Capítulo 7.4

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JongIn apretaba con fuerza la nota con
la que Kyungsoo lo había sorprendido esa
mañana. Después de cumplir en una sola noche todos y cada uno de los calenturientos sueños que había tenido durante meses con él, lo que menos esperaba era encontrarse con algo tan insultante como eso al lado de su almohada.

Cuando abrió los ojos y vio el lecho vacío, en un principio pensó que Kyungsoo estaría en otra estancia, así que holgazaneó un poco. Pero en el momento en que volvió la cabeza sobre su mullida almohada, se percató del arrugado contrato del que aún no se había deshecho.

Lo cogió decidido a romperlo en mil pedazos cuando vio la firma de Do KyungSoo, que además se burlaba de él en un post-it que jamás debería haber escrito. Al leerlo pensó lo tonto que había sido al creer que aquel doncel podía llegar a ser dulce o amoroso.

En la nota había una frase que, aunque pudiera parecer alentadora en otras circunstancias, no cabía duda de que era un escarnio en aquéllas: «NECESITAS MEJORAR», decía, escrito con chillonas letras rojas y puntuando su actuación de la pasada noche con un sonriente tres.

Cuando se percató de que él se había ido dejándolo allí abandonado, JongIn se enfureció, sin caer en la cuenta de que eso mismo era lo que él había hecho con muchas de sus amantes. Aunque de una forma un tanto más sutil, tras regalos de rosas y diamantes, no con una ultrajante nota que sólo podía hacerle desear vengarse.

¡Como que se llamaba Kim JongIn que Do Kyungsoo volvería a estar en su cama! ¡Y no dejaría descansar a ese provocador hasta que rogara clemencia una y otra vez! Sabía que lo de la puntuación era otro de sus traicioneros ataques para que acabara odiándolo, pero uno para el que no estaba preparado después de una placentera noche de sexo.

Sin embargo, ya sabía que con un doncel  como él nunca se podía bajar la guardia del todo. Tras darse una larga ducha y tomar un solitario desayuno, decidió ir a buscarlo y hacerle tragar el ofensivo papel.

La nota, que llevaba arrugada en la mano, sólo conseguía enfurecerlo más a cada paso que daba, y no mejoró nada su humor encontrarse con el famoso Suho, para quien Kyungsoo tenía tantas alabanzas.

Un hombre que él había insinuado que
era su amante la noche anterior, justo antes de caer en sus brazos, alguien que siempre tenía una sonrisa para Kyungsoo y que no se despegaba de él, un hombre al que él le iba a partir la cara como siguiera sonriéndole como lo estaba haciendo en esos instantes.

Cuando JongIn entró en la tienda, no tuvo ojos para otra cosa que no fuera su objetivo, el doncel que permanecía plácidamente sentado tras su mostrador, disfrutando de un café y sin inmutarse ante nada. Más aún: su presencia parecía traerle sin cuidado.

—¿Me puedes explicar qué es esto? —gritó JongIn, furioso, soltando con brusquedad el papel que le estaba quemando las manos.

—Una nota de despedida — respondió Kyungsoo, tras dedicarle una simple mirada y continuar tranquilamente con su café.

—¿Cómo que una nota de despedida? ¡Aquí no hay escrito un «Hasta luego» o un «Buenos días»! ¡Ni siquiera un número de teléfono! ¡Solamente un tres y una humillante frase!

—Creía que los bombones y las flores eran cosa tuya. Si llego a saber que te pondrías así, en el bolso llevaba una chocolatina…

—Kyungsoo, no me hagas perder la poca paciencia que me queda — amenazó JongIn,  dirigiéndole una iracunda
mirada.

—¿Qué quieres saber? Pasamos una noche juntos, que estuvo bastante bien, pero no fue para tanto —comentó Kyungsoo despreocupadamente—. Que conste que si te he concedido un tres ha sido por original e imaginativo.

—Original... Imaginativo... —masculló JongIn entre dientes, mientras lo miraba—. ¡Quiero la revancha! — reclamó tajante, dispuesto a demostrarle lo equivocado que estaba y lo imaginativo que realmente podía llegar a ser.

—No —replicó Kyungsoo, sin ganas de dedicarle ni un minuto más de su tiempo.

—¿Cómo que no? —preguntó él, ofendido, agarrándolo del brazo e impidiendo que se fuera.

—He dicho que no, JongIn. Fue una noche que nunca debería haber existido. Me divertí, pero no es algo que tenga prisa por repetir. Además, ahora estoy demasiado ocupado con los preparativos de San Valentín como para prestarle atención a tu hinchado ego —concluyó, enfrentándose a sus fríos ojos cafes.

—Quiero tener una cita contigo, Do Kyungsoo, y todo lo que eso conlleva: cena en un acogedor restaurante, tomar alguna que otra copa y finalmente quiero sexo, ¡mucho sexo! ¡Y aunque tenga que retenerte una semana en mi cama, acabarás rectificando esa maldita nota! —exigió JongIn, retándolo a negarse una vez más.

—No, JongIn, no voy a salir contigo declaró él con rotundidad.

—Oh, sí lo harás —dijo él, sonriendo, mientras le enseñaba el arrugado contrato con sus respectivas firmas—. «Punto uno: Do Kyungsoo no puede negarse a salir con Lee JongIn»—leyó JongIn animadamente, mientras él  lo escuchaba un tanto molesto.

—Bien, JongIn, lo haremos como tú quieras. Pero estoy tan ocupado, que por ahora sólo puedo concederte una cita el día de mi cumpleaños —contestó Kyungsoo  finalmente, haciéndolo retroceder con una de sus maliciosas miradas.

—De acuerdo, no tengo ningún problema. ¿Cuándo es tu cumpleaños? —quiso saber, confuso ante su rápida rendición, pero dispuesto a hacer un hueco en su agenda sin importar lo que tuviera en ella.

—¡Oh, JongIn! No esperarás que yo haga  todo el trabajo, ¿no? ¿No se supone que quieres enamorarme? Pues empieza por averiguar cuándo es mi cumpleaños. —repuso Kyungsoo, cogiendo su copia del contrato y guardando la ofensiva nota en
el bolsillo delantero de la camisa de JongIn.

Tras darle unas palmaditas sobre el bolsillo, se puso de puntillas y le susurró al oído: —Sigues teniendo un tres. Luego se alejó insinuante hasta donde seguía su café, ahora frío.

Hola desde el exilio de nuevo.

Gracias por leer, esta historia es larga por eso actualizo ahora.

Nos leemos mañana.

💋

El amor nos separará (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora