CAPÍTULO 38: TÚ NO ERES MI PADRE

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CAPÍTULO 38: TÚ NO ERES MI PADRE

La cena fue muy incómoda y Blaine además se sentía muy cansado y débil, aunque intentaba disimularlo. Kevin y Alex, ajenos a lo sucedido, intentaban llenar los silencios con bromas y anécdotas de su instituto. Valerie estaba muy callada y jugaba con su comida, sumergida en sus pensamientos. Se sentía decepcionada porque jamás había esperado que le dieran esa noticia.

– Quiero buscar a mi padre. – La castaña anunció haciendo que todos la miraran sorprendidos. Ella no estaba escuchando la conversación y sabía que había interrumpido algo, pero no le importaba.

– Cariño, es muy difícil. No he vuelto a verlos desde que naciste. – Blaine intentó mantener la calma.

– Pero los viste estando embarazado, tú me lo dijiste. – La menor insistió. – Tiene que haber una manera de que lo pueda ver, tal vez si me conoce...

– ¡No! – El moreno la interrumpió y todos lo miraron sorprendidos porque él nunca se había mostrado así. Ninguno de los presentes lo había visto tan enfadado y Sam sabía que no era la mejor manera de lidiar con el problema.

– Princesa, tu padre sólo quiere protegerte. Sea quién sea, él sabe de tu existencia y no ha querido saber nada de ti. – El rubio intentó tranquilizar a su hija pero consiguió el efecto contrario.

– ¡Tengo derecho a conocer a mi padre! ¡Tú no eres mi padre! ¡Quiero conocerlo y no me lo vas a impedir.

Valerie se levantó y salió de la cocina. Todos escucharon como cerraba la puerta de su habitación con fuerza. Evans miró a su marido y éste le besó la mejilla. Eso había sido muy doloroso para ambos. Dejaron lo que todavía no habían comido porque ninguno de los dos tenía apetito. Simplemente se encargaron de que los dos pequeños no se vieran afectados por este momento.

El timbre de la puerta sonó apenas media hora después de la pelea durante la cena y Blaine se levantó para abrir realmente sorprendido. Su sorpresa aumentó cuando abrió la puerta y vio a Santana frente a él.

– ¡Tia Tana! – Valerie bajó las escaleras que le quedaban para llegar junto a la mujer y abrazarla con fuerza.

– ¿Qué tal pequeña Diablita? ¿Tienes tus cosas preparadas? – La morena preguntó con una sonrisa pero pronto se dio cuenta de que Anderson no sabía de qué hablaban.

– Todavía no... Voy a terminar. – La castaña se volvió y subió las escaleras y dejó a los dos adultos en la entrada.

– Me ha llamado diciendo que va a pasar unos días en mi casa... Pensé que lo sabíais, pensaba en que, tal vez era algo de chicas... – Lopez había pensado en que necesitaría consejo o unas clases de maquillaje o alguna cosa así. Al final, la joven vivía entre demasiada testosterona.

– No nos ha dicho nada. – Anderson negó mientras acompañaba a su amiga al salón. Los dos se sentaron en el sofá.

– ¿Tenéis algún problema en que se venga unos días con nosotras? – Santana preguntó. Ella tenía una hija de 10 años, Carmen, y sabía que no le gustaría que hiciera algo así sin su consentimiento.

– Creo que no es buena idea, después de la discusión de esta noche no quiero tenerla lejos. – Sam intervino.

– ¿Qué ha pasado? – La latina quiso saber.

– Un problema de biología nos ha obligado a contarle que no soy su padre. – El rubio explicó.

– Sí eres su padre. – Blaine no le dejó decir nada más.

– Entiendo... Sé que no queréis separaros de ella ahora pero tal vez necesite un tiempo para pensar. Con Britt y conmigo estará bien, la vamos a querer como si fuera nuestra hija... Pero no vamos a hacer nada sin vuestro permiso. – La mujer se mostró seria.

– Sólo un par de días. – Anderson propuso a su esposo y éste asintió porque estaba de acuerdo.

– ¿Qué es lo que sabe exactamente? – Lopez preguntó y el matrimonio miró a sus hijos, que estaban sentados con ellos intentando ver la televisión. Tarde o temprano se enterarían, por lo que Sam decidió hablar delante de ellos.

– Sabe que no es biológicamente mi hija y que Blaine no sabe quién es su padre porque estuvo con varios hombres. Sabe que esos hombres vieron a Blaine embarazado pero no sabe nada más. – El rubio miró a la otra intentando decirle sin palabras que no sabía que era fruto de una violación. Por su parte, Alex y Kevin miraron al moreno como si buscaran la mínima señal de que todo eso era una broma.

– ¿Acaso hay algo más que me tengáis que contar? – Valerie estaba en la puerta del salón con cuatro maletas a su alrededor. Parecía que había metido todas sus cosas ahí.

– Nada más, Diablita. Tus padres te dan permiso para que te quedes un par de días con nosotras pero tendrás que volver. – Santana se levantó y se acercó a ella. La menor cogió dos de sus maletas con la esperanza de que la otra cogiera las otras dos. – ¿No vas a despedirte?

– No. – La castaña salió del salón para dirigirse a la entrada mientras la latina miró a los presentes con algo de tristeza antes de despedirse y seguir a la joven.

Cuando escucharon la puerta cerrarse tras ellas, Alex y Kevin se volvieron hacia sus padres exigiéndoles una explicación. Sam y Blaine respondieron a sus preguntas sin darle más explicación de lo que había sucedido de lo que ya le habían contado a Valerie. Los dos se sorprendieron porque no era algo que podrían esperar de sus padres, pero lo aceptaron. Ella seguía siendo su hermana, por mucho que hubiera pasado eso.

Cuando los niños se fueron a la cama, el matrimonio dejó salir sus problemas. El moreno acabó llorando en los brazos de su amado, que no sabía qué hacer para evitar que se sintiera así. La culpabilidad estaba volviéndolo loco y no sabía por qué pero no podía parar de llorar. El rubio decidió que mejor subieran a la habitación y lo guió para subir las escaleras, lo que fue una suerte ya que el ojimiel sintió que sus fuerzas fallaban cuando sufrió un mareo y si su marido no hubiera estado sujetándolo, habría caído al suelo.

Ese momento dejó preocupado a Evans. Esperaba que fuera sólo porque había pasado un mal día, porque no podría lidiar él solo con una hija rebelde que se había enfadado con ellos y con un marido enfermo. No apartó la vista de su esposo mientras se ponían ropa más cómoda y se preparaban para dormir.

– Estoy bien. Sólo ha sido un día muy intenso dentro de un mes lleno de trabajo. No tienes de qué preocuparte. – Blaine acarició los hombros desnudos de su esposo cuando los dos ya estaban preparados para ir a dormir. Sam dormía en calzoncillos y el moreno también en sus boxer además de una camiseta interior.

– ¿Estás seguro de eso? – Los ojos verdes miraron al otro intentando descubrir la mentira. Anderson lo sabía por lo que recurrió a sus dotes de actor para su pequeña mentira. No quería preocupar a su marido.

– Sí.

Finalmente se besaron con dulzura antes de meterse a la cama. Esa noche no hubo sexo, algo que no era muy común, ya que siempre buscaban un momento para estar a solas. Sin embargo, estaban tan estresados y dolidos que no pudieron hacer nada más que unos besos y abrazos que buscaban reconfortarse más que intentar intimar. Y lo peor es que sabían que el problema no había hecho más que empezar.

No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora