CAPÍTULO 4: LA DECISIÓN
Kurt llegó al apartamento que compartían Blaine, Sam, Santana y Brittany en esos momentos. El rubio había insistido en que esos días su mejor amigo durmiera en su habitación porque no quería que lo hiciera en el incómodo sillón en su estado. Las chicas habían ofrecido buscar otro sitio para darles algo de tranquilidad pero ninguno de los dos había accedido. La otra opción sería que vivieran con Kurt, Rachel y Elliot o con Artie y sus amigos. No es que las opciones fueran tan malas, pero los primeros seguían separando las habitaciones con cortinas y los segundos eran cinco en un apartamento de tres habitaciones.
La latina fue la que abrió la puerta y le dedicó una sonrisa triste a su amigo. Sabía el motivo por el que acudía allí y no era agradable para nadie. El castaño entró y se encontró a su exnovio en los brazos de la rubia mientras Sam estaba en otro sofá mirándolos con tristeza. Los dos amigos abrazados habría sido una imagen adorable si no fuera por los ojos hinchados y la nariz roja de Anderson.
Kurt sintió como una daga le atravesara el corazón. Su historia con Blaine se había roto pero eso no significara que el cariño habría desaparecido. Quería mucho al moreno, simplemente de otra manera, una menos pasional, como a un amigo o un hermano. Sabía que tras ellos había historia pero le gustaba pensar que era una de las personas más importantes en la vida del ojimiel.
Por eso le dolía todo por lo que estaba pasando y quería ayudarlo. Se sentó junto a su amigo y puso su mano sobre su pierna para darle algo de consuelo.
– ¿Cómo estás? – El ojiazul preguntó dulcemente. Santana también se sentó y miró a Sam realmente extrañada.
– Embarazado. – Fue la única palabra que pronunció antes de volver a llorar. Brittany apretó aun más fuerte su abrazo. Desde que empezaron las sospechas, los tres habían estado más tiempo con Blaine, intentando consolarlo.
– ¿Puedo ayudarte con algo? – Hummel preguntó.
– ¿Tienes una máquina del tiempo que consiga borrar todo lo ocurrido? – Anderson preguntó sin separarse un centímetro de Pierce.
– No pero... ¿Qué vas a hacer? Supongo que abortarás... Es lo mejor para que sigas con tu vida. No estás preparado todavía y no tienes tiempo. Tienes que centrarte en tu carrera y... – Kurt detuvo su discurso al ver las miradas amenazadoras y despectivas de Sam y Santana.
– Blaine, no le hagas caso. – La latina se levantó y encontró la manera de sentarse entre el castaño y el moreno. Tampoco era complicado por lo delgada que era. Cogió las manos de su amigo con fuerza para que la escuchara con atención. – Todos te hemos dicho que es tu decisión, todas las alternativas tienen pros y contras y ya los conoces. Sólo tú puedes tomar la decisión... Ni Kurt, ni Sam, ni Britt, ni Cooper, ni tus padres, ni yo... Sólo tú sabes que contras vas a ser capaz de afrontar.
– No creo que pueda abortar... – Anderson susurró mientras nuevas lágrimas volvían a caer por su mejilla.
– No tienes que hacerlo. – Evans se levantó para acercarse a su amigo y arrodillarse frente a él. – Lo que tú decidas será la mejor opción. Si no crees que puedas abortar, sólo tienes que decidir si vas a ser padre o vas a darlo en adopción. ¿Descartamos esa opción?
Blaine asintió con la cabeza, por primera vez desde que empezaron las dudas sobre su embarazo, sentía seguridad con algo. La tímida sonrisa del rubio mientras lo acariciaba dulcemente en la pierna fue demasiado para Kurt, que se sintió como un extraño entre sus amigos y decidió marcharse.
Estaba ya cerca de las escaleras cuando Santana llegó.
– Lo está pasando muy mal y lo último que necesita es que llegues tú a decirle lo que debe hacer... ¿Qué pasaría si siguiese tu consejo y luego se arrepintiese? No tendría vuelta atrás y él sería el que tendría que lidiar con las consecuencias. Nadie le había dicho qué hacer, lo hemos estado escuchando y consolando, pero no tiene que saber cuál creemos que es la mejor opción. – Ella explicó.
– Dime que no opinas igual que yo. – El castaño la retó.
– No opino lo mismo. Conozco a Blaine, ese que siempre piensa en el bien de los demás antes que en el suyo propio. Por eso sé que el aborto no es una opción para él. Si te soy sincera, creo que la mejor opción para él y la que va a escoger nos va a convertir en tíos antes de lo que esperábamos. – La latina explicó.
– Va a arruinar su vida. – El ojiazul dejó que una lágrima cayera por su mejilla. Que ya no fuera el novio de Anderson no significaba que no le importaba.
