Capítulo N° 31

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—¿Y qué vas a hacer entonces?

Bianca sorbió el mate sin dejar de mirar fijo a Hernán frente a ella, estaban en el comedor de su casa con la música de Madonna sonando en el equipo de música.

Hernán, frente a ella, tenía su frente apoyada en la mesa.

—No sé —dijo con un suspiro—, quiero ir a jugar pero no quiero hacer sentir mal a Sebas...

—Cara de pancito todo bello, no dejes de hacer lo que te gusta por él, ¿sí? Eso no está bien —dijo Bianca con cariño y sirvió agua en el mate para él—. Él tiene que respetar tus gustos y a tu grupo de amigos.

—Lo hace, y estoy seguro de que si le digo lo de Mati me va a decir que vaya y me divierta —suspiró y levantó su cabeza para poder ver a su amiga, quien le extendía un mate—, pero luego se va a sentir mal y no me lo va a decir para no hacerme sentir mal a mí, y no quiero que se sienta mal...

—Hablalo, lo mejor que podés hacer es hablarlo con él. Capaz termina yendo a verte jugar y todo.

—No creo, qué sé yo... —suspiró otra vez y sorbió la bombilla de su mate con pereza—. Sé que el fútbol le gusta, no tanto como los deportes de pelea pero le gusta.

—¿Es de River como vos? —preguntó Bianca con curiosidad—. Sabés que yo de fútbol mucho no entiendo, sé que Stef tampoco porque a él le gusta el básquet.

—No, no es de ningún equipo argentino —explicó Hernán con una sonrisa—, es de Corinthians como su familia materna, o sea, de un equipo de Brasil.

—Alto traidor —chilló Bianca con sus ojos bien abiertos—, ¡¿cómo que de un equipo de Brasil?!

Hernán se rió y acercó el mate hacia ella, para luego mirar la hora en su teléfono.

—Tomo uno más y me voy yendo, tengo que encontrarme con Sebas —dijo con una sonrisa—, lo voy a hablar con él.

—Más te vale que lo hables, sino te voy a dar una patada en el ojete.

Hernán volvió a reírse y continuaron conversando de otros temas, el tema principal que más habían tocado fue el de sus padres. Luego de que Leo, su padre, habló con él para suavizarlo un poco fue más sencillo que aceptara la relación entre Nora y Guillermo. Aunque al principio Hernán había estado furioso ante la idea, luego de verlos a ambos tan felices terminó por relajarse. Sin embargo el motivo principal que lo tenía tan contento por esa unión era que ahora él y Bianca eran oficialmente hermanos.

Un rato después se despidió de ella con un abrazo y un beso en la mejilla, para poder ir a tomar algo con Sebas. Debido a que debía estudiar es que se estaban viendo, otra vez, muy poco tiempo. Ambos se conformaban con una salida sencilla a una cafetería o un bar para poder conversar un rato.

El auto de Sebas se detuvo frente a la casa de Hernán, donde él lo esperaba sentado en el descanso de la entrada con una sonrisa entusiasmada. Se puso de pie rápidamente al verlo llegar y se acercó para subirse a su lado en el auto. Allí Sebas lo saludó con un beso en los labios más profundo de lo que Hernán esperaba y que lo dejó un poco nervioso luego.

—¿Cómo estuviste? —le preguntó Sebas con una sonrisa y comenzó a manejar hacia el lugar al que irían—. ¿Qué tal tu hermanita?

—Estoy bien, e Isa me tiene como loco,¡es tan hermosa, la puta madre! —dijo Hernán con una gran sonrisa—, pero pronto se va a ir y eso me pone un poco triste. Pensar en que me voy a perder casi todo su crecimiento porque vivimos lejos me pone mal...

Sebas soltó una mano del volante para poder tomar la de él con cariño, y así reconfortarlo un poco.

—¿Qué tal vos? ¿Cómo estuvo tu día? —preguntó Hernán y carraspeó para poder deshacerse de la angustia que se había acumulado en su garganta.

Muñequita [ #1 COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora