Capítulo 20.1

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JongIn había pasado toda la noche
buscando a Kyungsoo. Desesperado, llamó a sus amigos y familiares, a los hospitales e incluso lo intentó con la policía. Pero no había ni rastro de el. ¿Dónde narices podría estar? ¿Le habría pasado algo? ¿Estaría herido? Mil y una cosas aterradoras de lo que le podía haber sucedido pasaron por su mente mientras volvía a su apartamento, sintiéndose un inútil.

No podía ser que nadie supiera nada de el. Lo más seguro era que sus amigos lo estuvieran ocultando de él, pero en esos momentos le daba igual lo mucho que lo odiara, porque sólo quería asegurarse de que estuviera sano y salvo donde fuera. Sus sombríos pensamientos al lado de una botella de whisky fueron interrumpidos por la llamada de su padre. Por un instante pensó en no contestar, pero recapacitó. Tal vez su paternal consejo en esas circunstancias no le viniera demasiado mal.

—JongIn, ¡tienes que venir a mi despacho inmediatamente! —exigió el magnate, un tanto molesto.

—Papá, son las seis de la mañana, me he pasado toda la noche despierto buscando a Kyungsoo y créeme si te digo que no tengo ningunas ganas de ir ahora a tu despacho.

—¡Pues tendrás que hacerlo de todas formas, porque tengo un extraño presente que creo que es para ti! ¡Ya te puedes imaginar quién lo envía! — informó su padre.

—¡Ahora mismo voy para allá! —contestó JongIn, volviendo a ponerse con rapidez la chaqueta, mientras cogía las llaves del coche. Llegó en un tiempo récord a las oficinas del House Center Bank, aparcó rápidamente en su plaza y subió hasta la última planta de las solitarias oficinas.

Entró sin llamar en el despacho de su
padre, encontrándose allí con una escena
un tanto inusual. Por fin pudo respirar
tranquilo sabiendo que a Kyungsoo no le
había ocurrido nada, pues sin duda alguna aquella insólita idea solamente podía provenir de él. Se sentó frente a su padre, después de servirse una copa para pasar el mal trago que sin duda lo esperaba.

De repente vio que su hermano también
estaba allí, en un rincón cercano a las grandes ventanas, con una copa casi vacía en la mano y con la misma ropa que el día anterior.

—¿Qué hace él aquí? —exigió saber JongIn, furioso con el culpable de todas sus desdichas.

—El joven Do así lo ha requerido —dijo el estrambótico regalo de Kyungsoo, que no era otro que un estirado abogado, con un inmenso lazo rojo atado a la cabeza. »Buenos días, me llamo Lee Min Ho y soy el abogado del joven Do —prosiguió el trajeado personaje, deshaciéndose el lazo de la cabeza—.

Siento mucho mi inusual aspecto, pero mi cliente ha insistido en ello y es un joven bastante convincente, todo hay que decirlo — comentó el hombre con una sonrisa.

—¿Dónde está Kyungsoo? —inquirió JongIn, comenzando a enojarse.

—Sólo le diré que he tenido el placer de hablar con mi cliente por teléfono, así que desconozco su paradero. Pero por el momento creo que no quiere que lo encuentren.

—¿Qué hace usted aquí entonces?
¿Por qué motivo ha enviado Kyungsoo un
abogado al despacho de mi padre? ¿Y qué tiene que ver él en todo esto? —le preguntó JongIn al señor Lee, señalando a su hermano.

—Si se tranquiliza, tal vez pueda responder a todas sus preguntas. Claro está, si es que quiere escuchar lo que el joven Do tiene que decirle — indicó el abogado, tras lo que continuó —:

Antes de desaparecer, el joven Do dejó un regalo para cada uno de ustedes. Empecemos por el que me ha costado más trabajo asimilar. Según el joven Do, ustedes dos hicieron una apuesta.

—¡Tan sólo era un estúpido trato que estoy dispuesto a anular delante de Kyungsoo en cuanto vuelva a verlo! — exclamó JongIn, arrepentido del momento en que hicieron aquella maldita apuesta.

El amor nos separará (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora