El amor nos separará (Kaisoo)

Capítulo 9.2

Plan A. A la luz de unas velas, en una romántica mesa, con una música celestial, Lee JongIn era chantajeado por tres empleados de Love Dead, que expresamente habían insistido en ser invitados a ese exquisito restaurante para entablar una conversación con tan adinerado empresario. ¡Qué pena que ninguno de ellos fuera un hermoso doncel!

-JongIn, te agradezco enormemente esta deliciosa cena -comentó Barnie, tras engullir su quinto plato de filet mignon, delante de un boquiabierto camarero.

-Sí, la verdad es que yo siempre había querido venir a un restaurante como éste -reconoció Suho, rebañando su plato.

-¡Y la bebida es exquisita! - añadió Larry, el hermano de Barnie, bebiéndose una copa de un caro vino de importación de un solo trago.

-Bueno, si os he invitado aquí es porque quiero preguntaros una cosa. Sé que se acerca el cumpleaños de Kyungsoo y quería regalarle algo especial, pero como no sé la fecha exacta, no puedo reservar en un restaurante tan agradable como éste, o programar un viaje a alguna isla paradisíaca.

Él se niega a revelármelo, así que si fuerais tan amables de decirme cuándo es su cumpleaños, yo podría sorprenderlo - pidió amablemente, intentando parecer un pobre e inocente enamorado.

-¡Oh, él es muy susceptible con respecto a esa fecha! -declaró Suho de, demostrando que sabía más que nadie sobre Kyungsoo, ganándose así un lugar de honor en la lista negra de JongIn.

-Sí, lo mejor es que no le regales nada opinó Barnie, un tanto insensible.

-Yo no lo conozco demasiado, así que no puedo decirte cuándo es, sólo que Kyungsoo es maravilloso y que se merece el mejor de los regalos -añadió Larry, alabando a su salvador.

-Sí, es cierto -convino Barnie -. Él me dio trabajo cuando todos me tachaban de inútil.

-Yo llevo casi tres años a su lado y nunca me arrepentiré de trabajar para Kyungsoo -confesó Suho, alzando su copa para brindar por su jefe.

-¡Por Kyungsoo, un doncel con muy mal genio, pero con un gran corazón! - brindaron los trabajadores de Love Dead al unísono, haciendo entrechocar sus copas.

-¿Cómo la conocisteis? - preguntó JongIn, olvidando por unos instantes sus ocultas intenciones, al ver la devoción de aquellos hombres por él. -Yo vivo con mi madre, una anciana bastante regañona -comenzó Barnie-. Debíamos una gran suma de dinero al banco y estaban a punto de embargarnos la casa. Mi madre me avaló para un proyecto informático que finalmente se hundió por culpa de mi socio -relató Barnie, emocionado, mientras devoraba un nuevo y caro plato-.

Yo me hallaba sumido en una depresión y me sentía culpable e inútil. Además, por más que buscaba, nadie daba trabajo a un incompetente arruinado por su propia idiotez. Estaba desquiciado y desesperado y en ese momento Kyungsoo apareció por mi casa, ayudando a mi madre a subir las bolsas con sus compras matutinas. Me miró de arriba abajo y luego comentó un tanto insultante: «No pareces tan inútil, quizá pueda hacer algo por ti».

-Yo sólo la conozco desde hace unas semanas -explicó Larry-. Hace unos meses, mi empresa quebró y mi esposa me abandonó por el que yo consideraba mi mejor amigo, así que me fui a un bar a beber como un cosaco. Creo que mi madre debió de llamar a Kyungsoo, porque él apareció de repente en el bar cuando yo estaba entonando We are the champions a base de eructos. Me miró sonriente y dijo «Puede que tenga un trabajo para ti». Y así fue como surgieron los famosos cantaeructos de Love Dead -finalizó Larry, alzando su copa para brindar por su nuevo y adorado jefe.

-Bueno -intervino Suho-, pues yo lo conocí el día en que él fue a pedir un préstamo para abrir su negocio. Es una historia muy divertida, de modo prestad atención y sabréis cómo se las gasta nuestro joven jefe... -anunció, comenzando su historia. Tras acompañar a tres hombres borrachos como una cuba a sus respectivos hogares y gastarse cientos de dólares en una cena sin fin, JongIn no consiguió siquiera una fecha aproximada del cumpleaños de Kyungsoo, pero al menos pudo conocer al dueño de Love Dead un poco más y comprender por qué todos sus trabajadores lo querían tanto.