CAPÍTULO 40: MOMENTO PADRE-HIJA

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N/A: Muchas gracias a todos por leer y comentar... Tendremos unos 47 capítulos (al menos, eso parece, ya sabéis que puede cambiar)... Espero que os guste el final...

CAPÍTULO 40: MOMENTO PADRE-HIJA

Sam colgó el teléfono móvil y se fue a la habitación para hablar con su esposo, que todavía no se había levantado porque había pasado mala noche. Él estaba enfadado y luego tendría una conversación con Santana y Brittany, que, aunque tenían buena voluntad, no sabían todavía lo que era cuidar de una adolescente.

Valerie acababa de llamarla diciéndole que había ido a una fiesta con universitarios y que necesitaba que fuera a buscarla, que le había dicho a sus tías que iba a estudiar a casa de una amiga y, en su lugar, habían ido a un colegio mayor para asistir a una fiesta de fin de curso del hermano de una de sus amigas.

Sabía que algo no había ido bien, de lo contrario, él no habría recibido la llamada. Por eso avisó a Blaine de que salía pero no le especificó por qué, no quería preocuparlo en su estado, necesitaba descansar. Cuando informó al moreno, acudió a la habitación de Kevin y después a la de Alex para pedirle a los dos niños que fueran buenos chicos y que cuidaran a su padre mientras él no estaba. El último lugar al que entró fue la habitación de su hija para recoger algunas cosas que sospechaba que podrían necesitar.

Decidió ir en coche, era domingo y el tráfico no sería tan complicado y, además, el lugar al que iba estaba algo lejos. Cuando llegó a la calle, vio a su hija con una minifalda demasiado corta y que él no recordaba haberle permitido comprársela, una camiseta escotada y los zapatos de tacón alto en su mano. Sus ojos estaban rojos por haber llorado.

Sam sintió como si alguien hubiera apretado con fuerza su corazón y todo su enfado desapareció. Sólo quería coger a su pequeña en brazos y sacarla de allí, llevarla a un lugar seguro donde nadie la pudiera dañar. Sin embargo, sabía que tenía que mostrarse algo enfadado porque era algo que no debía repetirse. No importaba lo dolida que estuviera, tenía quince años y las fiestas universitarias no eran un lugar apropiado para ella.

– Valerie Stacy Anderson-Evans, sube al coche. – El padre ordenó y la castaña no dudó en obedecer. Cuando su padre utilizaba su nombre completo significaba que estaba muy enfadado.

– Lo siento papá. – La voz de la menor temblaba y era muy suave.

– Estoy muy enfadado contigo, no sé en qué estabas pensando cuando decidiste venir a esta fiesta. No le he dicho nada a Blaine porque no quiero preocuparlo en su estado, no quiero poner en riesgo al bebé. – Valerie se relajó, pensando que su progenitor no se enteraría y el rubio lo entendió enseguida. – Eso no significa que no se lo vayamos a decir, pero lo haremos cuando estés en casa, sana y salva. Sabes que te has ganado un castigo y muy grande. Hemos intentado ser comprensivos y darte espacio para que asimilaras lo ocurrido pero nada justifica lo que has hecho esta noche. ¿Te has parado a pensar en cómo se sentirían las tías si te llega a pasar algo? ¿O cómo podría afectar a tu padre y su embarazo? Entiendo que conocer lo que pasó antes de que nacieras ha sido un shock pero eso no justifica que hagas estupideces. Sé que no hemos sido los mejores padres del mundo, hemos cometido errores, pero creo que nunca has podido quejarte porque te faltara algo o no te diéramos el amor que mereces. Creía que confiabas en nosotros pero me he dado cuenta de que no es así. Se acabaron los juegos. Vas a volver a casa porque es donde debes estar y me importa una mierda si no quieres o todavía piensas que no soy tu padre.

Valerie se sentía fatal, nunca había visto a Sam así. Nunca había cometido una locura como esa y ahora que veía todas las consecuencias que podría haber causado a las personas que quería empezaba a marearse. Dolía todo lo que su padre le había dicho, pero había algo que quería decir.

– Sois los mejores padres del mundo. Ni Kevin ni Alex ni yo podríamos haber soñado con unos padres mejores... Por eso me duele que no seas mi padre.

– Soy tu padre, no importa lo que diga la genética, lo importante es lo que te dice el corazón... ¿Quieres dormir o podemos ir a desayunar primero? – El rubio preguntó y la menor lo miró con una sonrisa.

– El hermano de Mia me dejó dormir en su habitación... ¿Te lo cuento mientras desayunamos? – La castaña se sentía algo nerviosa pero quería mantener esa conversación tan necesaria.

Llegaron a una cafetería algo alejada de zonas turísticas, perfecta para poder conversar tranquilamente. Pidieron dos tés, a ninguno les gustaba el café, y varias galletas y muffins de varios sabores (un día era un día). Se sentaron en una mesa al fondo, esperando tener el menor número posible de interrupciones.

– Habla. – Evans no necesitó decir nada más, su hija comenzó con su relato.

– Mia y yo fuimos a una fiesta universitaria a la que estaba invitado su hermano. Él no sabía que íbamos a ir y, en cuanto nos vio, se acercó a nosotras y comenzó a discutir con ella. Yo me aparté para darles privacidad... Entiendo lo que es tener hermanos y sé que las discusiones pueden ponerse feas a veces... Cuando volví a verlo, me dijo que había mandado a su hermana a casa. Yo no sabía qué hacer, no podía llamar a las tías y mucho menos a vosotros, así que me quedé. Dos chicas de primero se acercaron a mí y estuve charlando con ellas. Me invitaron a un chupito de Tequila y eso era espantoso. Quemaba en la garganta y sabía muy amargo... – Valerie puso cara de asco con tan sólo recordar el sabor. – En un momento dado, un chico se acercó a mí y empezó a coquetear... Yo... Me sentí alagada y pensé que podría pasar un buen rato, besarnos y eso pero él tenía otros planes...

Sam se tensó, si algo no iba a soportar era que un desconocido se aprovechara de su niñita.

– ¿Qué pasó?

– Nada, cuando empezó a tocarme de forma inapropiada, el hermano de Mia llegó y me sacó de la fiesta, llevándome a su dormitorio. Me dijo que me quedara allí, que no se me ocurriera salir y le obedecí... Me sentí tan estúpida... Me arrepiento tanto... Sé que merezco castigo y lo aceptaré... – La menor se secó una lágrima.

– ¿Qué ha pasado? Tú no eres así... – El rubio mantuvo la calma, quería comprender.

– Me siento enfadada y dolida por lo que ha pasado. No entiendo porque no queréis que busque a mi padre... Tal vez, si me conoce...

– Termina de desayunar, después vamos a ir a un sitio. – El ojiverde ordenó y los dos guardaron silencio mientras terminaban las galletas y muffins que habían comprado. Había tomado la decisión más difícil de su vida y esperaba que su marido no se enfadara con él. No le gustaba actuar a sus espaldas pero no quería que su hija siguiera pensando que su padre era un cualquiera. Había llegado el momento de que supiera la verdad y, aprovechando que era domingo, podría hacer algo que, aunque doloroso, podría ayudar a que todo volviera a la normalidad. A él le dolía mucho que su pequeña no lo considerara su padre y tenía que demostrarle que padre es la persona que ha estado a su lado y no el que dejó embarazado a Blaine.

No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora