiosa por sorprender a Vinicius en la final. Sabía que sería difícil guardar el secreto, pero estaba decidida a hacerlo.

Laia estaba en el estadio, nerviosa y emocionada. Había llegado temprano para asegurarse de tener un buen lugar desde donde ver el partido. Observaba a la multitud de aficionados llenando las gradas, el ambiente estaba lleno de emoción y adrenalina.

Mientras esperaba el inicio del partido, Laia decidió enviar un mensaje a su hermano Ansu para hacerle saber que ya estaba en Madrid y que estaba emocionada por ver a Vinicius en la cancha. Ansu respondió inmediatamente, deseándole suerte y diciéndole que estará viendo el partido desde casa.

FUERA DE JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora