Capítulo N° 48

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En la casa de Nora el ambiente estaba lleno de alegría y entusiasmo por el año nuevo, en especial por la llegada de Leo junto a su familia. Tanto Hernán y Alejandro, como Melanie y Bianca estaban enloquecidos con la pequeña Isabella, que había cumplido dos años.

Bianca tenía a la niña en sus brazos al tararearle una canción infantil, mientras revolvía una ensalada.

—Ya dámela, cara de torta toda fea —se quejó Hernán, pues Bianca se había acaparado la atención de la niña hacía una hora.

—No, vos no querés darme sobrinos así que cagate, con algo tengo que compensar. ¿No, Isa preciosa? —miró a la pequeña con una sonrisa y una voz chistosa.

—dijo Isa con una sonrisa.

—¡Tío, Bianca no me quiere dar a Isabella! —chilló Hernán.

Guille se acercó hasta allí solo para extender los brazos a la niña. Bianca no quería soltarla, pero como recordaba que su padre siempre había querido tener una hija más terminó por suspirar y darle a la pequeña. Vio la enorme sonrisa en el rostro de él al alzarla en sus brazos, y aún más cuando la pequeña lo abrazó, recostándose en su pecho.

Hernán resopló porque no era el resultado esperado, así que con molestia comenzó a ayudar a Bianca con las ensaladas. Afuera se oía la voz de Sebas, Stefano y Leo conversar entre sí, también la fuerte risa de Nora junto a Adriana. Llevaron juntos las bebidas y ensaladas, que acomodaron en el centro de esa gran mesa con una sonrisa.

Bianca se acomodó junto a Stefano. Aún continuaban sin llamarse mutuamente como «novios» o «pareja», aunque se comportaban como si lo fueran. Por eso ella descansó su cabeza en el hombro de él mientras oía la conversación que estaban teniendo con el tío Leo sobre la fábrica de su familia.

Melanie y Alejandro pusieron la carne en la mesa, con los fuertes aplausos de los presentes y las bromas de Hernán de que a él le habría salido mejor, pero solo eran bromas porque al instante le dio un golpecito a su hermano con cariño.

Bianca los miró con una sonrisa, porque la relación entre ellos dos había mejorado mucho desde que tuvieron, tiempo atrás, una fuerte discusión donde se dijeron todo lo que tenían guardado. Luego de sus gritos e insultos habían tomado mate juntos, y desde ese momento sus peleas eran solo bromas inocentes.

—¿Estás bien? —le susurró Stefano a Bianca cuando la vio ver la hora en el teléfono varias veces.

—Solo me aseguro de que no se nos pase la hora del brindis —se excusó ella.

Stefano apretó los labios, pues sabía que era mentira. Fue el primero de enero a la noche, ya siendo el segundo día, cuando ella había sido atacada por Braian. Por eso Stefano la tomó de la mano con cariño, entrelazando los dedos con ella para demostrarle que él estaba ahí. Que él ahora estaba a su lado, y no la dejaría sola nunca más.

Cuando se hicieron las doce todos chocaron sus copas y se abrazaron con cariño. El abrazo entre Bianca y su hermana siempre era largo y muy emotivo, al igual que con Guillermo, pero el abrazo con Stefano fue el más largo y fuerte de todos. Ambos tenían los ojos empañados en lágrimas, porque era la segunda vez que empezarían un año juntos pero el primero en donde, esperaban, las cosas salieran bien.

Debido a los nervios Stefano se alejó para poder fumar, con las quejas de Sebas a su lado, mientras que Bianca se quedó sentada en una silla viendo a su padre bailar cumbia santafesina con Nora, al igual que Melanie y Alejandro. A la mesa se encontraba Adriana, con la pequeña Isabella adormecida en sus brazos, y vio también a su querido tío Leo que se acercaba a ella con una sonrisa.

—¿Cómo estás, princesita? —dijo Leo con su cálida voz que siempre se sentía suave, como una caricia al alma.

Se sentó junto a ella con un vaso de Terma con soda en la mano, con una sonrisa alegre.

Muñequita [ #1 COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora