Capítulo 7

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Aparcamiento privado, vestíbulo con varios vigilantes que parecían armarios roperos, y un amable conserje que, sin duda alguna, a juzgar por su físico y su temible apariencia, en algún otro momento habría formado parte de las Fuerzas Especiales.

Ésas eran algunas de las medidas que
sobreprotegían al famoso empresario en
su elegante residencia. Era normal que ninguno de los mensajeros de Love Dead hubiera podido llegar más allá de la entrada a la hora de intentar entregar sus regalos.

Finalmente, un lujoso ascensor que llevaba hacia el ático era el último paso para llegar al hogar del conocido dueño de Eros.

—Así que ésta es la guarida donde planeas maldades contra mi negocio — comentó Kyungsoo burlon, mientras observaba con atención un gran salón decorado a la última moda, pero sin calidez.

—¿Debo recordarte quién empezó esta guerra, Kyungsoo? —dijo JongIn, mientras servía una copa para él y otra para su invitado, que ya se acomodaba en su confortable sofá de diseño.

—Yo no tengo la culpa de que tú seas un hombre un tanto susceptible, que salta ante la menor provocación — replicó él, tomando la copa que le ofrecía.

—De modo que, según tú, me debería haber quedado quieto y no hacer nada ante las provocaciones de tu negocio —resumió JongIn, deleitándose con el exquisito licor.

—Sí, eso es en definitiva lo que hacen los niños buenos —respondió Kyungsoo, burlon.

—Oh, Do Kyungsoo, ¿quién te ha dicho que yo soy un niño bueno? —JongIn sonrió lobuno, mientras se inclinaba repentinamente sobre el, haciéndolo
reclinarse en el gran sofá de piel.

—¿Qué haces, JongIn? —preguntó, sorprendido por su gesto.

—Terminar la velada tal como la tenía planeada: comida, música y sexo, mucho sexo. Supongo que al haber espantado a mi cita, será que quieres tomar su lugar...

—Sonrió pícaramente, a la vez que le arrebataba la copa y la dejaba a un lado, en una mesita de cristal.

—Creo que puedo dedicarte unos minutos —contestó Kyungsoo sarcásticamente, intentando pinchar el hinchado ego del adonis.

—Bien, entonces en unos minutos estarás gritando mi nombre —dijo él y sonrió ladinamente, mientras repasaba su cuerpo con una lasciva mirada.

—Espera un momento… Él acalló sus posibles protestas con un apasionado beso con el que devoró su boca, luego introdujo su lengua exigiéndole una respuesta, que no tardó en hacerse notar, cuando un gemido escapó de los labios de Kyungsoo mientras respondía gustoso, atrayéndolo hacia su cuerpo.

Las ágiles manos de JongIn le acariciaron lentamente el cuello y bajaron lánguidas por su costado hasta dar con el final de su saco negro. Se lo levantó levemente, acomodando su cuerpo en el proceso para que él pudiera sentir su intenso deseo, que palpitaba impaciente por tomarlo una y otra vez.

Mientras con una mano le alzaba el trasero, pegándolo más a su excitado miembro, dirigió la otra, impaciente, hacia el escote de su camisa, que bajó bruscamente para acariciar aquellos exquisitos pezones que tanto lo atraían.

No pudo resistirse ante los apasionados gemidos de deseo de él, y abandonó su boca para dar un poco más de placer a ese cuerpo tan receptivo que lo acogía con tanta necesidad. Lamió su delicado cuello y dejó un camino de pequeños besos hasta llegar a donde sus gloriosos pezones lo esperaban anhelantes.

Besó los enhiestos pezones, se los succionó, humedeciéndolos, y los mordisqueo. Luego se los acarició juguetonamente con los dedos, haciéndolo gritar de placer y sopló malicioso sobre los excitados pezones, al tiempo que introducía su osada mano por sus boxers, para comprobar la evidencia de su deseo.

Sus dedos acariciaron su pene que ya presentaba presemen en la punta, haciendo que se retorciera de placer. JongIn introdujo lentamente un dedo en su culo mientras con la otra mano  le acariciaba el glande, haciendo que cada vez que uno de sus fuertes dedos entraba, el otro lo rozara levemente.

Así, pronto Kyungsoo estuvo retorciéndose entre sus brazos en busca de la culminación, que parecía resistírsele, pues JongIn lo torturaba parando en sus avances y negándole la ansiada liberación una y otra vez.

—Bueno, ¿hablamos ahora de nuestro acuerdo? —le susurró él al oído, retirándose de su insatisfecho cuerpo a la vez que sonreía con picardía.

—¡Eres un bastardo! —masculló Kyungsoo, acalorado, arreglándose la ropa.

—Bien, ya era hora de que te dieras cuenta de que no soy el niño bueno que todos creen. Si quieres jugar conmigo, ten presente una cosa, Kyungsoo: voy a jugar igual de sucio que tú, o incluso más.

—Sonrió audazmente, observando el rubor de su agitado invitado y añadió—: Será mejor que vaya por el contrato, así te daré un poco de tiempo para que te recompongas.

Y, tras estas palabras, se encaminó hacia una de las suntuosas puertas de roble que llevaban a su despacho.

Jejejeje jugar sucio es el segundo nombre de los dos.

Recuerden hoy subiré más capítulos.

Nos leemos.

💋

El amor nos separará (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora