Capítulo 16

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«Y entonces el encapuchado le ató las manos a la espalda mientras silenciaba su boca con una de sus fuertes manos y él gemía ante el placer de lo desconocido...»

-¿Se puede saber qué mierda es ésta? -exclamó Kyungsoo, tras leer unas líneas del libro de su amigo Baekhyun, que vagueaba tras el mostrador de la tienda, con una de sus melifluas novelas en la mano.

-¡Es una de las novelas románticas más vendidas del momento! Se llama Rapto de amor. Trata sobre un mercenario al que ordenan secuestrar a un doncel del cual se enamora.

-Estas novelas nunca son realistas -replicó Kyungsoo-. ¿Quién sería tan estúpido como para enamorarse de un hombre que te secuestra? Además, esos protagonistas nunca se parecen a los hombres reales: o son hombres atormentados con su pasado o guapísimos millonarios. ¿Por qué no
ponen nunca a nadie de verdad? Como
Barnie, por ejemplo -sugirió, señalando a su poco atractivo empleado, que en esos momentos de descanso se buscaba pelusillas en el ombligo.

-¿Porque entonces los donceles no compraríamos una mierda? -arguyó Baekhyun-. ¡Yo quiero pasión, una historia que me demuestre que aún existen hombres que pueden llegar a ser unos verdaderos caballeros!

-¡Venga ya, Baekhyun! Esos tíos no existen -dijo Kyungsoo, cuestionando los ideales románticos de su amigo.

-¿Estás seguro de que en la vida real no hay hombres guapos, ricos, amables, con bellas sonrisas y un trato encantador? -ironizó Baekhyun, señalando a JongIn, que estaba en la acera de enfrente, enzarzado con Minseok en lo que parecía una acalorada discusión-.

Pues creo que en estos momentos hay
dos de esos inusuales protagonistas de
ensueño peleándose por ti -concluyó el joven, burlándose de él y de sus cínicas opiniones sobre el amor.

-Bueno, puede que haya alguna que otra excepción, pero te puedo asegurar que yo no soy como esos estúpidos protagonistas que...

-Caen rendidos ante los engañosos encantos del hombre, cada vez que éste quiere -se mofó Baekhyun, recordándole a Kyungsoo las veces que había acabado en los brazos de aquel vil embaucador.

-¡Toma! Será mejor que sigas leyendo -dijo, mientras le devolvía el libro-. Definitivamente, es mejor que metas las narices en la vida de los protagonistas de esta historia, a que las metas en la mía.

-Eso, amigo mío, es demasiado tarde para que suceda. Tu vida es muchísimo más interesante que la del protagonista. Después de todo, él no tiene a dos hombres tan apuestos persiguiéndolo.

-¡Mi vida es muy simple! Me levanto todas las mañanas para abrir la tienda, dando con ello trabajo a mis ingratos empleados, y al final del día cierro para irme a casa solito a contar mis facturas.

-No digas tonterías, pero ¡si hasta te mandan cartas de amor! ¡Y bastantes! -señaló Baekhyun, mostrando un montón
de sobres dirigidos a él sin remitente.

-Baekhyun, no creo que ésas sean cartas de amor -repuso Kyungsoo, mientras comenzaba a abrir una de ellas con extrema cautela. Dentro del sobre, en una nota pulcramente plegada, había un amenazante y ofensivo mensaje escrito con letras recortadas de diarios: «Vete de aquí por las buenas, antes de que te obliguemos a hacerlo».

Seguramente esas calumniosas notas provenían del Comité, que había convocado una nueva campaña para echarlo de allí. Parecían no darse cuenta de que Do Kyungsoo temía muy pocas cosas en la vida y una reunión de amas de casa aburridas, que eran unas simples cotorras, nunca sería una de ellas.

JongIn estaba furioso consigo mismo
por haber hecho el idiota delante de Kyungsoo; con Minseok, por volver en el
momento menos oportuno; con Kyungsoo, por preferir a su siempre perfecto hermano; con la maldita puerta que estaban arreglando y con la herida de su mano,que dolía como un demonio.

Aquél era uno de esos días en los que hubiera sido mejor no levantarse de la cama, pero como Kim JongIn no se
rendía ante el desastre, lo había hecho
con una positiva sonrisa que, a lo largo
de la jornada, se había ido borrando de
su siempre alegre rostro. Después de desayunar rápidamente, tras recibir una alarmante llamada de Mark diciéndole que alguien había intentado entrar en la tienda por la fuerza, llegó a Eros en un periquete,
dándose cuenta demasiado tarde de que
la exaltada llamada de su joven empleado se debía al cristal que JongIn mismo había agrietado la noche anterior.

Después de tranquilizar al histérico Mark, llamó al cristalero. El cristal de repuesto llegó tarde, mal y, a lo largo de unas interminables horas, durante las cuales el alegre y charlatán operario no dejó de relatarle las dichas de su vida marital: JongIn deseó que no hubiera llegado nunca.

Para terminar de arreglarle ese nefasto día, su hermano se había paseado frente a su tienda con una enorme sonrisa llena de satisfacción que le hizo preguntarse si su cita con el bello Kyungsoo habría acabado en la cama de alguno de los dos, lo que hizo que su imaginación se disparara, torturándolo.

Minseok le había entregado muy orgulloso una invitación para su exposición, mientras le anunciaba que Kyungsoo sería su pareja en ese evento y le aconsejaba que él buscara consuelo en brazos de alguno de sus modelos. Muerto de celos, JongIn había intentado averiguar lo que había pasado entre Kyungsoo y Minseok, pero éste, como todo un caballero, se negó a hablar de ello, sacándolo de sus casillas y haciéndolo arder aún más con el fuego abrasador de la incertidumbre.

Definitivamente, aquél no era su mejor día, volvió a pensar Lee JongIn, tras golpear su escritorio, haciendo que el vendaje de su mano se soltara nuevamente, dejando sus heridas al descubierto.

Esta historia ya va más de la mitad así que actualizaré un capítulo por día o dos algunas veces.

Gracias por leer, por sus estrellitas y comentarios.

Nos leemos mañana.

💋

El amor nos separará (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora