Capítulo N° 45

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La primavera era cálida, la brisa era suave y el ambiente, aunque húmedo, se sentía agradable. Stefano estaba de pie frente a la importante escuela donde asistía su hermanita menor, con un nivel educativo de excelencia que él le ofreció a sus madres pagar. Colocó un cigarrillo en sus labios y lo prendió con calma mientras esperaba a que Brianna saliera por fin para ir a quedarse el fin de semana con él.

Stefano había logrado tener visitas legales con su hermana, además de tenerla durante las vacaciones.

A su alrededor había muchas madres, niñeras y otra clase de personas a cargo de los niños. Se cruzó a gente popular y famosa, con algunos tenía trato y con otros no. Pero ese tumulto, las mujeres que lo rodeaban, ya no le producía pánico. Stefano estaba en paz.

Cuando los niños de segundo grado salieron acompañados de su maestra, Stefano sonrió al ver a Brianna correr hacia él. Tuvo que firmar la autorización de retiro una vez su identidad fue confirmada, ningún niño salía de la institución sin esa firma. A Stefano le reconfortaba esa seguridad.

—Hola, Bri, ¿cómo estás, cómo te fue? —le preguntó con una sonrisa al tomar su mochila.

—¡Bien! Mi amiga me invitó a merendar, pero le dije que iba a irme con vos.

—¿Querés que la invitemos?

Ella sonrió con entusiasmo y dio un salto mientras señalaba a la madre de la niña. Stefano entonces se acercó a la mujer vestida tan elegante, ya había hablado con ella un par de veces y sabía que era estilista y asesora de imagen.

—Buenas tardes —dijo Stefano con una sonrisa y acarició la cabeza de su hermanita—. Bri me ha comentado que su hija la invitó a merendar, pero nos gustaría invitarla nosotros si no le molesta.

—Oh, no queremos molestarlo, señor Di Fiore —dijo con un asentimiento educado de cabeza.

—No es molestia, puedo encargarme de llevarla luego, o pueden retirarla de nuestra residencia.

Las dos niñas se abrazaron con tanto cariño que ambos solo pudieron sonreír ante la imagen. La madre terminó por aceptar, y coordinaron un horario en que ella podría retirar a su hija.

Brianna tomó de la mano a su amiguita para guiarla hacia el auto de Stefano, donde Luis los estaba esperando. Él se sentó junto al chófer para permitir que las dos niñas viajaran cómodas atrás, con sus cinturones de seguridad puestos

En la casa Rosa preparó una merienda deliciosa para las dos pequeñas, con chocolate y sándwiches, pero también frutas a pedido de Stefano que se preocupaba de darle una buena alimentación a Brianna.

Mientras que las niñas jugaban con las muñecas en la habitación de Brianna, Stefano se quedó en su oficina allí en la casa leyendo unos papeles. Encendió un nuevo cigarrillo y tomó el teléfono para poder llamar a su amigo.

—Sebas —dijo con el ceño fruncido—. ¿Qué mierda es esto?

Sopló el humo y sacudió en su mano el papel.

Es el trato que nos ofrecen —dijo Sebas con un suspiro—. Pensalo, Stef.

—Yo no quiero hacer ningún trato, quiero que se hunda en miseria.

Lo sé, Stef, yo deseo lo mismo, pero mirá todo el tiempo que pasó, esto es lo máximo que vamos a poder lograr.

—¡¿Solo diez años?! —gritó Stefano con molestia—. ¡¿Diez malditos años para más de veinte víctimas?!

Se oyó el largo suspiro de Sebas.

Sabíamos que iba a ser difícil. Es toda una familia de fiscales y jueces, establecida en el sistema y que están empecinados en retrasar todos los procesos con sus contactos.

Muñequita [ #1 COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora