Capítulo N° 5.

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N/A: Epa, epa, ¿a que me merezco unos votos y muchos comentarios por actualizar tres capítulos seguiditos? ♥


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—¡Oh, vamos! ¡¿Cómo puede ser que no haya nada en Internet?!

Bianca lanzaba miles de insultos al revisar en el buscador de Google todo lo referido a la Ginecofobia, mientras que a su lado Hernán le cebaba mate y se descostillaba de la risa por la forma en que ella se enojaba al no encontrar nada útil. Había leído tantos blogs y páginas médicas para conseguir siempre la misma mísera información.

—¡Siempre aparece lo mismo, carajo, eso no es justo! —gruñó nuevamente, luego tomó un poco de mate al sorber de la bombilla—. «El tratamiento es la psicoterapia bla, bla, bla», ¡métanse la psicoterapia en el...!

—Bianca, sos una señorita —se rio Hernán luego de comer unos bizcochitos de grasa.

—¡Señorita las bolas que no tengo!

—No sé qué vio Stefano en vos.

—Soy irresistible, ¿cómo resistirse a mi sensualidad?

Hernán estalló en risas, casi ahogándose con los bizcochos.

Ambos se encontraban en la habitación de él, sentados frente a la computadora. Las paredes estaban llenas de posters de bandas musicales o decoraciones hechas con fotos caseras, incluso en una pared se podía ver una guitarra criolla, una acústica y una eléctrica.

Bianca miró a su amigo y le sonrió, para luego despeinarle el cabello castaño claro, lo que lo hizo enojar un poco porque detestaba que tocaran su cabello –y quizá por eso Bianca lo hacía a propósito–, pero cuando miró la hora en el reloj se dio cuenta de que era hora de trabajar e ir con Stefano. Resopló por no haber podido encontrar la información necesaria sobre la fobia de su jefe, y luego de despedirse de Hernán con un beso en la mejilla salió corriendo con su bolso en la mano para poder ir hasta su casa y el punto de encuentro con Stefano. Debía colocarse la ropa que específicamente él le había preparado, parecía no gustarle su vestimenta habitual, y la paga era demasiado buena como para quejarse por eso –en especial si venía con ropa gratis incluida–.

Luego de colocarse un vestido negro, elegante y ajustado junto a unos stilettos de igual color, y ya completamente maquillada, salió de su casa para encontrarse con Luís en la puerta. Parecía apurarla con la mano para que corriera hacia el auto, y ella obedeció a su pedido. Según él, Stefano estaba histérico por la tardanza ya que odiaba los retrasos, era de esos que siempre tenían el reloj con la hora exacta, ni un segundo atrasado ni uno adelantado.

Luis explicó durante el viaje que el trabajo lo tenía demasiado estresado, debía entregar una maqueta y aún no había finalizado de armarla, así que decidió advertirle a Bianca sobre el mal humor de su jefe.

Muñequita [ #1 COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora