Tras recibir el feliz agradecimiento de su madre por su regalo, Kyungsoo decidió que lo menos que podía hacer era acercarse a la tienda de JongIn para darle las gracias por todo lo que había hecho. Aunque con la noche pasada él ya tenía gratitud más que suficiente de su parte, unos postres de la pastelería de al lado no le vendrían mal para endulzar el día, así que cargado con una deliciosa ofrenda de paz y un termo de café, se pasó por Eros.
Cuando estuvo frente al escaparate, le llamó la atención un cartel pegado en el mismo, de una de esas molestas asociaciones que siempre acababan tocándole las pelotas a alguien por una u otra razón. De modo que, antes de que se convirtieran en una inminente plaga, eliminó el problema de raíz arrancando el anuncio del hermoso escaparate de su contrincante.
—«Comité Organizador para la Tolerancia hacia las Óptimas Relaciones.» ¡Menuda gilipollez! — opinó Kyungsoo en voz alta, tras leer con atención lo que promovía esa organización de nombre tan largo y pedante. Por lo visto se dedicaban a difundir las buenas costumbres, la moral, el amor hacia los demás y a recordarle a todo el mundo «las normas de decoro en una sociedad moderna que las ha olvidado
por completo al sumirse en la depravada
lujuria y el pecado de...». Bla-bla-bla y demás palabrería.—JongIn, había mierda en tu escaparate, así que la he limpiado — comentó mientras entraba en la tienda, tendiéndole el panfleto a él sin entender por qué una anciana sumamente hortera y una joven de aproximadamente su edad, vestida como una monja a pesar de tener un cuerpo de modelo, lo fulminaban con la mirada.
JongIn esbozó una de sus falsas sonrisas, mientras recogía el folleto y lo dejaba en su mostrador.
—Kyungsoo, te presento a la señora Lee Zuin y a su adorable hija Krystal. Kyungsoo es el dueño de Love Dead y mi inusual vecino de enfrente —dijo JongIn, haciendo las debidas presentaciones.
—Sí, ya vemos que su aspecto concuerda con el de su negocio — comentó altanera la vieja foca que llevaba un horrendo vestido de un púrpura brillante que la hacía parecer la carpa de un circo.
—Vamos, mamá, no puede ser tan malvado como dicen —intervino dulcemente la hermosa rubia, que aunque vistiera sobriamente, era un putón a ojos de Kyungsoo, pues vio que agarraba con fuerza el brazo de JongIn, mientras se apretaba contra él como una joven desvalida.
Kyungsoo alzó una ceja ante el panorama, a la vez que pedía una explicación con la mirada. —Estas hermosas señoras han
venido a pedir la colaboración de todos
los comercios: van a realizar una pequeña feria benéfica para los niños desamparados y necesitan toda la ayuda que podamos brindarles. A cambio de lo que donemos, podemos publicitar nuestros negocios en el evento — explicó JongIn, intentando calmar los ánimos.—¡Ah, vale! —repuso Kyungsoo—. Si queréis, yo tengo algunos peluches y dulces que…
—No creo que sus productos sean los más adecuados para un evento como el nuestro —lo interrumpió con suavidad la empalagosa joven, sin olvidarse de teñir sus palabras con un leve toque de desprecio.
—Bien, como veo que estás ocupado, aquí te dejo estos pasteles en agradecimiento por el regalo de mi madre —dijo Kyungsoo, cada vez más molesto con la actitud pasiva de JongIn hacia la lapa rubia que tenía pegada en el brazo—. Esta vez no contienen laxante —añadió, escandalizando a las dos arpías.
—De acuerdo, pero no hacía falta que me lo agradecieras, ya me lo has recompensado con creces la pasada noche —respondió JongIn ante aquellas dos cotillas. Como siempre, las mujeres acogieron con benevolencia las insolentes palabras de JongIn.
—¡Qué amable ha sido usted obsequiando a madres que habían sido olvidadas! —tergiversó la joven, tocándole cada vez más las narices a Kyungsoo.
—Es normal, después de todo, es su futura suegra, ¿verdad, querido? — preguntó Kyungsoo, antes de darle a JongIn un posesivo e intenso beso que le hiciera recordar que él era mejor que cualquier rubia pegajosa, por más espléndida que ésta aparentara ser.
—Se me ha olvidado mencionarles que Kyungsoo es mi prometido —comentó JongIn sin darle importancia, como si hubiera sido uno más de sus habituales descuidos. Las dos mujeres escucharon boquiabiertas las palabras del guapo y rico empresario, con la esperanza de que todo fuera una broma.
Pero JongIn las sacó de su error cuando apartó de su lado a la entusiasta joven que llevaba rato sin soltarlo, y atrajo en su lugar a su adorable Kyungsoo, para besarlo como estaba deseando hacer desde que lo había visto entrar por la puerta de su tienda.
Cuando terminó el ardoroso beso, Kyungsoo sonrió a las mujeres, deleitándose en su victoria. Pero una de ellas no estaba dispuesta a rendirse tan fácilmente.
—¿Le importaría volver a poner el cartel en el escaparate? JongIn nos ha dado permiso —señaló la molesta rubia, pronunciando el nombre de él como si fuera una pecaminosa tentación.
—¡Cómo no! —contestó Kyungsoo cordialmente, mientras cogía el papel—. ¿Podrían darme otro a mí para colocarlo en mi tienda? —les pidió con demasiada amabilidad para tratarse del dueño de Love Dead.
Las dos cotillas le tendieron uno de sus pomposos carteles y él se alejó con paso firme y decidido hacia la salida. En unos segundos, colocó el cartel en el escaparate de Eros, pero en su tienda... ésa era otra historia. JongIn salió ansioso para ver la jugada y cuando observó lo que había hecho, rio abiertamente, ante el asombro de las dos exaltadas féminas.
El anuncio había sido modificado, resaltando las letras iniciales de las siglas de tan distinguida asociación y añadiéndole algún que otro detalle. Al final, el cartel rezaba así: «Comité Organizador para la Tolerancia hacia las Óptimas Relaciones-Rollo Absurdo Simplón».
A simple vista, podía ser difícil percatarse del imaginativo insulto, pero si se juntaban todas las letras remarcadas más lo añadido, quedaba el acrónimo Cotorras, algo muy adecuado para tan tremendas cotillas. Las mujeres miraron el cartel con desprecio y odio y se marcharon indignadas, mostrándose sumamente ofendidas ante la existencia de personas como Kyungsoo y su negocio.
En ese momento, JongIn supo que aquella asociación sólo traería problemas para los empleados de Love Dead, incluido su belicoso dueño, al que adoraba.
Uy, uy qué veo una rival.
Gracias por leer, por sus comentarios y sus estrellitas.
Nos leemos mañana.
💋
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El amor nos separará (Kaisoo)
FanfictionDo Kyungsoo y Kim JongIn enfrentados en los negocios, uno adora San Valentín y el otro lo detesta, en que terminara este enredo