Capítulo 13.1

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Tras pasar siete semanas sin sufrir el acoso de JongIn, Kyungsoo ya lo echaba de menos. Se había acostumbrado a sus comentarios picantes, a sus creativas respuestas a sus jugarretas y a su seductor encanto. Los días eran tremendamente aburridos sin la presencia de ese molesto niño mimado.

Ese día tenía la impresión de que era importante, pero aún no sabía por qué. Sus empleados estaban bastante atareados, así que se trataba de una de esas festividades señaladas en el calendario, pero ¿cuál? Kyungsoo miró hacia la tienda de JongIn, donde había una gran fila de gente que rodeaba el edificio.

Sin duda, alguna espléndida promoción había surgido de aquella mente privilegiada para los negocios, atrayendo en masa a la multitud. Pero ¿qué día especial era? Había tantos... Por las miradas desconcertadas que le dirigían sus empleados, debía de ser una celebración destacada y no parecían comprender que él se hubiese olvidado.

Finalmente, Kyungsoo lo dejó correr y se encerró en su despacho con los fastidiosos libros de cuentas. Tras horas de inagotable trabajo con los números, que parecían burlarse de él, salió a la tienda. Ya era prácticamente la hora del almuerzo e iba a tomar el relevo de sus empleados para que éstos pudieran ir a comer, cuando vio el llamativo calendario con el eslogan de Love Dead que tenían colgado en la pared.

—¡Mierda! ¡Mierda! —gritó desesperado, lanzándose hacia el teléfono del mostrador.

—Por fin se ha dado cuenta —dijo uno de sus malvados compañeros, que no se ñ habían atrevido a advertirle del día que era.

—Demasiado tarde —comentó Baekhyun, cuando se oyó la singular melodía del móvil de Kyungsoo. Éste corrió hacia su bolso y contestó tan dulcemente como pudo, a la vez que en su mente se arremolinaban una decena de excusas.

—¿Me puedes explicar por qué no he recibido todavía una mísera llamada de mi hijo? —preguntó su madre, muy ofendida por el olvido de su pequeño.

—Mamá, verás, yo…

—Se te ha olvidado, ¿verdad? —le reprochó Jia, molesta.

—¡No, mamá! Sólo te estaba preparando algo especial y…

—¡Más te vale que sea realmente muy especial! ¡No estuve doce horas de parto mientras la cabezota de mi hijo se negaba a salir al mundo, para que ahora se olvide de mí en el día de la Madre! —concluyó Jia, colgando bruscamente.

—¡Joder!, como me vea alguno de mis empleados, estoy jodido—murmuró Kyungsoo, mientras se adentraba en un mar de gente dispuesta a pisotearse por un mísero peluche.

—Lo peor no es que te vean tus empleados, sino el dueño del negocio, ¿no te parece? —susurró seductoramente en su oído una voz masculina, sacándolo de la fila y atrayéndolo hacia sus brazos —. ¿Tanto me has echado de menos? — añadió JongIn, impertinente, negándose a dejarlo escapar.

—¡Eso sólo ocurre en tus sueños! —contestó Kyungsoo, insolente, recostando la espalda contra el duro cuerpo de JongIn  y notando cuánto la había echado de menos.

—Mis sueños son demasiado pervertidos, incluso para ti —sonrió él ladinamente, tras darle un beso en el cuello.

—¡Vamos, JongIn! Los dos sabemos para qué he venido hoy aquí —replicó él, seductor, moviendo su insinuante trasero contra su rígido miembro.

—¿Qué es lo que quieres regalarle a tu madre? —preguntó JongIn, soltando a su malvado y excitante hechicero, al que por desgracia conocía demasiado bien como para saber que sus provocativas insinuaciones sólo eran uno más de sus trucos.

—Una de esas caras cajas de bombones y algo que, cuando me lo tire a la cara, no me haga mucho daño — respondió Kyungsoo—. No sé cómo he podido olvidarme de este día…

—Demasiado trabajo —opinó JongIn  —. Yo también he estado bastante atareado. Ni siquiera he podido descansar un instante. He tenido que visitar cada una de mis tiendas para esta nueva promoción y estoy muerto de cansancio. ¿Hacemos una tregua y salimos a tomar algo tú y yo solos?

—¿No tienes que cenar en un elegante restaurante con tu refinada madre o algo así? —preguntó Kyungsoo, dispuesto a no caer de nuevo en la trampa de aquel seductor.

—Mi madre murió hace siete años, y en días como hoy no me gusta demasiado estar solo.

—Lo siento —se apresuró a disculparse Kyungsoo—. Seguro que era una madre estupenda.

—La mejor —respondió JongIn, con una hermosa sonrisa.

—Bueno, está bien. Tú encárgate de que mi madre esté tan contenta con su regalo que no me moleste durante un año y yo saldré contigo. Pero que quede claro desde el principio: nada de sexo —le advirtió Kyungsoo, totalmente decidido.

Un capítulo más, ya llevamos más de la mitad de la historia.

Gracias por leer, por sus comentarios y sus estrellitas.

Nos leemos de rato.

💋

El amor nos separará (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora