Suho tenía razón: la noche fue inolvidable. Después de que Kyungsoo dejara claro que no podían emprenderla a puñetazos, como dos brutos desconsiderados, ambos machos en celo se dedicaron a demostrar su valía bebiendo como cosacos.
Por su parte, Kyungsoo nunca había entendido esa clase de juegos o desafíos, ni en la universidad, donde los jóvenes inconscientes se retaban continuamente, ni entonces, cuando aquellos dos hombres parecían haber retrocedido a su adolescencia, convertidos en auténticos necios.
JongIn y Suho bebieron incansablemente de todo lo que había en el bar: whiskies, ginebra, ron y un sinfín más de licores, que los llevaron a hacer todo tipo de apuestas, como quién encestaba más bolitas de papel en la papelera, quién daba más veces en la diana de dardos, quién era capaz de dar
una voltereta hacia atrás con más gracia...En algún momento de la noche, Kyungsoo creyó que empezarían con el típico «A ver quién mea más lejos». Ya había decidido abandonar a aquellos dos estúpidos, cuando los dos hombretones pasaron a la fase dos de la borrachera: las lamentaciones y las confesiones.
Mientras JongIn se lamentaba ante Kyungsoo de sus solitarias noches, Suho le declaraba su incansable devoción. Los
dos estaban a sus pies, de rodillas, en medio de un bar lleno de gente que los observaba asombrados. Kyungsoo tenía unas ganas locas de castrar de una patada a aquellos imbéciles, a ver si así dejaban de hacer tonterías y de ponerlo en ridículo.Para desgracia de Kyungsoo, ninguno de
ellos estaba en condiciones de llegar a
su casa, ni siquiera de encontrar dónde
era si un taxi los dejaba en las inmediaciones del lugar. Pensó seriamente en abandonarlos en la acera cuando empezaron a pelearse de nuevo como niños de seis años, pero lo descartó rápidamente cuando ambos lo miraron con fervor, diciéndole cuánto lo adoraban.Con gran dificultad, Kyungsoo los ayudó a subir la escalera que daba acceso a su propio piso apoyados uno en cada hombro. Y mientras subían los escalones, comenzaron otra vez con sus absurdas disputas.
—¡Yo puedo subir solo! —dijo JongIn, separándose de Kyungsoo y dando un
paso tambaleante.—¡Pues yo los subiré de dos en dos y más rápido que tú, niño de papá! —lo retó Suho, moviéndose patosamente hacia el frente.
—¡Por Dios! —gritó Kyungsoo, deseoso de llegar a casa y deshacerse de aquellos dos energúmenos—. ¿Por qué no os la sacáis, comprobamos quién la tiene más grande y dejáis ya de hacer el idiota? —añadió ofuscado.
Satisfecho de haber conseguido su atención, se dispuso a seguir ayudándolos a subir, cuando se dio cuenta de que habían tomado sus palabras al pie de la letra y empezaban a desabrocharse los pantalones.
Gritó histérico que parasen, antes de reprenderlos severamente y advertirles que si no se dejaban ayudar, empezaría a patear sus traseros escaleras arriba hasta que llegaran a su destino. Ellos finalmente cedieron ante su amabilidad, dejándose guiar por las dulces palabras de Kyungsoo:
—¡Joder! ¡Moveos de una maldita.vez, obtusos cretinos!.La cabeza le daba vueltas, la habitación daba vueltas, todo se movía sin cesar a su alrededor, mientras un persistente y molesto ruido le machacaba el cráneo con insistencia, haciéndolo desear estar muerto.
Por lo menos, la velada había resultado productiva, porque, aunque no supiera lo que había ocurrido la noche anterior, estaba seguro de que se hallaba en el apartamento de Kyungsoo. Seguramente Kyungsoo se había vuelto a apiadar de él y lo había llevado a su casa, luego tal vez lo había seducido y habían tenido una noche memorable.
Pero ¿por qué narices no recordaba nada? ¿Y por qué se sentía todo el cuerpo dolorido? Sintió una cálida cabeza apoyada en su hombro y sonrió satisfecho al pensar que era su amado Kyungsoo, hasta que un ronquido nada doncelesco terminó de despejar su confusa mente.
JongIn abrió los ojos y vio que estaba sentado en el suelo, con su dolorida espalda apoyada en el pequeño sofá. A su lado, el molesto e insistente Suho estaba en la misma incómoda postura, con la salvedad de que tenía la cabeza apoyada en su hombro. Lo retiró bruscamente de un empujón, sonriendo satisfecho cuando vio que se daba un golpe contra el suelo, lo que lo despertó de su sueño.
—¡Enhorabuena, al fin os despertáis! —gritó Kyungsoo alegremente, torturándolos en medio de su resaca.
—¡No grites, por favor! —suplicó Suho, susurrando.
—Pobrecitos, ¡y pensar que anoche teníais una energía inagotable! Incluso me propusisteis formar un trío, ¿no lo recordáis? No os preocupéis, no pasó nada. En cuanto os disteis cuenta de que tendríais que veros el culo mutuamente, la propuesta fue retirada —ironizó Kyungsoo, terriblemente molesto con los dos. —Perdona, Kyungsoo, la noche no fue como yo esperaba —se excusó JongIn, mientras se sujetaba la cabeza.
—¡Oh, no me digas! —replicó él sarcásticamente, mientras lo fulminaba con la mirada—. Pero sí fue tan inolvidable como me aseguró Suho que sería —añadió, reprendiendo a su amigo.
—Lo siento, Kyungsoo —se disculpó éste, arrepentido, recordando algunas cosas de la noche anterior.
—No os preocupéis, sé que los hombres a veces podéis dejaros llevar por la testosterona y que en realidad no es culpa vuestra. Por eso os he preparado mi remedio especial para la resaca. Tenéis que tomároslo de un solo trago —explicó, a la vez que les tendía dos vasos enormes llenos de un extraño brebaje.
JongIn y Suho los miraron. Era una mezcla un tanto pastosa, de un color entre verde y marrón, y olía fatal. Estuvieron tentados de declinar la amable oferta de KyungSoo, pero una vez más se desafiaron con la mirada a ver quién era más valiente. En unos segundos, el brebaje bajó por sus gargantas hasta sus doloridos estómagos, produciendo su milagrosa recuperación.
Todo se estabilizó a su alrededor por unos instantes, pero el período de paz fue breve, pues pronto se encontraron compitiendo nuevamente para ver quién llegaba primero al cuarto de baño para deshacerse de aquel mejunje, que no podía describirse con otro apelativo que no fuera veneno.
—¡Por una inolvidable mañana! —sonrió Kyungsoo malicioso, mientras recogía los vasos del suelo y brindaba con ellos irónicamente.
Pelea, pela Suho VS JongIn quién ganará.
Gracias por leer.
Nos leemos mañana.
💋
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El amor nos separará (Kaisoo)
FanfictionDo Kyungsoo y Kim JongIn enfrentados en los negocios, uno adora San Valentín y el otro lo detesta, en que terminara este enredo