– Yo creo que lo hará si aborta. Dale espacio estos días, queremos que sea él quien tome la decisión. No queremos que nadie le influya.
Blaine entró en la habitación de Sam después de haber vomitado como todas las mañanas. Sabía que el rubio estaba ahí cogiendo alguna cosa para prepararse esa mañana. Él había tomado una decisión sobre lo que hacer con su embarazo y sentía que debía contárselo a él primero. Sabía que era algo tonto ya que entre ellos no había nada y creía que no habría nunca nada. El ojiverde estaba ahí y le sonrió al verlo entrar.
– ¿Sigues teniendo nauseas? – El más alto preguntó.
– Acabo de vomitar. Las mañanas son un asco. No creo que pueda aguantar mucho así. – El moreno comentó.
– Aun te queda. He estado leyendo en Internet y he descubierto que no desaparecen hasta el cuarto mes. – Evans comentó y el ojimiel no sabía si sentirse desesperanzado porque aun tenía más de dos meses de nauseas o sentirse feliz porque su amigo estaba leyendo en Internet cosas sobre embarazos por él.
– ¿Podemos hablar? – El más bajo decidió cambiar de tema, para afrontar lo que realmente quería hablar.
– Claro... ¿Sobre qué? – Sam lo miró intrigado y el otro se sentó en la cama.
– He decidido que voy a tener el bebé y voy a quedármelo. Sé que será duro pero no quiero abandonarlo... Es mi bebé, no importa como fuera concebido. Es parte de mí y no lo puedo sacar de mi vida así como así. Buscaré un lugar para mudarme antes de que nazca. – Anderson se acarició el vientre por primera vez. Allí dentro estaba su bebé y no pudo evitar sonreír. Había estado toda la noche pensando y, una vez asimiló lo que había pasado, tomar la decisión había sido más fácil de lo que jamás imaginó. El aborto nunca había sido una opción, no se sentía capaz de interrumpir una vida y... Bueno, tal vez el bebé estaría mejor con una familia que deseara tener hijos pero tampoco podía estar seguro de que no acabaría en centros de acogida. Él podría cuidarlo, tal vez no era lo ideal pero podía hacerlo. Sobretodo porque sus padres le habían mostrado su apoyo. Su padre se jubilaba en menos de un año y siempre habían deseado vivir fuera de Ohio. Siempre habían pensado en Los Angeles para estar cerca de Cooper pero cuando se enteraron de que Blaine viviría en Nueva York, empezaron las dudas. Querían estar cerca de ellos, pero los dos habían elegido diferentes costas por lo que tenían que elegir. Tenían dudas pero el embarazo del menor había decidido por ellos.
– ¿Te vas a ir de aquí? – El rubio frunció el ceño, estaba realmente triste porque no quería vivir sin su amigo.
– Sam... – Anderson suspiró. – Voy a tener un bebé que llorará por la noche, manchará toda la casa... Tú no tienes que llevar una vida que no has elegido, es mi responsabilidad, no la tuya.
– No voy a consentir que me saques de vuestra vida. Ese bebé es parte de ti y no puedo hacer otra cosa que amarlo... – El ojiverde se sonrojó por la "confesión" y rápidamente intentó aclarar la situación. – Seguro que será tan fantástico como tú.
– Este sitio es pequeño, sólo tiene dos habitaciones y el bebé necesitará una... – El moreno intentó explicar pero fue interrumpido.
– Buscaremos un nuevo apartamento, aunque al principio podría dormir en tu habitación. Cuanto más tarde nos mudemos, más podremos ahorrar. Vamos a necesitar mucho dinero porque los bebés necesitan muchas cosas. Los pañales, la leche, ropa cada poco tiempo porque crecen demasiado... Pero sea como sea, lo conseguiremos.
Blaine miró al otro con desconfianza. No sabía en qué momento Sam había decidido que iba a ser padre pero él no iba a consentir que arruinara su vida de esa manera. Tenía veintitrés años y todavía tenía mucho que hacer antes de tener esa responsabilidad. Mucho menos si el bebé que quería cuidar no era realmente suyo. Por mucho que al moreno le encantaría que el rubio fuera el padre de su bebé, él era heterosexual y acabaría conociendo a una chica con la que tendría una relación y se apartaría de su lado para siempre. No quería acostumbrarse a una vida que no podría llevar durante mucho tiempo, pero aun tenía algo más de siete meses para convencerlo.
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No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)
FanfictionA veces a las buenas personas les ocurren cosas malas. Hay veces que por más que quieras conseguir algo, no encuentras el momento de dar un paso para alcanzarlo. La paciencia y la valentía son dos cualidades necesarias para no perder la esperanza...