CAPÍTULO 14: DEJAR ATRÁS EL PASADO
Después de unos días, había llegado el momento del juicio. Sam no se había separado de su novio en los dos días anteriores con la esperanza de servirle de apoyo. Sin embargo, el rubio también tenía una ardua tarea en la corte, tenía que contener sus ganas de matar a las personas que habían dañado a lo que más amaba en el mundo. Sabía que sería algo difícil porque el sentimiento de venganza había estado en él desde el mismo día que pasó y sólo lo detenía el pensar en todo lo que el otro sufriría por las consecuencias que podría haber si hacía realidad ese deseo.
No eran los únicos en acudir allí. Los padres de Blaine y Cooper habían pedido unos días libres para poder acompañar al menor de los Anderson en tan difícil momento. Además, también estaban Mike y Tina, junto al resto de amigos residentes en Nueva York. Todos estaban ahí para que el ojimiel no se sintiera sólo en ningún momento.
Era el día de San Valentín, pero nadie había dudado en sacrificar sus planes románticos para estar junto a su amigo... Y Sam ya tenía preparada una maravillosa cita para ese sábado y un gran regalo para que su novio se olvidara de todos los problemas durante unos minutos... Bueno, tenía dos regalos, pero uno de ellos no era exactamente para su pareja y, aunque fuera a entregárselo en la celebración del día de los enamorados, para él no contaba como regalo.
Sin embargo, todo ese apoyo no consiguió evitar que le doliera ver a sus asaltantes mientras declaraba. Aunque realmente el que peor llevó todo fue Sam. Escuchar todo lo que pasó fue una auténtica tortura y deseaba ser él quién impartiera justicia. Aun así, intentó contenerse para no dañar aun más a su amado, que había depositado toda su confianza en él en esos duros momentos.
Después del juicio, decidieron acudir a una cafetería a la espera de la decisión del jurado. Todos intentaron mantener la atmósfera alegre para que Blaine no acabara hundido tras la dolorosa situación que había vivido. Acabaron compartiendo muchos recuerdos de infancia, anécdotas divertidas que habían vivido y que podía aligerar el humor de la situación. Todos reían a carcajadas cuando la señora Anderson contaba la vez que Blaine había mojado toda la ropa de Cooper y el mayor de sus hijos había perseguido a su hermano totalmente desnudo y se había quedado fuera de casa sin llaves y el menor no quería abrir la puerta para que no le pegara.
– Cooper tenía catorce años y estaba colado por la vecina... ¿Cómo se llamaba? – El señor Anderson miró a su esposa pero ella negó, indicando que tampoco recordaba el nombre.
– Amy. – El mayor de los hijos comentó de mal humor, decepcionado porque contaran esa historia.
– ¡Eso! La chica era tres años mayor que Cooper y él quería salir con ella... Con tan mala suerte que lo vio mientras estaba desnudo en la calle y... – Todos reían por las palabras del mayor.
– ¡Ay! – Blaine protestó tocándose la tripa y alertando a todos.
– Amor... ¿Estás bien? ¿Quieres que vayamos a casa? – Sam preguntó muy preocupado mientras acariciaba con suavidad la espalda del otro. El nerviosismo recorrió la mesa mientras esperaban saber qué era lo ocurrido.
– Estoy bien... Creo que... – El moreno acarició su vientre esperando volver a sentir eso que le había molestado. No era dolor, era algo incómodo.
– ¿Ha sido una patada? – La señora Anderson preguntó ilusionada.
– Creo... Creo que sí... Pero no siento más... – El ojimiel miró a su madre, deseoso de un consejo para saber qué era lo que había sentido. Tardó muy poco en notar la mano de su novio sobre su vientre, tan ilusionado con la esperanza de poder sentir a Valerie que consiguió la primera sonrisa sincera del embarazado ese día. Cada día era más feliz por todo el amor que su pareja le demostraba.
