Dedicado a todos aquellos que
supieron esperar.
«Día uno: Malena»
Stefano miraba atentamente a la chica que se encontraba frente a él, oía con atención cada palabra que ella le decía. Se encontraban en una cafetería de aspecto hogareño bebiendo cada uno sus correspondientes infusiones, mantenían las distancias entre sí y por pedido especial solo les atendía mozos masculinos. No era una cafetería que Stefano frecuentara poco, más bien era un lugar que solía visitar a menudo, sea en sus entrevistas con muñequitas, en alguna reunión de negocios o incluso solo por placer.
Stefano cruzó las piernas de forma elegante y se cruzó de brazos mientras observaba y oía a la chica frente a él, que gesticulaba mucho las palabras al hablar. Le parecía bonita con su cabello borgoña claramente teñido y sus ojos cafés almendrados. La encontró en un buen momento según podía verse, ya que Malena lucía un vestido negro corto y estaba perfectamente maquillada; Stefano tenía dos hipótesis respecto a ello: o ella era una chica coqueta diariamente, o estaba preparada para salir justo en el momento en que él pasó a buscarla. Sin embargo, aun siendo así de bella, él se sentía demasiado incómodo en su presencia debido a sus bruscos movimientos de manos al hablar, lo que podía significar que sin querer llegaría a tocarlo.
—Tengo una pregunta. —Malena se cruzó de piernas y clavó en él su mirada seductora.
—Seguro, pregunte lo que desee.
—¿Por qué, si es tan adinerado, contrata simples chicas para que lo acompañen? —dijo mientras movía las manos al hablar, logrando de esa forma que él tragara saliva al ver sus manos danzar.
—Eso... es una cuestión personal.
—De acuerdo, solo era curiosidad.
Malena le guiñó un ojo y obligó, de esa forma, a Stefano a tragar saliva por la incomodidad del momento. Esa chica era demasiado coqueta para su bienestar; desde el comienzo de la entrevista buscó seducirlo y eso solo lograba ponerlo más nervioso de lo que ya estaba.
Él entonces suspiró al tomar su cuaderno de notas para poder anotar:
«Malena: posible peligro».
—De acuerdo, señorita. Tengo que hacer otras entrevistas, pero si la necesito la llamaré o la buscaré en los puntos que me ha señalado. Ha sido un placer —mintió al decir lo último, pero trató de sonreírle al ponerse de pie—, que tenga una bonita tarde.
—Gracias por la oportunidad, lindo.
Antes de retirarse, Malena le palmeó el hombro y lo sobó suavemente, y logró de esa forma que Stefano retrocediera hasta casi caerse al suelo. Su respiración se entrecortó y su corazón había comenzado a latir tan fuerte que sintió que saldría expulsado de su cuerpo. A su vez, la habitación había comenzado a danzar frente a él y las paredes amenazaban con oprimirlo, como todos esos rostros que lo observaban con atención entre susurros juzgantes. Y aunque la muchacha intentó ayudarlo, él solo pudo gritarle que lo dejara en paz al caer al suelo para alejarse de ella; solo estaba esperando a que su chofer acudiera a rescatarlo, a alejar a ese monstruo que se encontraba frente a él, a frenar esas paredes que parecían aplastarlo y acallar el fuerte latir de su corazón.
Stefano se refregó el estómago sintiendo demasiadas náuseas, y casi al instante un camarero masculino lo ayudó a levantarse del suelo mientras le ofrecía un vaso con agua. Él era un cliente habitual y en la cafetería ya estaban al tanto sobre su problema, para ellos era usual el ayudarle ante sus ataques de pánico.
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Muñequita [ #1 COMPLETA ]
قصص عامةSuperar los miedos y olvidar el pasado puede ser muy difícil, pero superar el miedo a las mujeres puede ser casi imposible... FECHA DE PUBLICACIÓN AÑO 2014