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Capítulo N° 12 | INÉDITO parte 3
Luego de ver cómo sus amigos se alejaban, Hernán y Sebastián se perdieron entre la multitud. Estaban en silencio y no se dirigieron siquiera una mirada, uno parecía concentrado en caminar rápido y el otro en disfrutar de ese momento, al menos hasta que llegaron al auto de Stefano estacionado unas cuadras más lejos de aquella feria. Después de desactivar la alarma, Sebas instó a Hernán a subirse en el asiento del acompañante, mas allí dentro dejó ir un suspiro decepcionado.
—Quería comer empanadas, maldito Stef —dijo con un leve chasquido de lengua.
—¿Y por qué no te comprás unas? —acotó Hernán sin darle mucha importancia.
—No pienso volver a la feria otra vez, ya está. Me quedaré con las ganas.
Manejó en silencio por un rato, aunque de vez en cuando se miraban de reojo debido a lo incómodo que era estar tan callados, luego de que por mensaje solían hablarse con confianza.
Hernán quería hablarle, quizá preguntarle por el trabajo, algún hobby, incluso sobre el clima, cualquier cosa para romper el hielo, sin embargo solo el silencio reinó en el lugar. Fue así que Sebas encendió el estéreo para poner algo de música y cortar con ese incómodo momento.
—Uf, dejame imaginar, ¿vas a poner reggaetón? —bromeó Hernán con una sonrisa pícara.
Sebas giró hacia él, claramente ofendido por esa suposición y, con su ceño fruncido, dijo:
—Ese quizá sea tu gusto, chico, pero yo prefiero la música de los dioses.
Hernán se rio a carcajadas, el rostro ofendido de Sebastián le parecía demasiado divertido y, a la vez, algo adorable.
—Dale, tirate un paso.
Entonces, una suave música de aves en el bosque comenzó a sonar, por lo cual Hernán no pudo evitar su rostro entre sorprendido y asqueado, y cuando unos teclados y guitarras le siguieron, aquella expresión de sorpresa aumentó junto a la velocidad de la música.
—¿Qué carajo es esto? ¿Esta porquería se supone que es la música de los dioses?
—Solo escuchá, pendejo —dijo Sebas con una sonrisa de lado.
El camino hacia lo de Bianca fue sin palabras, solo música, esa música que Hernán no lograba comprender en lo absoluto. Su gusto siempre fue llevado hacia el folclore, tanto el argentino como la música country, y muy de vez en cuando alguna banda de rock nacional. No le gustaban las bandas de rock internacionales, solo la country, después de todo se lo podía considerar alguien muy tradicional o afianzado a su tierra.
Sebas comenzó a cantar en voz baja siguiendo al cantante, y junto con ello le seguían movimientos suaves de mano en las pausas de voz, como si dirigiera alguna clase de orquesta. Hernán no pudo evitar sonreír al verlo, esperando que aquella sonrisa tonta en su rostro no fuera tan obvia. Se concentró en ver esa piel trigueña, levemente aceitunada, en sus rasgos viriles y su voz que le erizaba la piel, solo esperaba que su mirada y su sonrisa no lo delataran.
—¿Sabes? Creo que sí compraré unas empanadas para cenar, ¿dónde hay una casa de comidas por acá? —apenas si dirigió la mirada hacia Hernán—. Pediré para llevar a lo de Bianca, así comemos todos juntos, supongo que a ella le gustará.
—Suele preferir cocinar, pero nadie se niega a unas buenas empanadas —agregó con una risita.
Así que, con mucha concentración –algo difícil con ese hombre que tanto le gustaba a su lado-, lo ayudó a guiarse hacia la casa de comidas más cercana. Sin embargo, cuando al llegar quiso bajarse para acompañarlo, Sebas le pidió que siguiera escuchando esa canción que parecía ser eterna.
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Muñequita [ #1 COMPLETA ]
Ficción GeneralSuperar los miedos y olvidar el pasado puede ser muy difícil, pero superar el miedo a las mujeres puede ser casi imposible... FECHA DE PUBLICACIÓN AÑO 2014