– Volverás a sentirlo, ya lo verás. Y Sam... Todos acabaremos sintiendo las pataditas de mi nieta... ¡Voy a ser abuela! – La mujer estaba muy ilusionada. Sus amigas en Ohio habían estado escuchando sus monólogos sobre el bebé y había empezado a confeccionar ropita para ella. Al principio en tonos verdes, blancos y amarillos pero últimamente el rosa era su color... Le habría gustado más tejerla que comprar las telas y coser pero el bebé nacería en junio y no sabía cuánto crecería antes de poder usar prendas de lana.
Pasaron varios minutos y Valerie no quiso dar más patadas, lo que le dejó realmente frustrados a Blaine. Quería compartir esa sensación con sus seres queridos, en especial con su amado Sam, pero parecía que la niña había preferido no hacerlo en ese momento.
Finalmente, la sentencia había llegado y los agresores pasarían varios años en la cárcel. Eso tranquilizó bastante a todos, que fueron a celebrarlo. Estaban en medio de la cena cuando Blaine agarró con fuerza la mano de Sam y la puso sobre su vientre. Pasaron apenas dos minutos cuando ambos sintieron la pequeña patada. Sus miradas se conectaron y la magia del momento hizo que todo a su alrededor desapareciera. Sus sonrisas relejaban su felicidad, olvidando por unos segundos todo lo que había pasado ese día. Porque hacía tiempo que habían entendido que ellos eran lo más importante.
– ¿Lo has notado? – El moreno preguntó ilusionado.
– Sí... Ha sido... Valerie... – El rubio no sabía ni qué decía. La emoción lo dominaba mientras las lágrimas asomaban en sus ojos. Su bebé era algo más real que nunca.
– ¿Puedo? – La señora Anderson interrumpió y se acercó a su hijo para intentar sentir la patada de su nieta. Tardó varios minutos en notar el movimiento, pero lo esperó con paciencia. – ¡Esto es maravilloso!
Sam sonrió a su novio cuando por fin llegaron a su apartamento. Blaine parecía algo cansado y todavía no se había desahogado por lo pasado esa mañana en el juicio. Agradecía que su familia y amigos estuvieran ayudando y apoyándolos, pero sabía que el moreno no se derrumbaría frente a ellos. Había mostrado demasiada "debilidad" cuando fue violado y cuando se enteró del embarazo y sabía que no lo volvería hacer.
Por eso quería que se quedaran a solas, para que pudiera llorar. Sin embargo, le sorprendió no ver las lágrimas en los ojos dorados de su amado. Se sentaron en el sofá, con el más bajo acomodado entre los brazos de su pareja, deseando sentir su amor.
– ¿Estás bien? – El rubio preguntó con curiosidad.
– Sí... Creo que ha llegado el momento de pasar página y dejar todo eso atrás. – El embarazado comentó totalmente seguro de sus palabras.
– Me alegra que digas eso, me gusta verte optimista. – Evans estaba feliz.
– Quiero... – Anderson se sonrojó y evitó la mirada de su novio.
– Mi amor... Puedes pedirme lo que quieras. – Las manos de Sam acariciaban la tripa de su pareja, deseando volver a sentir a su hija.
– Bueno... Sólo me queda algo para terminar de superar lo ocurrido. Quiero que tú y yo nos entreguemos completamente... Quiero sentirte dentro de mí para saber que ellos ya no me influyen en nada. – Blaine se sonrojó, sabiendo que estaba pidiendo algo complicado. Era consciente de que su pareja nunca había estado con un hombre.
– Sería nuestra primera vez... – El rubio se levantó y pasó sus manos por su pelo mientras miraba a su alrededor como si buscara algo. – Quiero que sea especial... ¡Dame unos minutos! Ve a la cocina y espérame allí, yo intentaré tener todo listo pronto.
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No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)
FanfictionA veces a las buenas personas les ocurren cosas malas. Hay veces que por más que quieras conseguir algo, no encuentras el momento de dar un paso para alcanzarlo. La paciencia y la valentía son dos cualidades necesarias para no perder la esperanza...