Capítulo N° 14

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Un golpe se impregnó con fuerza en el rostro de Stefano, quien cayó al suelo algo adolorido, pero antes de que su contrincante pudiera atacarlo nuevamente, él le trabó las piernas con las suyas. Estaba realmente agotado y no podría soportar más la pelea, su rival se posó sobre él aprovechando la caída y apuntó con su puño el rostro de Stefano, que ya cansado y acalorado terminó por resoplar y palmearle el rostro en forma de rendición.

—Ya, me rindo…

—Tenés que dejar de fumar, ya no tenés estado físico —dijo Sebastián con un tono de voz más duro de lo habitual.

—No lo haré, solo estoy fuera de forma.

—Demasiado fuera de forma. Casi te destrozo el rostro, estúpido, ¿hace cuánto no entrenás?

Tomó una botella de agua y comenzó a beber a largos tragos, mientras secaba el sudor de su rostro y cuerpo con una toalla al igual que Stefano.

—Unos… ¿tres meses?

—¿Es por Bianca? —preguntó Sebastián, algo curioso.

—No, no es por ella. No tengo tiempo, el trabajo, el psicólogo, Bianca. El trabajo, el psicólogo, la casa, Bianca. De nuevo el trabajo, de nuevo Bianca.

Sebastián lo miró y suspiró mientras meneaba la cabeza con algo de decepción, su amigo siempre había cuidado su forma y siempre había entrenado para poder defenderse, sin embargo pudo derrotarlo en pocos movimientos. Entendía que Stefano estuviera siempre ocupado, pero no consideraba que sea bueno dejar lo único saludable que hacía por muchas cosas más estresantes.

—Stef, como médico te digo: necesitás entrenar nuevamente y dejar un poco el cigarrillo.

—Y vos necesitás salir del closet… —murmuró Stefano para sí.

Se quedaron en silencio por unos instantes, Sebastián miraba la hora constantemente, debía ir a trabajar, pero en sus tiempos libres le gustaba entrenar y más aún si era con Stefano. Juntos practicaban Kick-Boxing, Aikido y Muay Thai, pero en los últimos tiempos Stefano había dejado de ir a entrenar y ahora se le notaba demasiado la falta de entrenamiento. Miró a su amigo con atención, Stefano se encontraba sentado en el suelo mientras bebía agua, vestía un pantalón de jogging gris y una musculosa blanca que le ajustaba y hacía notar que, a pesar de ser delgado, tenía forma. Suspiró recordando que él siempre había sido el más atractivo del grupo y al que siempre miraban las mujeres primero, luego a Braian y recién ahí a él, David casi toda su vida había estado con la misma mujer, así que mucho no importaba si lo miraban o no.

Stefano miró a Sebastián, notó que lo estaba observando, sin embargo no le molestaba su mirada como sí lo hacía en otros amigos, sabía que, a pesar de que su amigo era gay y no deseaba admitirlo, no lo miraba de esa forma. Lo único que los unía era la amistad. Así que sacó de su bolsillo un paquete de cigarrillos, viendo la forma en que Sebastián fruncía el ceño al verlo, pero poca importancia le dio. A él le gustaba fumar y lo relajaba lo suficiente. Vio que su amigo terminó por suspirar, observó algunos de sus rasgos, ya que Sebastián era incluso más atractivo que Braian, y muy diferentes entre sí tanto física como emocionalmente. Braian era rubio y de piel rosada, con una mirada algo fría y una sonrisa soberbia rodeada de una barba de unos días, mientras que su primo tenía la tez trigueña, casi bronceado, y unos ojos oscuros que mostraban muchos sentimientos.

—Ey, Sebas… —Stefano sopló el humo de su cigarrillo y lo miró con curiosidad—. ¿Qué te parece Hernán?

—¿Hernán? Es un gran chico, muy agradable.

—No me refiero a eso y lo sabés.

Stefano clavó sus ojos en los de su amigo, que enseguida le corrió la mirada, parecía querer concentrarse en beber un poco de agua.

Muñequita [ #1 COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora