CAPÍTULO 27: ERES MI TODO

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CAPÍTULO 27: ERES MI TODO

Sam había tomado una decisión. Hacía seis meses que Blaine y él no comprobaban si habían conseguido quedarse embarazados. Ya se había hecho a la idea de que no iban a tener más hijos, pero al menos tenían a Valerie. Sin embargo, sentía que había llegado el momento de que dieran un paso en su relación y sólo se le ocurría una manera. La verdad era que pensar en casarse con el amor de su vida era algo que hacía que su corazón se acelerara de felicidad. Por eso, en el bolsillo de su pantalón había una cajita de terciopelo azul.

La familia había decidido ir a una pista de hielo para patinar. La niña tenía tres años y era la primera vez que iba a un sitio así. El rubio pensaba que era la mejor oportunidad para hacer la petición, algo romántico e implicando a su pequeña. Aun recordaba la conversación que había tenido con ella sobre eso...

Flashback

Sam apagó el televisor cuando acabó la película de La Sirenita y su hija se volvió hacia él. En ese momento, tuvo la gran idea de involucrar a Valerie en su petición de matrimonio. Estaba convencido de que diría que sí, hacían vida de casados al final, por eso no veía problema en involucrar a la pequeña.

Val, princesa... ¿Sabes lo que es un secreto? – El rubio preguntó y la niña asintió exageradamente mientras se sentaba en la pierna del mayor. – Te voy a contar uno pero no se lo tienes que contar a nadie, ni siquiera al papá. ¿De acuerdo?

Sí. – Los ojos azules de la menor estaban muy abiertos y miraba a su padre atentamente para no perderse detalle.

Sabes que a veces los papás no están casados porque hay veces en los que los bebés llegan antes de que puedan casarse, ¿verdad? – Evans explicó, aunque esa conversación ya la habían tenido "gracias" a una niña que iba a su clase y que había repetido algo que había escuchado hablar a sus padres, claramente homófobos y que no entendían que Sam fuera a las reuniones de padres.

Sí.

He pensado que ya es el momento de que el papá y yo nos casemos pero, para eso, primero hay que pedírselo. Y en eso necesito tu ayuda, pero no se lo puedes contar a nadie. Será nuestro secreto... ¿Me lo prometes? – La niña volvió a asentir. – ¿Te parece si vamos a comprarle el anillo que le vamos a regalar para que diga que sí? – Val asintió de nuevo con la cabeza, le encantaba la idea de ir a comprar una joya.

Flashback

Después de esa conversación, habían ido a una joyería y habían encontrado el anillo perfecto y habían puesto la inscripción perfecta.

Blam 4Ever

Sam no pudo evitar sonreír mientras veía a su amado atarle los cordones a su hija. Eran una familia perfecta y pronto lo serían legalmente.

– ¿Vamos? – Blaine preguntó cuando terminó de preparar a su hija.

– ¡Sí! – La niña saltó pero como llevaba puestos los patines se tambaleó al intentar apoyar los pies. El moreno fue más rápido porque sospechaba lo que pasaría y la agarró antes de que cayera al suelo.

– Tienes que tener más cuidado, ¿recuerdas? Deja que papi y yo ye ayudemos. – El ojimiel agarró una de las manos de la niña y el rubio se apresuró a agarrar la otra para mantener a la niña de pie. Así entraron a la pista de patinaje y se unieron a las personas que ya se encontraban ahí.

Iban dando vueltas muy despacio y pendientes de Valerie, que se esforzaba por mover los pies pero que realmente era arrastrada por sus padres. Sam estaba muy feliz al ver a las dos personas que más amaba sonreír y divertirse de esa manera y entonces lo supo. Ese era el momento, ese era el lugar.

El rubio se adelantó un poco para ponerse justo delante de Blaine y la niña, que pararon y lo miraron extrañados. No lo dudó, era el mejor momento, por lo que se puso de rodillas. El moreno contuvo la respiración, sabía lo que estaba a punto de suceder y no pudo contener la sonrisa. El ojiverde le guiñó un ojo a la pequeña, que enseguida se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

– Blaine... Tuve la suerte de conocerte gracias a una competición de coros. Estabas sobre el escenario acaparando toda la atención de los Warblers pero entonces era inmune a tus encantos... Luego, coincidimos en el McKinley pero no empezamos con buen pie... ¿Recuerdas? Nos peleamos porque no querías ponerte sexy, algo que todavía no entiendo, eres muy sexy... – La pareja rió ante el recuerdo, lejano, de los dos empujándose en la sala del coro. – Un día, Brittany me eligió para que fuera tu vicepresidente y desde entonces somos inseparables. Primero como los mejores amigos, con una amistad que poco entendían, pero que para nosotros era perfecta. Nos apoyamos el uno al otro en los éxitos, pero sobretodo, en los fracasos. Me ayudaste a encontrar mi camino y gracias a ti tengo el mejor trabajo y hago lo que me encanta. Gracias a ti he cumplido tantos sueños... Pero todavía hay uno que me queda por cumplir pero que espero que aceptes hacerlo realidad... Mi amado Blaine... ¿Me harías el enorme honor de casarte conmigo?

Para cuando Sam formuló la pregunta, las lágrimas bajaban por la mejilla del moreno y su sonrisa parecía que no cabía en esa cara y amenazaba con inundar el lugar. Valerie frunció el ceño porque nunca había visto a su padre llorar pero antes de que pudiera decir nada, su padre encontró su voz para poder hablar.

– Sí, claro que sí.

Escucharon aplausos mientras el rubio ponía el anillo en el dedo correspondiente, se levantaba y besaba a su prometido... Prometido. Esa palabra sonaba como música para sus oídos. La niña, al ser consciente de la atención que todos tenían en ellos, se escondió entre las piernas de sus padres, que cuando terminaron de besarse, miraron a su alrededor algo intimidados. Todos los allí presentes habían escuchado la proposición y estaban encantados de que tuviera final feliz. Evans cogió a su hija y los tres se fundieron en un abrazo. Iban a dar el último paso para ser una familia.

Después de un día agotador, Valerie se quedó dormida en los brazos de su papá Sam nada más cenar en un restaurante que tenía una zona de juegos para niños. Sus padres decidieron meterla en la cama nada más llegar a casa y por fin se quedaron a solas. Tenían que hablar de lo que querían para su boda, aunque sólo hubieran pasado unas horas desde que se habían comprometido.

Se sentaron en el salón y comenzaron a besarse mucho más apasionadamente de lo que lo habían hecho en la pista de patinaje. Estaban a solas y eso lo iban a aprovechar sin censura. No sabían si deseaban más sentir el cuerpo del otro o planear la boda.

– Deberíamos bajar la intensidad, Val podría venir en cualquier momento. – Blaine susurró, aunque querría seguir besando a su amado.

– ¿Y si hablamos un poco de la boda y luego trasladamos nuestra "reunión" al dormitorio? – El rubio propuso mientras se sentaba correctamente en el sillón para tener esa conversación.

– Una gran idea... ¿Cómo te has imaginado nuestra boda? – El moreno quiso saber.

– No me importa mucho... La verdad es que me gustaría algo sencillo... Aunque si prefieres otra cosa yo... – El dibujante comentó algo tímido pero fue interrumpido.

– Sencilla está bien, realmente sólo necesito una cosa ese día. – El ojimiel confesó.

– ¿Qué es lo que necesitas? – Evans preguntó, dispuesto a concederle cualquier capricho a su prometido.

– Necesito que tú estés junto a mí en el altar y digas "si, quiero". – El actor miró a su amado, que sonrió ampliamente.

– Cuenta con ello.

Volvieron a besarse y lo hicieron con tal intensidad que acabaron casi sin aire enseguida. Cuando se separaron, Anderson se levantó y tendió su mano al otro para dirigirlo hasta el dormitorio. Si lo pensaba bien, había mucho tiempo para pensar y planear la boda pero muy poco para celebrar adecuadamente su compromiso.


No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora