Capítulo 7.1

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Kyungsoo lo siguió con la mirada hasta
que desapareció de su vista. Entonces se
tumbó en el sofá, frustrado, y para que él
no supiera cuánto lo habían afectado sus
avances, se tapó la cara con uno de los
ostentosos cojines que adornaban el enorme diván y gritó, maldiciendo una y mil veces el nombre de ese hombre.

Un hombre que era capaz de enfurecerlo como ningún otro, pero que también podía excitarlo como nadie lo había conseguido nunca. ¿Qué tenía ese niño bonito de especial para lograr encenderlo como nadie lo había hecho antes?

Tal vez fuera aquella extraña mezcla de su personalidad, que lo hacía cambiar en unos segundos de ser angelical a demonio malicioso. ¡Dios! ¿Qué podía hacer? Como las cosas continuaran así, no tardaría mucho en caer en las redes de ese adonis. Aunque, por otra parte, acostarse con él no significaba estar enamorado, ¿verdad?

En las relaciones que había tenido a lo largo de los años, después de abandonar el instituto, donde nadie osaba acercarse a él, no le había ido nada mal.

En la universidad tuvo alguna que otra que parecía que iba a ser duradera, hasta que su pareja se enteraba del tipo de negocio que quería fundar. Entonces le pedían ofendidos que abandonara su proyecto e intentaban ponerlo entre la espada y la pared haciéndolo elegir entre su negocio o ellos.

La elección siempre había sido fácil para él: su negocio. En esos momentos era cuando Kyungsoo sabía que no amaba a ninguno de esos hombres, porque no estaba dispuesto a anteponer su meta a una simple relación.

Ahora hacía mucho que no salía con nadie y tal vez no le iría mal desahogar su frustración con ese hombre. Después de todo, era espectacularmente guapo y no carecía de atractivo, con aquellos intensos ojos cafes, esas fuertes manos que hacían arder su cuerpo con cada una de sus caricias y esa lengua que acallaba sus protestas con tanta pasión…

Definitivamente, no sería mala idea acostarse con él, aunque fuera una fruta
prohibida. Pero solamente lo haría una vez. Si incurría mucho en el pecado de la lujuria, a saber si podría ocurrirle lo peor y llegaba a enamorarse.

¡Ja! ¡Do Kyungsoo enamorado! Eso era algo imposible y menos aún de aquel orgulloso que se había declarado abiertamente como su más acérrimo
enemigo.

Lo más importante para él siempre sería su empresa. Pero tal vez fuera divertido jugar con él… ¡Decidido! Habían terminado sus dudas. Lee JongIn estaba a punto  saber lo que era desafiar a Do Kyungsoo a un juego tan peligroso como era el amor.

—Esperemos que tu orgullo no salga dañado en el proceso, Lee JongIn—susurró contra el cojín que apretaba con fuerza entre sus brazos, mientras miraba con hostilidad la puerta tras la que había desaparecido su rival.

Jiji veamos quién cae primero.

Gracias por leer este es el penúltimo capítulo del maratón.

Nos leemos en un momento.

El amor nos separará (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora