—Taemin no, ¡claro que no he olvidado que hoy es tu cumpleaños! Tengo toda una velada especial preparada para ti. Primero, una fantástica cena en Le Petit Garçon, con música, velas, flores..., todo lo más caro y delicado para tu exquisito paladar.
Luego te daré tu regalo y más tarde tomaremos el postre en mi casa — ronroneó JongIn al cotizado modelo, que al fin había conseguido hacer un hueco en su agenda para pasar tiempo con él.
—Entonces paso a recogerte a las siete. La reserva es a las ocho, así que no habrá ningún problema —finalizó JongIn, cerrando bruscamente su teléfono móvil al percatarse de que enfrente tenía a Do Kyungsoo, que lo observaba alegremente con una pícara sonrisa.
—¡Oh! ¡No deberías salir con otros cuando estás prometido! ¿Qué pensará de ti tu querida suegra cuando se lo cuente? —dijo con ironía, aún molesto por su jugada.
—Ah, por lo que puedo ver, no te gustó que llamara a mamá para quedar, pero creo que si vamos a salir, es mejor para ambos que no nos escondamos — contestó JongIn burlonamente.
—¿Y piensas contarle a tu Taemin que estamos prometidos, o eso te lo reservas para los oídos de las madres alcahuetas?
—No creo que tenga que decírselo. Él solamente es un hermoso doncel con el que quedo a veces. Ninguno de los dos está comprometido con el otro. No quiero quemar mis barcos con él, ya sabes, por si tú me abandonas y me dejas con el corazón roto —respondió él, carcajeándose ante esa absurda posibilidad.
—Te lo advierto, soy una persona enormemente celosa, amor mío —dijo
Kyungsoo, jocoso, a la vez que le apretaba un poco más la corbata.—¿Estás celoso, Kyungsoo? Eso quiere decir que he empezado a gustarte —se jactó JongIn ante la pendenciera mirada de el—. Sólo me falta esto —añadió con chulería, mostrando una pequeña distancia entre sus dedos índice y pulgar —, para que caigas rendido a mis pies.
—¡Oh, sí! ¡Segurísimo que sí! —.contestó él, burlon—. Te lo advierto, Lee JongIn: tú me has fastidiado mucho con esa estúpida llamada a mi madre y yo pienso amargarte la vida a conciencia. De momento, prepárate para convertirte en el perfecto hombre fiel, ¿no es ésa una de las cosas de las que te vanagloriaste ante mi madre?
Pues no te preocupes, yo te ayudaré con ello — finalizó Kyungsoo, apretando demasiado la elegante corbata, mientras se enfrentaba a sus burlones ojos.
—Sí, lo que tú digas, cariño. Si quieres tenerme para ti solito, tan sólo tienes que decírmelo. En estos instantes mi local está vacío y todavía no hemos terminado lo que empezamos sobre el nuevo mostrador.
—¡Quedas advertido, Lee JongIn! amenazó Kyungsoo airadamente, tras soltarlo con brusquedad. Mientras se dirigía a su tienda, oyó las estruendosas carcajadas de él, burlándose de sus amenazas, seguramente creyéndolas insustanciales.
—¡Oh, Lee JongIn, no sabes cuánto me voy a divertir contigo! — susurró Kyungsoo maliciosamente, mientras que una perversa idea tomaba forma en su cabeza.
—Kyungsoo, cuando me invitaste a un
elegante restaurante francés y me pediste
que me vistiera para la ocasión, no tenía
precisamente esto en mente —se quejó
Suho sentado con él a una alejada mesa,
escondida de todos, desde donde espiaban descaradamente a Lee JongIn y su cita
.
—¡Cállate, Suho! ¡Encima de que te invito a cenar en un restaurante caro! — replicó Kyungsoo, sin dejar de observar con suma atención la mesa de al lado, mientras se escondía tras la carta de vinos.—Pero ¡si sólo me has dejado comerme los panecillos de la cesta! Y el camarero, que no deja de dar vueltas a nuestro alrededor, empieza a olerse que aquí hay gato encerrado.
—Sólo tienes que aguantar un poco más y ya verás: habrá valido la pena acompañarme.
—Vale, lo que tú digas, pero yo tengo hambre. ¿Puedo pedir ya? — preguntó Suho, esperanzado, pensando en probar la deliciosa comida de aquel famoso restaurante.
—¡Ni de coña! Como pidas algo, me arruino. Calla y luego te invito al McDonalds —ordenó él despreocupadamente, sin quitar ojo de la empalagosa pareja.
—En serio, Kyungsoo, no me digas que ya has caído en las garras de ese embaucador. Porque lo que estás haciendo en estos momentos es propio de un doncel enamorado y celoso.
—¡Qué celos ni qué ocho cuartos! —musitó el con rabia, muy ofendido con la insinuación.
—Entonces, ¿me puedes explicar qué hacemos aquí espiando a ese guaperas en vez de disfrutar de una cena donde sea?
—Todo a su debido tiempo, Suho, todo a su debido tiempo —comentó Kyungsoo sonriente, mientras veía cómo un elegante hombre con un ramo de rosas amarillas era conducido a la mesa donde se encontraba la pareja—.
¡Oh, Suho, mira atentamente! ¡Créeme! ¡No querrás perderte esto! —añadió con maliciosa excitación, ante lo que se le avecinaba a Lee JongIn—. ¡Te lo advertí! —susurró vengativamente a su rival, observándolo con atención.
😆 Ese Kyungsoo es un Loquillo.
💋
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El amor nos separará (Kaisoo)
FanfictionDo Kyungsoo y Kim JongIn enfrentados en los negocios, uno adora San Valentín y el otro lo detesta, en que terminara este enredo