CELOS

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Vinicius y Laia estaban muy emocionados por compartir la noticia del embarazo con los compañeros de equipo de Vinicius. Habían reservado una mesa en un restaurante elegante y estaban esperando a que llegaran todos.

Los chicos del equipo llegaron y se sentaron alrededor de la mesa. Vinicius y Laia les saludaron con una sonrisa y comenzaron a hablar sobre partidos. Pero pronto Vinicius tomó la palabra y dijo:

- Chicos, queríamos invitarlos aquí para compartir una gran noticia con ustedes. Laia y yo estamos esperando un bebé.

Hubo un momento de silencio antes de que los chicos comenzarán a felicitarlos y a darles abrazos. Uno de los chicos preguntó emocionado:

- ¿Es un niño o una niña?

- Aún no lo sabemos - respondió Laia.

- ¡Ya puedo ver a tu hijo jugando con nosotros en el Bernabéu!.

Todos rieron y brindaron por la noticia. Vinicius se sintió muy feliz de compartir este momento con sus compañeros de equipo, y Laia se sintió agradecida por ser parte de su familia futbolística.

Vinicius y Laia agradecieron a los chicos por su apoyo y prometieron mantenerlos informados a medida que avanzaba el embarazo. Fue una noche llena de risas, alegría y emociones compartidas, y Vinicius y Laia se sintieron muy agradecidos por tener amigos tan increíbles en su vida.

Laia se apoyó en el barandal de la terraza y respiró profundamente, tratando de combatir las náuseas que la atormentaban. Miró hacia el horizonte, tratando de enfocar su mente en algo más que en la incomodidad que sentía. De repente, escuchó unos pasos detrás de ella y se dio la vuelta para ver a Camavinga, uno de los compañeros de equipo de Vinicius.

- Hola Laia, ¿estás bien? -preguntó Camavinga, acercándose a ella con preocupación en su rostro.

- Sí, solo un poco mareada -respondió Laia, sonriendo ligeramente.

- ¿Te puedo traer algo de agua o algo así? -preguntó Camavinga, ofreciéndole su ayuda.

- No, gracias, estoy bien -respondió Laia, agradeciendo su preocupación.

- Oye, quiero felicitarte por el bebé -dijo Camavinga, acercándose a ella con una sonrisa-. Es una gran noticia.

Laia sonrió ampliamente, sintiéndose agradecida por el gesto amable.

- Muchas gracias, Camavinga -dijo Laia, agradecida-. Estoy muy emocionada por ello.

Vinicius estaba disfrutando de la cena con sus compañeros del Real Madrid, pero no podía evitar sentirse un poco inquieto. ¿Dónde estaba Laia? Había desaparecido de repente y no había regresado. Vinicius comenzó a buscarla por el restaurante, pero no la encontró, decidió salir a la terraza y ahí la vio.

Laia estaba de pie junto a Camavinga, riendo y charlando animadamente. Vinicius se acercó lentamente, sintiéndose un poco celoso al ver a su esposa tan feliz con otro hombre.

Vinicius se acercó a Laia y  a Camavinga, con el ceño fruncido y una mirada desafiante en su rostro. Laia se dio cuenta de inmediato de que algo no andaba bien.

- ¿Qué pasa, Vinicius? - preguntó Laia, tratando de leer la expresión de su esposo.

- No me gusta cómo estás tan cercana con Camavinga - respondió Vinicius con una voz tensa.

Laia miró a su alrededor, un poco confundida. No entendía por qué Vinicius estaba tan celoso de Camavinga, quien era su compañero de equipo.

- Es solo una conversación, Vinicius. No hay nada de qué preocuparse - dijo Laia tratando de tranquilizarlo.

Vinicius frunció el ceño aún más, claramente no convencido. Laia se acercó a él y lo abrazó, tratando de transmitirle seguridad.

- Confía en mí, Vinicius. Eres mi esposo, el hombre que amo - susurró Laia en su oído.

Vinicius se relajó un poco en los brazos de Laia, pero todavía parecía un poco incómodo. Fue entonces cuando Laia decidió tomar medidas más drásticas.

Le dio un beso apasionado, sin importarle que estuvieran en público, con la esperanza de que eso fuera suficiente para que Vinicius se diera cuenta de que ella solo tenía ojos para él.

Cuando finalmente se separaron, Vinicius sonrió y abrazó a Laia con fuerza.

Laia y Vinicius llegaron a casa después de la cena con sus compañeros de equipo, pero algo en el ambiente era diferente. Vinicius notó que Laia estaba callada y pensativa mientras se desvestía para ponerse su pijama. Él se acercó a ella y le preguntó suavemente:

- ¿Estás bien, mi amor?

Laia se giró para mirar a Vinicius y suspiró.

- No me gusta verte celoso, Vinicius. Me hace sentir incómoda y triste - confesó.

Vinicius se sintió mal al escuchar eso. Sabía que a veces podía ser un poco celoso, pero nunca había querido que eso incomodara a Laia.

- Lo siento, mi amor. No quiero que te sientas así. Solo quiero protegerte y asegurarme de que siempre seas mía - explicó.

Laia sonrió un poco y se acercó a Vinicius.

- Lo sé, cariño. Pero no tienes nada de qué preocuparte. Solo eres mío, y yo soy tuya. Eso es todo lo que importa - dijo mientras lo besaba.

Vinicius se dejó llevar por el beso apasionado de Laia y luego la tomó en sus brazos.

- Te amo, Laia. Siempre lo he hecho y siempre lo haré - declaró.

- Yo también te amo, Vinicius. Siempre y para siempre - respondió Laia mientras se acurrucaba en sus brazos.

La noche continuó con una guerra de besos y risas entre Laia y Vinicius. Ambos se sentían felices y enamorados.

FUERA DE JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora